La Cistérniga y Arroyo reclaman la construcción de centros educativos

El Día
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La Plataforma por la Educación Pública en Arroyo reivindica el derecho a acceder en igualdad de condiciones a la educación pública y La Cistérniga exige un instituto tras nueve años pidiéndolo

La Cistérniga y Arroyo de la Encomienda volvieron ayer a salir a las calles a reclamar a la Junta de Castilla y León la construcción de un colegio y de dos institutos. En concreto, la Plataforma Ciudadanos por la Educación Pública (Ciepa) en Arroyo reivindicó el derecho a acceder en igualdad de condiciones a la educación pública y las infraestructuras necesarias para que se dé tal circunstancia. Además, reclamó al presidente de la Junta y a quienes corresponde «velar por los ciudadanos de forma igualitaria» el cumplimiento de los plazo en la construcción del quinto colegio.


«No es necesario que se cumpla una legislatura para que la construcción de un colegio», reza el comunicado recogido por Europa Press, además de reclamar que el instituto de Arroyo «se convierta en una realidad desde hoy». Bajo el título de ‘¡Yo también soy inocente! Nuevo cole e instituto ¿Ya!’, Ciepa, acompañada por padres de alumnos de los cuatro centros de la localidad, dijo que los niños no «no son números, miles o millones de euros ni mercancías que los mercaderes de votos puedan utilizar a su antojo, son inocentes».


En otro punto de la provincia, en La Cistérniga, la Comisión Pro-Instituto de La Cistérniga congregó a medio millar de vecinos para realizar una cacerolada en la Plaza Mayor, con el propósito de elevar el tono de protesta por la indignación que sufren al no disponer de un Instituto. Los manifestantes significaron que su petición «es su derecho de disponer de Instituto de Enseñanza Secundaria Obligatoria, de la misma forma que otras localidades del alfoz de Valladolid con un número menor de alumnos».


Durante el acto se ha leído un manifiesto en el cual se reflejaba el malestar acumulado durante estos últimos años, así como la preocupación ya no sólo por el evidente deterioro tanto del bienestar de los niños como de la conciliación familiar subyacente, sino la preocupación también de un pueblo que no ve claro su futuro al negársele derechos tan básicos como un Instituto y que son indispensables para el crecimiento y desarrollo de una localidad con casi mil habitantes.