El juez archiva la denuncia contra el policía acusado de maltrato en el calabozo

A. G. Mozo
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El auto admite que pudo existir «un exceso» en la actitud del agente, pero rechaza que éste incurriese en delito contra la integridad moral · La presunta víctima sí admitió que pudo escupir en los barrotes y que «no se sintió atacado»

El magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 2, César Gil Margareto, ha decretado el archivo y el sobreseimiento provisional -sí cabría un recurso de apelación- de todas las actuaciones judiciales en torno al supuesto caso de maltrato policial ocurrido el pasado mes de enero en uno de los calabozos de la Comisaría de Las Delicias, en la calle Gerona. Fue la propia Unidad de Asuntos Internos del Cuerpo Nacional de Policía quien llevó el caso a la justicia ordinaria, tras haber incoado unas diligencias internas a un agente de la Brigada de Seguridad Ciudadana al que se acusaba de haber echado varios cubos de agua a un detenido que, presuntamente, había escupido los barrotes y orinado la celda.

Ahora, después de todas las pesquisas indagatorias practicadas durante las últimas semanas, el juez Gil Margareto ha decretado el archivo del caso, al entender que la actuación del policía no estaría nunca dentro de los términos que concurren en los delitos contra la integridad moral, según consta en el auto de sobreseimiento al que tuvo acceso El Día de Valladolid en fuentes jurídicas.

«Exceso de actuación». En la citada resolución, el magistrado sí que asegura que «pudo existir un exceso en la actuación del agente», quien reconoció en todas sus declaraciones judiciales haber estado «muy alterado y chillando» esa noche. Al mismo tiempo que el juez censura en cierto modo la actitud del policía, recordándole que «existen otros modos de intentar tranquilizar al detenido y ordenar que deponga su actitud que no es el de arrojar agua».

Eso sí, Gil Margareto deja bien claro en su auto que ese agua que mojó al detenido (un delincuente senegalés de 36 años identificado como  Oumar S. y con numerosas detenciones en su ficha, como la que se registró la madrugada del 16 de abril en la calle Arribas y que acabó con un coche de la Policía inutilizado por su violencia) «fue arrojada de frente, sino de lado» y que, en su declaración, éste admitió que «pudo escupir a los barrotes» de la celda, «lo que justificaría, al menos parcialmente, su limpieza», puntualiza el magistrado.

Finalmente, el juez concluye que, «a pesar de las molestias que pudo tener el detenido por estar mojado y la baja temperatura, éste no se sintió gravemente atacado ni tampoco afectado en su integridad moral». Además, el auto recuerda que Oumar S. no quiso presentar denuncia ni reclamar nada y que se limitó a pedir «respeto a todo detenido».