Ávila: «La decisión ha sido más forzada, no me lo había planteado»

Manuel Belver
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El jugador del Atlético Valladolid habla de su no renovación, del pasado, del presente y del futuro

El Atlético Valladolid anunció esta semana que Ávila no seguiría en su plantilla. Hablar de José Ángel Delgado Ávila es hacerlo de balonmano. De un jugador con 42 años y 26 temporadas como profesional. Es hacerlo de un universal (siempre se ha dicho que ha jugado de todo menos de portero) con 22 campañas en la máxima categoría y 606 partidos en Asobal -solo superado este año por Hombrados-. Es hacerlo de un internacional en 18 ocasiones y plata en un Campeonato de Europa. Es hacerlo de un señor del balonmano. 
 
No seguirá como jugador en el Atlético Valladolid, quizá lo haga en la estructura del club, aunque su adiós ha sido un poco más forzado de lo que él esperaba. Ni siquiera ha decidido si seguirá jugando o no, aunque es consciente de que esto último es más complicado.
 
¿No sigue en el Atlético Valladolid pero deja el balonmano?
No, quiero que se aproveche de mí todo lo que se pueda. Se ha aprovechado hasta ahora al jugador, he adquirido una sabiduría y muchas cosas estos años. Ante esta situación prefiero seguir vinculado al balonmano, pero de diferente forma, como entrenador, encargado de algo... pero seguir.
 
Pero, ¿en el Atlético Valladolid?
No lo sé. El club me ha propuesto algo, pero nada definido. Me ha dicho que quiere contar conmigo, pero no me han dicho para qué.
 
¿Y jugando?
No lo sé. Me lo tendré que plantear estos días porque si juego sería por aquí. Y hasta que empiece todo hay mucho tiempo aún.
 
¿Cómo ha sido la decisión, dura, voluntaria, involuntaria...?
Ha sido más forzada porque yo todavía no me había planteado la retirada, pero se ha decidido así y ante esa situación no tengo otra alternativa.
 
Pero, ¿por parte del club?
Sí, por parte del club, cuerpo técnico, imagino. Se habrán valorado muchas cosas, sopesado, y ha salido esto.
 
¿Se veía con fuerzas para seguir?
Sí. Llevo dos años trabajando y entrenando... tengo fuerzas. Si no, los primeros seis meses hubiera dicho que no.
También es verdad que Asobal es diferente que Plata, con partidos entre semana porque los primeros clasificados juegan en Europa. Eso condiciona un poco, también las horas de entrenamiento, pero todo es amoldarse. Igual que el primer año me amoldé y el club también a mi situación, esta también podría haber sido, pero ha surgido así.
 
¿Algún reproche?
No. Esto tarde o temprano tenía que llegar. ¿Que no me lo esperaba en este momento? A lo mejor no, pero tarde o temprano tenía que llegar.
 
Lo deja con un ascenso a lo más alto, por la puerta grande...
Es un guión de las mejores películas de deportes. No estaba nada planeado y ha surgido así, con un ascenso, con una fiesta inmensa, bonita... un buen broche.
 
26 temporadas...
Sí, son muchas. No pensé que fueran tantas porque no las llevaba contadas.
 
¿De León vallisoletano o de Valladolid leonés?
Siempre se dice que se es de donde se pace. Tengo mi familia en León, soy leonés, pero aquí me han acogido muy bien, se me ha querido mucho y mi vida la tengo aquí. No tengo rencores con nadie de allí y creo que de nadie de allí conmigo.
 
22 temporadas en Asobal y récord de partidos (606) hasta el regreso de Hombrados a la Liga.
Pensé que no volvería y mantendría más el récord, pero me duró 2-3 partidos. Es un orgullo estar por detrás de Jota, es un gran jugador, lo conozco de toda la vida y para mí ha sido un referente.
 
Dos Copas del Rey, una Copa Asobal, una Recopa, pero a mucha gente se le olvida que fue 18 veces internacional absoluto y medalla de plata en el Campeonato de Europa de 1998. ¿Qué época fue?
Con Juan de Dios Román. Había un equipazo, con Urdangarin, que no pudo jugar porque se lesionó; con grandes jugadores como Talant Dujshebaev, Antonio Carlos Ortega, Rafa Guijosa, Xepkin, David Barrufet, Jordi Núñez... Jugué poco, pero la experiencia fue inolvidable. Estaba también Pérez Canca, que falleció hace poco, Demetrio Lozano, Alberto Martín, Mariano Ortega... es lo que sueñas siempre, llegar a la selección y encima a un Campeonato de Europa.
 
Hablemos un poco de sus inicios, ¿cómo le dio por el balonmano?
Yo jugaba al baloncesto en un colegio de tradición de balonmano, Maristas de León. Era alto de pequeño y me dio por el baloncesto, pero en un entrenamiento no cuajé y el entrenador me dijo que me fuera para casa. En ese momento, el hermano Tomás, que dirige el balonmano en Maristas y que su filosofía era que cuanto más grande mejor, me dijo que tenía que jugar al balonmano. No me gustaba, pero me dio un balón y me dijo que tirase contra la pared. Tiré fuerte y me dijo que tenía que jugar. 
 
En sus últimos años ha sido universal, un puesto que ya apenas se da, pero, ¿cuándo empezó, d e qué jugaba?
Era pivote, estuve bastante tiempo así. Pero en un Campeonato de España escolar, el hermano Tomás decidió ponerme de lateral izquierdo con la suerte de que las enchufaba desde allí. Y pasé ahí.
 
¿Y cómo llegó a Valladolid?
Llego por Manolo Cadenas, que estaba aquí de entrenador (y de ojeador recopilando jugadores), me vio en un Campeonato de España y me llaman. Y decido venirme.
 
Pero, después pasó por Cantabria...
Tras varios años aquí, tuve una buena oferta del Teka de entonces, que estaba arriba. Y nosotros no estábamos tan bien, además estábamos saliendo de la etapa del encierro. Me sedujeron y no me arrepiento de haber ido, fue una experiencia y cuando eres jugador te gusta que pregunten por ti, que valoren tu trabajo. Fui tres años y en cuanto acabé el contrato me volvieron a llamar de aquí en seguida y me vine otra vez. Cuando regreso de Cantabria empieza la etapa buena aquí. Empiezan los años de los títulos... todo ha sido bueno pero justo empieza eso.
 
¿Lo mejor y lo peor de estos años?
Lo mejor, los títulos. Hay una anécdota con Quillo (José Manuel Sierra) cuando ganamos la Copa Asobal, que dijo: ¿Qué hacemos ahora, si no sabemos qué hacer, que es la primera vez que todos ganamos algo? Todos los títulos son formidables porque son muy difíciles, en deporte es complicado conseguir algo. Crecer en el club y conseguir algo es más bonito.
Lo peor, las derrotas, sobre todo las dolorosas. El tiempo que no pasas con tu familia, amigos. 
 
Ha tenido muchos compañeros de vestuarios, ¿se queda con alguno o con alguna plantilla?
Me quedo con todos porque me llevo muy bien con todos. Pero realmente con el que he fraguado una amistad que todavía perdura aquí en Valladolid (porque en León tengo un compañero que ahora está en la directiva del Ademar, que somos muy amigos) es con Guillermo Fernández. Mantengo buena amistad con él, con su familia. Estuvimos en las mejores etapas con Cadenas, que fueron los inicios de todo e hicimos muy buena amistad aunque ya le conocía de la selección de Castilla y León. Me puedo quedar con él porque es al que veo casi siempre y hemos compartido muchísimo.
 
¿Por qué Ávila no fue capitán del Balonmano Valladolid?
Muchas veces porque yo no he querido y otras porque el entrenador decidió que era mejor otro. La función de capitán no tiene que ser precisamente el que lleva el brazalete en el brazo. Dentro de un vestuario hay muchos capitanes. Lo importante de un club es el vestuario. Además siempre he sido muy tímido y la función del capitán se puede hacer sin el brazalete.
 
¿Por qué en sus últimos años ha estado más en un segundo plano?
Porque soy de los que piensa que si haces el trabajo bien no hace falta estar ahí. Muchas veces, y no lo digo por ningún caso en especial, suples ese trabajo o ese sacrificio saliendo a la palestra. A mí eso no me gusta, soy casero, hogareño. Yo mi trabajo lo he hecho y tengo la conciencia muy tranquila, y los resultados están ahí. También es verdad que yo vengo de otra época de balonmano, que no se llevaba tanto la imagen y a lo mejor me he educado de esa forma.
 
Ha estado en tres clubes y tampoco ha tenido muchos entrenadores, Cadenas, Pastor, Nacho y en Santander otros tres, ¿se queda con alguno o es de los que piensa que entre entrenador y jugador no se fraguan amistades?
Soy de esa opinión. Lo decía Juan Rentero, un entrenador nunca puede ser amigo de sus jugadores porque tarde o temprano puede pasar algo que la rompa. Que te trates bien, perfecto. De cada uno se aprende algo. Con Cadenas fue la novedad, llegar de juveniles y empezar en la División de Honor con un hombre que lo daba todo por el balonmano, te exigía al máximo. Llegó Pastor y con él era la novedad, la ilusión, lo era todo. De ahí, me fui a Santander con tres entrenadores diferentes, tres escuelas diferentes...
 
¿Y se ve como entrenador?
Tengo título nacional y puedo entrenar a cualquier equipo. Antes no me veía, pero no sé si es la edad o la situación, pero cada día me apetece enseñar más lo que yo sé, igual que me lo han enseñado a mí.
 
¿Y si le hacen un homenaje?
No soy de hacer una rueda de prensa de despedida, porque no quiero pasarlo mal. Soy muy sentimental y al minuto 1 ya estaría con la lágrima. No quiero pasarlo mal 10 o 15 minutos. No me apetece. Lo del homenaje, si hay un partido, pues veré a mucha gente que voy a estar tiempo sin ver. Me puede hacer ilusión.
 
Sobre todo por la afición.
A mí siempre me han tratado muy bien. La gente me conoce por la calle, siempre con buenas palabras, nada es malo. He trabajado con ilusión y por su ilusión, para ellos, y eso hizo un buen binomio.
 
Quizá eso sea una de las mejores cosas de Valladolid, que a pesar de todos los avatares, de lo que ha pasado con el balonmano en la ciudad, la afición sigue ahí.
Creo recordar que somos la segunda afición más numerosa de España, por encima de equipos de Asobal. Eso dice mucho de la ciudad, de cómo está involucrada. Cuando empecé el balonmano era los domingos a las 12.30 horas y era una referencia, era el partido y el día del balonmano. Eso fue cuajando poco a poco.
 
¿Pase lo que pase seguirá acudiendo a Huerta del Rey a ver balonmano?
Sí. Me gusta mucho el deporte en general y tener un equipo en Asobal... además vendrán muchos compañeros que me apetecerá saludar.
 
Entonces, por resumir, en septiembre, Ávila estará entrenando, ayudando a la directiva...
No descarto nada. 
 
¿Incluso jugando?
No lo sé, no tengo ofertas ni nada de nada.
 
Por cierto, tiene tres hijos, ¿alguno juega al balonmano?
No.
 
¿Le gustaría?
No. Quiero que hagan deporte, lo que a ellos les guste.