México cambia de color político, abre un nuevo capítulo de su Historia y gira a la izquierda. Los mexicanos acudieron el pasado domingo a las urnas de forma masiva y en esta ocasión dieron la espalda al partido gubernamental -el PRI-, instalado en el poder desde 1929.  La alianza Juntos Haremos Historia, del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, también conocido como AMLO, ganó las elecciones con el 53,5 por ciento de los votos y logró la mayoría absoluta en el Congreso y el Senado. 

En segundo lugar, según informa la agencia Notimex, el candidato de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya, obtuvo el 22,9 por ciento de las papeletas; José Antonio Meade, de la alianza Todos por México, se queda en tercera posición, con el 15 por ciento; y el conocido como El Bronco, el candidato independiente Jaime Rodríguez Calderón, ocupó la cuarta posición con el 5,73 por ciento de los sufragios.   

AMLO cuenta con un enorme respaldo popular, pero también estará bajo la presión de tener que dar respuesta a las enormes expectativas que ha generado su candidatura, y sus compromisos. En un país de 120 millones de habitantes, pero donde el 40 por ciento de la población vive en la pobreza y, según la OCDE, la mitad de los mexicanos que nacen pobres, mueren pobres, el líder progresista liderará el Ejecutivo en los próximos años incomodando al uno por ciento de la población que acumula más de un tercio de la riqueza del país. 

En su primer discurso tras conocer los resultados provisionales, el presidente electo prometió «desterrar la corrupción» y erradicar la impunidad. «Voy a gobernar con rectitud y justicia. No les fallaré», resaltó López Obrador. 

El cabeza de lista de la alianza Juntos Haremos Historia aseguró desde la plaza de la Constitución de Ciudad de México que acabar con la corrupción y la impunidad será una prioridad para el nuevo Gobierno y aseguró que «todo el mundo será susceptible de ser castigado», según informó el diario local El Sol.