Paredes de cartón

M. Rodríguez
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Servicios Sociales tiene contabilizadas unas 60 infraviviendas en la capital, aunque el número de casas con problemas de habitabilidad podría rondar las 200 • El último poblado chabolista se localiza en Juana Jugán

La lumbre que mantiene constantemente encendida Adoración Romero Montoya apenas si amortigua el frío de estos días de invierno. Adoración, que asegura que tiene «muchos años y muchos dolores», vive desde hace años en una chabola en el camino de Juana Jugán, entre la avenida Juan Carlos I y la avenida de Madrid. Allí, junto a su marido que murió hace tres meses, levantó con paredes de cartón y unas uralitas un hogar para su familia. Una  espacio que se ha ido ampliando poco a poco para ir dando cobijo a sus hijos y a los nietos que han ido llegando.

Este poblado es el último asentamiento chabolista que hay localizado de la capital, aunque los servicios sociales del Ayuntamiento de Valladolid tienen contabilizadas 60 infraviviendas dispersas por distintas zonas de la ciudad, además de otro grupo con graves problemas estructurales y sanitarios, que elevaría el listado hasta unas 200. De todos estos casos, el más extremo puedo ser el de la familia Romero Montoya, ya que viven en la precariedad de una chabola, sin agua, luz y sin las condiciones mínimas de salubridad. «Viene todos los días don Manolo, el policía, a ver cómo estamos y nos trae agua y leña para la lumbre. También hablamos con la asistente social», relata Asunción, la matriarca. Esta anciana explica que tiene una pequeña pensión, pero pide ayuda para obtener alimentos «porque mis hijos no trabajan».

Los servicios municipales tienen controlado su caso, al igual que los de otras tantas familias que viven en una situación de marginalidad o exclusión social. La Concejalía de Acción Social cuenta con un informe de noviembre de 2015 donde se detalla la situación de sus viviendas y las condiciones en las que viven.

En este documento interno se constata que existen infraviviendas, además de en Juana Jugán, en la Cuesta de la Maruquesa y subida a Fuente el Sol, en el Barrio España y  San Pedro Regalado, en Pajarillos Altos y Las Flores, en Delicias Argales y Canterac, además de en el 29 de octubre, Las Viudas. Jesús Aramburu, en Juan de Austria, la Cañada Real y la zona centro. «La mayoría de las personas que viven en estas casas están con la ayuda de la renta garantizada o ayudas sociales. Los servicios sociales tienen trato permanente con ellos», explica Rafaela Romero, concejala de Acción Social.

Una vez elaborado este mapa de la pobreza habitacional en la capital, Romero asegura que se irá abordando esta situación «en la medida de nuestras posibilidades». La concejala lamenta que el Ayuntamiento tenga un «parque de vivienda muy escaso para ofrecer alternativas a estas personas» y asegura que la intención es «incrementarlo». Mientras, explica que se ha cambiado la normativa para que la oferta de vivienda social de VIVA a estos vecinos no les suponga más del 30% de los ingresos y se les puedan ofrecer viviendas con un alquiler mínimo de 30 euros. «Las ayudas de emergencia son un parche», pero recuerda que la prioridad es «plantear alternativas, empezando por los que están en peor situación».

Esta situación también preocupa a las asociaciones de vecinos de los barrios donde se localizan estas infraviviendas. Un ejemplo, son las reiteradas peticiones de los de la Cuesta de la Maruquesa para que desde el Ayuntamiento se aborden los problemas de seguridad en el barrio. María, una de las vecinas, comenta que hay dos zonas diferencias: una la de las viviendas de siempre y otra el asentamiento que hay en lo alto de la ladera. «Se han instalado en un solar vacío o han ido comprando casas de la zona», explica. Una zona que visitó la semana el concejal de Seguridad, Luis Vélez, para comprobar en persona las demandas de seguridad, asfaltado de calles o limpieza de solares.

Otro área donde también se concentra un gran número de infraviviendas es el barrio de Las Flores, donde un buen grupo de familias conviven en una sola calle. Desde la asociación vecinal se reclama al Ayuntamiento que se cumpla el compromiso de realojo que se alcanzó hace varios años, ya que además argumentan que muchas de las familias se muestran dispuestas a pagar un alquiler social para salir de la situación de marginalidad en la que viven actualmente. De momento, la solución se antoja lenta.