El Ayuntamiento cruza datos con el catastro para buscar morosos

M. Rodríguez
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El plan de inspección tributaria del Consistorio de Valladolid para este año busca regularizar a los miles de propietarios que no tributan por sus inmuebles · En 2015 se destapó un fraude fiscal de 2,1 millones de euros

El plan de inspección tributaria del Ayuntamiento de Valladolid para 2016 se centrará en localizar a los contribuyentes que eluden o no pagan por el valor que corresponde a sus propiedades en el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Los técnicos municipales del área de Hacienda intentarán evitar esta bolsa de fraude fiscal, en el tributo municipal que más ingresos reporta a las arcas del Consistorio, rastreando en el censo de fincas ‘fantasma’ que no tributan, pero también en el de las que hayan realizaron reformas que incrementen el valor catastral de la vivienda, pero que todavía no se ha repercutido en el recibo.


 El último censo conocido de fincas ‘fantasma’ en la provincia de Valladolid elevaba esta cifra hasta casi las 5.000, gran parte de ellas localizadas en la capital. Son inmuebles  o solares sin dueño oficial y por tanto sin propietario identificado que tribute por ellas. Pero también en muchos casos son nuevas construcciones o proceden de la ampliación, reforma, rehabilitación, demolición o derribo de las ya existentes; en otros casos proceden de herencias no registradas.


El Ayuntamiento de Valladolid tiene previsto firmar un convenio con la Dirección General del Catastro para agilizar la valoración de estas propiedades y poder así ejecutar el cobro de nuevos recibos del IBI. Esta agilidad se basa en que los técnicos municipales cuentan con los datos de los servicios urbanísticos para actualizar estas valoraciones. «El plan tiene previsto potenciar el servicio de inspección y así perfeccionar las actuaciones en este impuesto para corregir las titularidades y agilizar las altas», según explica el concejal de Hacienda, Antonio Gato.


Además, el planteamiento del equipo de Gobierno es «vincular el valor de las obras ejecutadas en los inmuebles al valor catastral, con la finalidad de que el IBI y las tasa que puedan verse afectadas se ajusten al nuevo valor catastral que corresponda después de las obras realizadas», reitera. Esto implica que en la nueva valoración se tenga en cuenta la superficie correcta de la propiedad, el valor de las obras realizadas o sus nuevos usos.


En la planificación de estas actividades fiscalizadoras también se presta especial atención al Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana (IVTNU). En este caso se pretende regularizar a los contribuyentes que no hayan autoliquidado este tributo por la compra-venta de una propiedad o por herencia.


Este impuesto es uno de los que más bolsa de fraude fiscal registra. El servicio de inspección tributaria municipal levantó el año pasado 667 actas que supusieron unos ingresos extras para las arcas municipales de 927.890 euros. Una cifra que casi duplica la de 2014, cuando los técnicos municipales levantaron 614 actas por el impago de 569.570 euros por este tributo municipal.


En total el plan de inspección fiscal de 2015 destapó un fraude fiscal en los tributos municipales por valor de 2,1 millones de euros, mientras que el mismo plan en 2014 consiguió recaudar 1,1 millones de euros extras después de levantar 990 actas por impago. Una de cifra de actas muy similar a la del año pasado, con 994 actas, que motivaron el pago de 1,8 millones de euros en periodo voluntario, mientras que los técnicos municipales se vieron obligados a abrir 500 expedientes sancionadores para cobrar 281.010 euros.


«La labor de inspección es poco valorada pero es básica para hacer justicia tributaria, además de desincentivar al defraudador», reitera Gato. El concejal defiende que si hay una buena inspección se incrementan los porcentajes de recaudación en periodo voluntario. Aunque también destaca que los vallisoletanos son buenos pagadores y los porcentajes de pago en plazo superan, de media, el 90%.