Lesaffre convierte la planta de Valladolid en su fábrica más moderna

Luis Amo
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La compañía de levaduras invierte siete millones en dos años para optimizar su producción ·Han incorporado productos de aportación de proteínas en alimentación de ganado y para fertilizantes

La cuna del buen pan se convierte en la ciudad europea con la fábrica de levaduras más moderna e importante en cuanto a sostenibilidad, tecnología y seguridad laboral. La compañía de levaduras ha invertido más de siete millones de euros en los últimos dos años para optimizar la productividad de sus dependencias vallisoletanas con la construcción de una nueva instalación de evaporación y cristalización de los mostos del proceso de cultivo de levaduras. Así, con esta importante inversión, Lesaffre Ibérica, filial en España de la multinacional francesa homónima, ha incorporado a carta de productos dos nuevas modalidades de productos destinados a la aportación de proteínas en la alimentación de ganado y a la fertilización de terrenos.


El director general de Lesaffre en Europa Occidental, Marc Casier, y el director general de la filial ibérica, Luis Ronda, se lo constataron ayer al alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, quien visitó la que ellos mismos denominan «granja de levaduras» y que está abierta desde el año 2010 en los terrenos ocupados antiguamente por Nicas, aunque la fábrica de levaduras realmente está en la ciudad desde el año 1953 en el Callejón de la Alcoholera perteneciendo primero a la Compañía General de Levaduras y, posteriormente, a Panibérica de Levaduras.


Los responsables calificaron ayer las instalaciones como «referente innegable» europeo y mundial tanto en la en la fabricación como el almacenamiento, además de la comercialización y distribución de levaduras de panificación. En este punto cabe destacar, por ejemplo, que más de 1.000 millones de personas consumen al día productos de Lesaffre dado que un altísimo porcentaje de su producción se destina a la panificación.


Así, la principal novedad presentada ayer es que con la nueva maquinaria se puede aprovechar la melaza -líquido derivado de la caña de azúcar o la remolacha- que no se consume en el cultivo de levadura para el desarrollo de lo que se llama ‘coproductos’, con lo que incorporan a su producción el ‘viprotal’, un derivado que aporta proteína como complemento a los piensos de alimentación de rumiantes y extractos potásicos, destinados como fertilizantes y especialmente útiles en el sector agrícola.


En la factoría vallisoletana trabajan en la actualidad 123 personas en diferentes departamentos: el laboratorio, que es el lugar donde se conservan los hongos y se comienzan a fermentar (de un gramo la multiplicación de la levadura a gran escala pasa a 400 toneladas en sólo una semana. Continúa por el proceso de prefermentación, el separador centrífugo, el granulador, filtro deshidratador o el secado.