A punto de empezar el nuevo curso político, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, lanzó ayer una declaración de intenciones de la política que llevará en estos próximos meses, protagonizada, principalmente, por la economía, la controvertida consulta de Cataluña y el continuo debate con la oposición.

En la localidad pontevedresa de Soutomaior, el jefe del Ejecutivo defendió el resultado de sus reformas financieras, que según recalcó, han hecho que el Gabinete esté ahora «en condiciones de bajar impuestos», al tiempo que aseguró que no va a «bajar la guardia» y se comprometió a una «guerra sin cuartel» contra el paro.

En este sentido, destacó que, a pesar de los últimos «años difíciles», las mejoras económicas se consolidarán el próximo año, en el que España «va a ser el país que más crezca de la eurozona». A este respecto, indicó que el Gobierno revisará al alza sus previsiones de crecimiento y que «ya no se habla de brotes verdes, sino de raíces vigorosas».

Así, subrayó que «2014 será el año de la recuperación» y 2015, «el de la bajada de impuestos, del afianzamiento del crecimiento y de perseverar en los esfuerzos reformistas». De hecho, destacó la reforma fiscal, que entrará en vigor en enero, que beneficiará a «21 millones de contribuyentes» y que supondrá una rebaja media del 12,5 por ciento en la carga impositiva.

Rajoy, que defendió que el Ejecutivo ha sido «justo y equitativo» en los ajustes, remarcó que no va a «bajar la guardia». «No vamos a poner ningún piloto automático», indicó, al tiempo que advirtió de que las reformas «piden otras igual de audaces y comprometidas» y, en esa línea, añadió que «España está en disposición de plantar una guerra sin cuartel contra el desempleo».

Por otro lado, y sin nombrar expresamente a Cataluña, el presidente se refirió al desafío soberanista de Artur Mas, al subrayar que la «ley está por encima de todo», por lo que no va a «consentir» que «nadie viole» la legislación, para agregar que «lo que sea España, se decide entre todos».

En este sentido, recordó que «la soberanía nacional radica en el conjunto del pueblo español». «Estamos orgullosos de nuestra nación y queremos opinar sobre lo que es nuestro país», indicó.

«No hay democracia sin ley, y la ley está por encima de todo. Todos estamos obligados a cumplirla», remachó, para subrayar que «la unión hace la fuerza y la división siembra discordia».

Por ello, el popular aseguró que el Ejecutivo es «partidario de hablar», pero precisó que «un presidente del Gobierno no puede consentir que nadie viole la ley». «Y yo no lo voy a hacer», aseveró. «Espero que todos actúen con la responsabilidad que la ocasión requiere», añadió.

En concordancia con ese diálogo, Rajoy reiteró su oferta para «hablar» con los grupos parlamentarios de las reformas y medidas que permitan «mejorar las instituciones y fortalecer la democracia» y señaló que el PP ha presentado sus propuestas y está dispuesto a «sumarse» a las que presenten las otras fuerzas políticas.

Así, insistió en que el Gabinete quiere «tomar decisiones» y se mostró dispuesto a tratar cuestiones como el aforamiento de cargos públicos, los procesos penales y responsabilidades públicas o la regulación de indultos.