Una opción más real

M.R.Y.
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Tras convertirse en el único candidato republicano a la Presidencia, Trump sigue rompiendo esquemas y adelanta a Clinton en los sondeos de intención de voto

 
Cuando el 16 de junio de 2015 Donald Trump anunció su candidatura a la Presidencia de EEUU, pocos le tomaron en serio. En aquel encendido discurso, en el que prometía «devolver a EEUU a su grandeza», denunciando «la decadencia económica» del país y «la ineficacia» de la Administración Obama «en política exterior, especialmente en Oriente Próximo», el magnate inmobiliario se sumaba a una terna de aspirantes por el Partido Republicano que alcanzó hasta 17 nombres y entre los que el empresario se situaba, al principio, en una modesta posición entre las preferencias, lideradas por Jeb Bush y Ben Carson.
Si desde el bando demócrata parecía más que evidente que Hillary Clinton no se llevaría un nuevo varapalo -como el que vivió en 2008 frente a un desconocido Barack Obama- y sería quien se postulase a suceder en la Casa Blanca al presidente en las elecciones del 8 de noviembre, en el lado conservador la batalla estaba más abierta, aunque el controvertido millonario comenzó a cobrar fuerza con mensajes directos, sin tabúes y llenos de polémica, hasta el punto en que se ha convertido en el único republicano que ha quedado en la batalla.
Mientras buena parte del país, e incluso de la comunidad internacional, se frota los ojos ante el virtual candidato, que el pasado jueves superó los delegados necesarios para lograr la postulación en la convención de Cleveland, los últimos sondeos siguen dando sorpresas. Y es que parece que Clinton no lo tendrá tan fácil como se preveía para derrotar a Trump.
Desde que el pasado 4 de mayo el magnate se convirtiera en el único postulante republicano por la retirada de Ted Cruz y John Kasich, éste no ha hecho más que recortar distancias con la demócrata, quien parece estar desgastándose en la batalla que libra con Bernie Sanders en las primarias.
Así los demuestran los últimos sondeos a nivel nacional publicados esta misma semana. En los dos primeros, la ex primera dama mantenía una leve ventaja sobre el polémico millonario neoyorquino, de seis puntos en el mejor de los casos. Pero, con el paso de los días, otras dos encuestas llegaban a apuntar que Trump superaba a la que previsiblemente será su rival en noviembre en hasta tres puntos.
Así, según el promedio sobre los análisis de intención de voto, ambos están virtualmente empatados, ya que el republicano cuenta con un 43,4 por ciento de apoyo y la progresista con un 43,2. También firman tablas en la impopularidad que registran, un dato histórico del 57 por ciento en el primero y de un 51 en la segunda, unos niveles nunca alcanzados entre anteriores aspirantes a la Casa Blanca.
Ésa es, precisamente, la baza que debe jugar Clinton una vez se despeje su camino y pueda contar con el respaldo de un partido que actualmente está dividido entre Sanders y ella. La esperanza de la exsenadora es que, una vez sea nominada, todos los demócratas se unan para evitar que un rival de retórica xenófoba, ultranacionalista y sexista pueda alzarse con el poder de la primera potencia del planeta.
Pero los sondeos siguen dando alas al empresario. Según un informe de la Universidad Quinnipiac, este año votarán más los blancos y menos las minorías que en 2012, de modo que será el sector más favorable a Trump el que acuda en masa a las urnas. La ex senadora cuenta con el respaldo de las mujeres, los hispanos y los afroamericanos, mientras que el conservador es el preferido entre los hombres de raza blanca. 
Quedan poco más de seis meses para las elecciones, mucho tiempo para que Clinton pueda dar un vuelco o Trump siga rompiendo previsiones.