Cristina Borreguero: «Hace falta una marca que impulse la cultura de Castilla y León como Tierra de Sabor hace con los alimentos»

Pablo Álvarez / Valladolid
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Entrevista con la directora de la Cátedra Fundación Villalar

Cristina Borreguero habla con pasión de Castilla y León. Salmantina de nacimiento, es catedrática de Historia Moderna en la Universidad de Burgos y desde ella dirige la cátedra Fundación Villalar, que trata de potenciar desde el ámbito académico los valores autonómicos, no sólo desde el imprescindible estudio del pasado sino desde el conocimiento del presente para construir el futuro. De ahí las jornadas que organiza la cátedra como el próximo día 20  en Burgos sobre el valor del patrimonio natural de Castilla y León, «que también eso es identidad» y proyectos en marcha que permitan avanzar en la construcción del proyecto de Comunidad.

¿Algún día será Castilla y León una Comunidad y no la suma de nueve provincias?

Yo pienso que sí porque lo ha sido. Castilla y León es un territorio pero sobre todo es una historia, que a su vez ha sido central en la historia de España. No olvidemos que Castilla ha sido Andalucía, Extremadura, Galicia, Asturias... Todo era Castilla. Eso conviene tenerlo presente. A esto hay que sumar la lengua que nos une. El español nació aquí, no lo podemos olvidar. Ambos elementos anudan la identidad de Castilla y León y en el futuro cada vez se sentirá mucho más. Se han hecho muchos esfuerzos pero creo que se puede sacar mucho partido y hay que llevarlos más allá. Hay muchos proyectos que no concluyen y se abortan a medio camino. Hay que llegar hasta el final.  

¿Hasta qué punto el proyecto de construcción de España ha fagocitado la identidad comunitaria de Castilla y León? Cuando las encuestas preguntan por esa identidad, en esta región predominan los que se sienten de su provincia y de España antes que por castellanos y leones.

Yo misma he hecho esta pregunta a mis alumnos e impera el sentimiento español. Pero cuando profundizas en esta cuestión puedes observar que aunque no certifiquen que son castellanos y leoneses, porque no tienen necesidad, sí que muestran su aprecio por su tierra, la valoran y cuando han salido quieren volver... Hay una entrañabilidad y una vinculación con esta tierra que no podemos obviar, aunque a la hora de expresarlo no se exteriorice tanto como en otros territorios. También eso forma parte de nuestra identidad.

¿No le da envidia el sentimiento de pertenencia a un proyecto común que se puede ver en otras comunidades? Ahí está Cataluña, pero fuera de las regiones más nacionalistas también se observa en Andalucía, La Mancha...

Yo no tengo envidia. Me siento muy castellano y leonesa. Soy de Salamanca, he vivido mucho tiempo entre Salamanca, Valladolid y Burgos y tengo un sentimiento muy arraigado. Puedo tener envidia de esas expresiones que exteriorizan esa vinculación con un territorio pero no desmerece mi sentimiento por mis raíces, que no es necesariamente exterior sino que es muy interior.

¿Cómo se puede potenciar ese sentimiento autonómico?

Una idea que hemos empezado a potenciar desde la Cátedra Villalar es la ensalzar a los mejores de los nuestros. La Junta de Castilla y León organiza todos los años unos premios para reconocer a las personas destacadas en diferentes ámbitos de la sociedad. Pero después de la ceremonia no hay más. Se queda ahí. Por es tratamos de ir más allá e invitar a esos premiados, que tienen mucho que decir, para ponerlos en valor y conocer el por qué de esos premios.  Esa es una forma de tratar de sentirnos orgullosos de nuestros contemporáneos. Pero no nos quedemos en lo que falta, creo que se ha hecho mucho en Castilla y León. Es un proceso que va anudando intereses y sentimientos. Creo que se va en esa línea. Es cuestión de tiempo.

¿Esos premiados pueden ocupar el lugar de los símbolos comunes que faltan en Castilla y León?

Los símbolos ayudan a esa unión. Pero no creo que sea el punto fundamental. Creo que es más importante que los jóvenes y la sociedad en general valore lo que se tiene y lo que muchos castellanos y leoneses son capaces de hacer hoy día. No valoramos a nuestras gentes más relevantes hasta después de mucho tiempo.

Castilla y León carece de himno ¿hace falta uno?

Castilla y León no necesita himnos, tiene una idiosincrasia, una identidad más fuerte. Si se tiene sería muy loable, pero no creo que esté entre lo prioritario.

¿En qué medida el cine y las series históricas pueden contribuir a convertir en símbolos a sus protagonistas, como Isabel la Católica, Carlos V o antes Juana la Loca, con la película?

Como historiadora, me gustaría destacar el papel que están teniendo las series televisivas basadas en personajes históricos. Están siendo un éxito que tienen reflejo en el turismo. Lo que demuestra que esos símbolos están ahí, lo que es necesario es ponerlos en valor y presentarlos de una forma atractiva que llegue al público. Las series históricas sobre figuras como Isabel la Católica o Carlos V tienen un gran número de seguidores en la pantalla y despiertan el interés de todo tipo de público. Eso también es una seña de identidad. Nunca había venido tanta gente a Castilla y León para buscar las raíces históricas de estos personajes. Ojo, que el año que viene hay mucho que hablar de Carlos V porque es un gran centenario de su coronación como Rey de España. Creo que sería muy interesante aprovechar ese interés que actualmente despierta esta figura.

¿Hasta qué punto ayudan a crear comunidad?

Lo podemos ver cuando visitamos los municipios relacionados con estas figuras históricas. Hay gente que está interesantísima en conocer Medina del Campo, Arévalo, Dueñas, Madrigal de las Altas Torres, Tordesillas... precisamente por las series. Yo veo que ha venido mucha gente y creo que hay que aprovecharlo. Es una muestra de que esos símbolos que nos unen están ahí y sólo hay ponerlos en valor.

¿Además de los personajes que ya han sido protagonistas de estas series, quién más merece una película relacionada con la historia de Castilla y León?

Felipe II. No sé si las series continuarán de forma cronológica. Fue un personaje único en la historia. Tenemos que pensar que fue el gran siglo de la Monarquía Hispánica, un gran imperio cuyo centro fue primero Valladolid y a partir de 1561 se traslada a Madrid y El Escorial. Hay que recordar que Felipe II mandaba a sus agentes a informar con La India, toda América. Imaginémonos toda esa tela de araña de contactos que llegaba a todo el mundo y que pasaba por aquí, por Castilla. Era impresionante.

¿Entonces, cualquier tiempo pasado para Castilla y León siempre fue mejor?

No. Creo que el presente no es malo. Puede ser mejor, pero no es malo. Pienso que estamos en un momento histórico muy bueno. La humanidad mejora con el tiempo, no lo olvidemos. Los tiempos que vivimos son envidiables. Siempre vemos las carencias y los castellanos y leoneses estamos acostumbrados a ver siempre lo que falta, pero somos afortunados. Sólo hay que ver la sanidad, por ejemplo.  

¿Qué diría a quien piensa que Villalar es la celebración de una derrota?

Eso les digo a mis alumnos. Hay que tenerlo muy presente, pero no es sólo la celebración de una derrota. Es la apertura de un país a un imperio, a una dinastía internacional, los Habsburgo; a una época nueva. Carlos V abrió España a Europa. Ese fue el momento de la gran apertura de Castilla a Europa.

Tierra de Sabor es una marca de calidad aceptada en todo el territorio y reconocida. ¿Sería posible encontrar otro aglutinante más allá de los alimentos?

Sería posible y la podríamos hallar en el mundo cultural. Habría que trabajar para diseñar una marca de nuestra cultura, como Tierra de Sabor ha hecho con los alimentos. De hecho la han encontrado las series históricas. Hay una riqueza cultural enorme. En cualquier parte encuentras una iglesia románica, un escudo... Castilla y León es un gran museo. Habría que dar una vuelta a eso. Nuestros pueblos están plagados de cultura. Esa marca sería un gran avance.

En los nacionalismos y por extensión los regionalismos, lo que más une suele ser un enemigo común. Castilla y León no lo tiene.

Y ojalá no lo tenga nunca. Ese no es el camino. Lo que tenemos que hacer es extraer la esencia que tiene esta tierra. Lo mismo que Tierra de Sabor ha dado una clave en el campo, por qué no una seña de identidad cultura que sea común. Creo que puede haberla.

¿Cuál es el gran problema de Castilla?

La falta de población. Somos la tercera región más extensa de Europa y estamos con algo más de dos millones de habitantes y eso es una pobreza demográfica impresionante.

A grandes problemas, grandes soluciones...

Ojalá pudiera darla, pero no creo que sea la persona indicada. Lo que sí que puedo destacar es la importancia de la demografía en la historia. En España, las grandes aventuras de Carlos V y Felipe II fueron gracias a un excedente demográfico. El descubrimiento de América fue posible gracias a que en Castilla había mucha gente. China tenía la técnica para haber llegado a América igual que Castilla pero faltó voluntad y gente necesaria. Si no fuera por ese excedente demográfico no habría aventuras de conquista. La pobreza demográfica que ahora padece Castilla y León y España impide afrontar nuevos retos. El problema para un gran proyecto de Castilla y León es demográfico, no de falta de ideas, no de sentimientos contrapuestos.

Usted que trabaja con jóvenes estudiantes en la universidad, cuando ve que se tienen que marchar a buscar empleo fuera, ¿qué piensa?

Yo les animo a que salgan fuera a aprender. Pero luego todos intentan volver. Eso es importante. No todos lo consiguen, pero muchos sí, cuando ya están consolidados. No es una desgracia irse, el problema sería no poder volver y muchos pueden volver. Lamentablemente no todos.

La cátedra Fundación Villalar trabaja en las señas de identidad. ¿Si tuviera que elegir una, cuál sería?

Resulta difícil. Yo soy historiadora y mi principal seña de identidad es la historia, pero en el más amplio sentido. No hablo del pasado, sino también del futuro porque la historia se construye día a día. La seña de identidad más potente de Castilla y León es su potente historia.

Cuando se habla de Castilla y León siempre se recurre a la historia pero pocas veces al futuro. ¿Es porque tiene más pasado que futuro?

Tiene mucho pasado y ese gran pasado necesita ser conocido e interiorizado. Observo que los estudiantes llegan con ciertos conocimientos pero no interiorizados. Eso es fundamental. Y saber que en una época fuimos una potencia extraordinaria y ahora puede llegar a serlo de nuevo. No hay obstáculos. La única barrera es saber caminar ese sendero. Si Castilla lo consiguió una vez, por qué va a volver a ser una gran potencia de nuevo.

¿Dónde está el problema en esa falta de conocimiento de la historia?

Hay que hacer más hincapié en la historia en los currículos de Secundaria. Hay profesores magníficos pero llegan a la universidad con poco conocimiento. No estaría de más una asignatura específica incluso de la historia de Castilla y León. Pero es muy difícil poner en marcha estos cambios cuando estamos en un sistema en el que se priman las técnicas, las ciencias... Los humanistas estamos cansados de los moldes científicos. Somos otra cosa. Somos pensadores. Nos exigen patentes y ese concepto es difícil. Sólo se financia lo científico y lo técnico. Me gustaría romper una lanza por las humanidades. Se nos deja a un lado. Ya no interesa tanto. Pero esto es importante. Haremos Castilla y León con ideas, no con números solo. Pero es necesario tener también números, por ejemplo en población.

Ha hablado del idioma como elemento clave de la identidad regional pero a la hora de captar alumnos extranjeros que quieren aprender español, la primera ciudad es Granada. ¿Qué falla?

Salamanca tiene un potencial extraordinario. En un momento ha tenido 9.000 estudiantes extranjeros. Eso es un número importantísimo. Lo que quiero decir es que la gente viene mucho a Castilla y León. La universidad de referencia en el extranjero para aprender español es Salamanca. Es emblemática.

¿Cree que se puede aprovechar mejor la llegada de esos estudiantes que vienen a aprender español a Castilla y León para conocer el resto de la Comunidad?

Por supuesto. Pienso que se puede hacer mucho más, pero también es bueno reconocer que todas las universidades están trabajando en este sentido y se empiezan a recoger los frutos.  

En el ámbito investigador, da la sensación de que la universidad vive de espaldas a la realidad autonómica. Se echan en falta estudios sobre la realidad actual de Castilla y León, sus problemas y sus fortalezas. Quizás se hagan, pero no trascienden.

Creo que eso es cierto. Me parece que hay que estudiar más Castilla y León. Pero para ello hay que poner a disposición de los investigadores y de los estudiosos más fondos. Hemos pasado una grave crisis que hemos superado como hemos podido. Los investigadores estamos faltos de subvenciones económicas que permitan acometer estudios de calado. Desde 2007 y 2008 se ha notado muchísimo la crisis y al profesorado se le ha atornillado mucho. Efectivamente, faltan investigaciones, se puede hacer mucho más pero los estudios no nacen como las setas, hay que financiarlos. Hay que invertir sin buscar una rentabilidad inmediata, que llegará en un  futuro.