Las madres mayores de 40 años se quintuplican desde 1996

A. G. MOZO
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La edad a la que se es madre en Valladolid continúa subiendo y una de cada diez mujeres ya da a luz con más de 40 años. Aunque son la excepción, también las hay con más de 50. El número de partos múltiples se estabiliza alrededor del centenar anual

Las mujeres vallisoletanas cada vez retrasan más su maternidad. Pese a que la edad media a la que se tiene el primer hijo apenas ha subido un año en lo que va de siglo (de 30,47 a 31,6), la realidad es que cada vez son menos las que dan a luz antes de alcanzar la treintena y que el número de madres de más de 40 años no para de aumentar, hasta el punto de haberse quintuplicado en apenas dos décadas. Esta es una realidad que se ha ido acentuando durante los primeros años de este siglo, por el cambio de costumbres que ha llevado a muchas parejas a posponer la decisión de ser padres, y que se ha consolidado en la actual década, a cuenta de la honda crisis económica que sufrió el país y que complicó la situación de miles de familias.
En 1976, la mayor parte de las vallisoletanas eran madres entre los 23 y los 28 años; en 1986, la edad se situó en la franja entre los 25 y los 30; ya en 1996, el grueso de los alumbramientos los protagonizaron mujeres de entre 29 y 34 años; en 2006, se fue a la horquilla de los 31 a 36 años; y ahora (los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística son de 2016) está entre los 35 y los 39.
«España encabeza el retraso en la maternidad en Europa», según pone de manifiesto un estudio al respecto elaborado por la Unidad Autónoma de Barcelona (UAB) recogido por este periódico y que refleja que «entre los años 1985 y 2012, la edad media a la primera maternidad se aplazó de los 26 a los 30 años y medio, lo que las sitúa en una edad en que la fertilidad cae de forma acelerada».


LA GENERACIÓN X. Ello es debido a que ha llegado el turno de la maternidad para las mujeres de la generación X, hijas en muchos casos del Baby Boom español, pero convertidas en «las más mujeres más infecundas en 130 años», tal y como explica el informe del Centro de Estudios Demográficos de la UAB (titulado La infecundidad en España: tic-tac, tic-tac, tic-tac!!!), que apunta que «entre un 25 y un 30 por ciento de las nacidas en la segunda mitad de los años 70 no será madre y, muy probablemente, una de cada cuatro nacidas en 1975 no tendrá hijos al llegar a los 50».
En 1996, hace dos décadas, ser madre con más de 40 en Valladolid constituía la excepción; entonces, de los 3.703 partos registrados ese año, menos del dos por ciento, los protagonizó una mujer de más de 40 años: 68. Diez años después, el porcentaje saltaba hasta el 5% (238 de los 4.765 alumbramientos por madres cuadragenarias), mientras que el último dato registrado por el INE lo eleva al 10%, tras anotar el récord de partos de mayores de 40: 397 (sobre un total de 3.986), lo que son casi seis veces más que hace dos décadas y el colofón a una tendencia invariable.
Tanto, que en el último decenio se han registrado en la provincia diez partos de madres de más de 50 años, dos de ellos en 2016, una situación íntimamente ligada al incremento de mujeres que debe acudir a alguno de los procesos de reproducción asistida, tal y como apunta la jefa de esta Unidad en el Hospital Río Hortega, Ana Belén Rodríguez Bújez: «No cabe duda de que es una prestación cada vez más demandada por la población y, por ello, los objetivos deben ir encaminados facilitar el acceso a las técnicas y a tratar de mejorar su rendimiento».


MENOS MUJERES FÉRTILES. «Cada vez las parejas retrasan más la maternidad. La media de parejas estériles es de una de cada seis», apunta Luis Rodríguez-Tabernero, jefe de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Clínico, quien detalla que «a medida que aumenta la edad, ese es un porcentaje que se va incrementando» y que «ya por encima de los 40 años de la mujer, la mitad de las parejas necesitará ayuda para quedarse embarazadas». «Estamos en la parte de descenso de la población del Baby Boom y eso se traduce en que haya menos mujeres en edad fértil que las que había hace 8 o 9 años», detalla el experto.
Otro de los fenómenos que está íntimamente ligado al aumento del uso de técnicas de reproducción asistida es el incremento de partos múltiples. En el periodo analizado (1996-2016), los casos de gemelos y trillizos (y de manera excepcional, cuatrillizos) se han duplicado, al pasar de los 42 casos de hace dos décadas a los 95 del último dato, con madres que en dos de cada tres casos superaban los 35.
El número de partos múltiples (dobles, ya que apenas se da un caso de trillizos al año y el último de cuatrillizos contabilizado es de 2002) se mantiene invariable en la franja del centenar desde hace diez años, con las excepciones anotadas en 2009, 2010 y 2011, cuando la cifra se fue hasta los 114, 121 y 134. 
Respecto a la edad materna en los casos de gemelos y trillizos, también hay una subida, aunque menos acusada que la registrada en el global del análisis; se pasa de la franja 30-34 años de hace un par de décadas, a la actual de 35-39. «La fecundación in vitro (FIV) tuvo mucho que ver en el aumento de partos múltiples», relata el jefe de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Clínico. «En los foros de médicos especialistas se hablaba de epidemia, incluso. Ahora ya se ha logrado, prácticamente, erradicar los embarazos triples porque ya ninguna unidad seria transfiere tres embriones; nosotros hace dos años que no tenemos aquí ninguno. Y ahora la lucha es tratar de aumentar los embarazos únicos, tratando de disminuir los gemelares».

 

REDUCIR LOS GEMELOS. Aunque no para todos supone un hándicap. «Es verdad que hay parejas a las que no les importa tener gemelos, ya que, a nivel de la sanidad pública, tras una gestación, ya no hay más tratamientos, con lo cual muchas parejas dicen que no les importaría tener dos y, pese a que informas de los riesgos, cuesta convencerles; y porque es verdad que transfiriendo dos hay más posibilidades de éxito, lo que hace que muchas parejas quieran ir a lo seguro. Se lucha y, progresivamente, año a año, vamos haciendo más transferencias de un embrión», finaliza el doctor.
El estudio Centro de Estudios Demográficos de la UAB señala que solo un 2% de las mujeres no puede tener hijos por razones biológicas, porcentaje al que se suman las que sí eran fértiles, pero que debido al retraso de la edad de maternidad, experimentan «baja fertilidad» o «infertilidad sobrevenida con la edad», como lo define el informe. El resto de supuestos completan el dibujo de esta infecundidad actual: mujeres que no desean tener hijos; las que pueden y quieren, pero que creen que son demasiado jóvenes; y las que, pudiendo y queriendo, también lo aplazan debido a que «no reúnen aún ni las condiciones familiares ni materiales», la llamada «infecundidad transitoria».

 


 

El número de madres adolescentes, como en los 90

 

En 2016 fueron cuarenta las menores de edad que tuvieron un hijo en Valladolid, dos de ellas incluso por debajo de los 15 años. Los expertos lo vinculan a la inmigración

 

En España, la maternidad en la adolescencia afecta a casi ocho de cada mil mujeres. La evolución del fenómeno ha sido variable en los últimos tiempos, tras el hondo descenso de la tasa entre finales de los 70 y el inicio del siglo XXI, cuando en Valladolid apenas había una decena de casos al año; nada que ver con el centenar que se anotó en 1978, 1979 o 1980, una época tras la que fue bajando de manera constante y progresiva hasta volver a repuntar a partir de 2002 e instalarse ya en la franja de los 30-40 casos anuales
Según los últimos datos del INE, en 2016 hubo 40 menores madres en Valladolid, dos de ellas de 14 o menos. El Ayuntamiento, en los CEAS o el Centro de la Igualdad, atiende a estas jóvenes, que son derivadas a una casa de acogida de Cáritas, donde «se las ofrece el apoyo que necesitan», tal como explica la directora del Centro Municipal de la Igualdad, Consuelo González: «Tienen sus necesidades muy particulares y se les da la atención que demandan».
Los expertos ligan la subida de casos de madres adolescentes, que vuelve a cifras del inicio de la década de los 90, al aumento de la inmigración, si bien dicen que no se puede llegar a elaborar un patrón común.
Los estudios sobre el fenómeno destacan la «positiva valoración» que hacen algunas de estas madres jóvenes de sus vivencias. «Tiene que ver con el desarrollo de un amor incondicional hacia el hijo, la asunción de responsabilidades y el refuerzo de su identidad», lo que, según destaca Relatos de madres adolescentes (Centro Reina Sofía), «contradice la visión tradicional del fenómeno como indicador de un riesgo de exclusión social».

 

 

 

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