Los bajos precios de patatas y cebollas obligan a terminar la campaña de recolección antes de tiempo

R. GRIS
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Los sindicatos afirman que un 15 por ciento de la patata de Valladolid se quedará como abono para el próximo año por el nulo rendimiento, ya que se está pagando entre seis y once céntimos por kilo

Los agricultores están arando sus parcelas de cebollas.

Trabajar por debajo de los costes de producción. Eso es lo que tienen que hacer muchos agricultores de la provincia, que se están viendo obligados a dejar sus cultivos en la tierra ante la nula rentabilidad por los bajos precios que marca el mercado. Tanto en Tierra de Pinares como en la zona de Tordesillas los últimos coletazos de la campaña de patata y cebolla están siendo muy complicados. Los bajos rendimientos y los elevados costes de producción son el motivo de que los profesionales del sector se estén decantado por dejar el producto como abono de cara a la próxima campaña en vez de arrancarlo para su comercialización.  

El agricultor de Portillo Fernando Esteban es un ejemplo de ello. «Hace unos días he tenido que picar dos hectáreas con unas 150 toneladas de cebollas porque no merece la pena sacarlas de la tierra», explica. Esteban relata que los precios han bajado hasta un punto «insultante», ya que los agricultores de la provincia están recibiendo una media de cinco céntimos por cada kilo de producto, lo que deja un margen de beneficios completamente ridículo. «A mí recoger la cebolla me vale dos céntimos y medio y a eso tengo que sumar todo lo que me ha costado su plantación y cuidados hasta ahora. Es mucho mejor dejarlas en la tierra».

Y es que el mercado de la cebolla en la provincia está «prácticamente paralizado». Después de que aproximadamente el 70 por ciento de la superficie cultivada ya haya sido recogida en Valladolid, el 30 por ciento restante, quedará en la tierra. «El precio que se nos paga a nosotros es ridículo comparado con el que paga el consumidor final», lamenta Esteban, quien matiza que los principales beneficios van a parar a manos de los intermediarios entre el productor y el consumidor. «Son los que menos arriesgan y los que más beneficio obtienen».

Lo mismo ocurre con la patata que aún se encuentra sembrada en la provincia, que «no tendrá más remedio que quedarse en la tierra». En este sentido, el presidente de Asaja Valladolid, Lino Rodríguez, destacó que los precios han hecho que «la campaña sea muy dura» para los agricultores y que finalmente, en torno a un 15 por ciento de la patata se quedará también en la tierra. «La siembra y la recogida de la patata para un agricultor puede suponer un coste de unos 7.200 euros y hay agricultores que lo quedarán sin cosechar para evitar más pérdidas», destacó el presidente de Asaja.

Al respecto, Rodríguez indicó que es necesario que la Consejería de Agricultura se ponga manos a la obra para criticar el reclamo que hacen las grandes superficies comerciales usando la patata. «Nos pagan muy poco dinero y luego usan esos precios para llamar a los clientes». Además, volvió a insistir una vez más en la falta de control en la procedencia de la patata que se vende en la provincia. «Pueden estar trayendo un gran volumen de patata francesa».

Los agricultores vallisoletanos están recibiendo una media de entre seis y once céntimos el kilo de patatas. «Un precio que está por debajo de los costes de producción y que hace imposible que se aventuren a arrancar las patatas para perder dinero», comentaron.