¿Trendy o de moda?

Agencias
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La publicidad es uno de los campos en los que más se utiliza terminología en inglés, hasta el punto de que 322 marcas lo hicieron en sus 'sports' a lo largo del año 2015

Es una eterna lucha... ¿Qué tal se le da hablar inglés? Seguro que la respuesta es algo así como ‘bueno, vaya, entiendo, pero no lo hablo...’. ¿Entender? ¡Claro que entinde!, probablemente más de lo que piensa, pues la presencia y los impactos en el idioma de los hijos de la Gran Bretaña es algo totalmente cotidiano en nuestro día a día. Al margen de los términos del tipo bistec, sandwich, boom o look, que llevan décadas siendo nuestros, la globalización ha traído consigo una transformación del español mucho más rápida y cada vez son más los que, pese a dominar la lengua de Cervantes, se mueven en ámbitos laborales en los que imperan los términos ingleses. 
Una de las áreas en las que más se ha incrementado este cambio lingüístico es en la de la publicidad, lo que afecta no solo a los profesionales sino a toda la ciudadanía, el público objetivo de los anuncios. ¿Prefiere usted almorzar con sus amigos en un restaurante parrilla o en un lunch and grill? ¿Se siente trendy con su outfit de hoy? Push, media planner, always-on... un estudio ha localizado en torno a 500 anglicismos que se usan habitualmente en las campañas. Es más, la misma investigación revela que muchos anuncios tienen eslóganes en ese idioma, pese a que España es uno de los países de la Unión Europea con peor nivel en esta lengua.
«Queremos aparentar que dominamos este idioma porque somos unos paletos». Así de tajante se mostraba Fernando Herrero, presidente de la Academia de Publicidad. Esta institución, junto con la Real Academia Española (RAE), han analizado todos los anuncios gráficos y televisivos emitidos en España en 2015 y concluyen que 322 marcas utilizan el inglés de forma sistemática.
«Me produce un profundo desagrado esta situación», agregaba Darío Villanueva, presidente de la RAE, quien considera que cuando «el complejo de inferioridad avanza, recurrimos al inglés como si diese superioridad».
 
lengua que no enamora. Y es que existe la idea generalizada de que este idioma extranjero hace que aquello que se quiere vender sea «más atractivo a los compradores», agrega Herrero.
Creemos que solo las marcas extranjeras lo utilizan, pero no es así: el 8,3 por ciento de las nacionales también recurren al inglés en sus anuncios publicitarios.
Uno de los sectores que más opta por ello es el de la automoción, donde el 65 por ciento de las marcas optan por extranjerismos, sobre todo en sus eslóganes.
«La publicidad vende sus productos en inglés y, aunque no seamos capaces de entender el significado del anuncio, adquirimos el producto porque nos hace ser mejores y aparentar ser chic y tener glamour», agrega Villanueva.
Sin embargo, Herrero cree que la esencia de la publicidad es enamorar al consumidor para que éste adquiera el producto pero que, con la utilización de otra lengua, esa idea está desmoronándose porque «se pretende emocionar en otro idioma», algo que, en su opinión, «es imposible».
Intentan transmitir el amor o el odio... «pero es imposible hacer llegar esto cuando el idioma no se corresponde con el que hablamos» apostilla. «Es imposible llegar hasta el alma con el inglés», zanja.
Como extensión de lo que nos llega por los medios de comunicación, los anglicismos no solo están presentes en estos soportes. Es más que común recurrir al uso de palabras inglesas en la vida cotidiana: el bar de copas es un pub o un nightclub, quedamos para un lunch o un brunch en vez de tomar el aperitivo, la tienda de artículos de belleza es una beauty shop o conocemos los productos ecológicos como fresh food.
 
Apartado tecnológico. Moda, publicidad... y tecnología. El imparable avance de este campo y la novedad en muchos casos hace que no se lleguen casi ni a traducir algunos de los nuevos conceptos. Web, blog, social media, hashtag, tablet, banner, startup... por no hablar de los cotidianos mouse, mail, imput, follower, likes...
Ante este aluvión de nueva terminología, tanto Villanueva como Herrero aseveran que es necesario «volver al orgullo español», aunque luego se recurra al made in Spain para promociona la marca España.