La federación Antonio Machado cierra su crisis con el apoyo del Consistorio

David Aso
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El colectivo vecinal recuperará actividad al subir más de un 60% su presupuesto, hasta rondar los 21.000 euros, gracias a la subvención de 10.000 concedida por el equipo local de Gobierno

La Federación de Asociaciones de Vecinos Antonio Machado moverá este año un presupuesto de unos 21.000 euros, más de un 60% por encima de los 13.000 del año pasado. Para este colectivo se puede decir que la crisis empezó a remitir tras las elecciones de mayo de 2015, ya que la entrada del PSOE y Valladolid Toma la Palabra en el Gobierno municipal ha facilitado la firma de una ayuda municipal de 10.000 euros el pasado mes de enero, algo inédito en dos décadas. Un convenio anual como los de antaño, al estilo de los que firmaba en la etapa del socialista Tomás Rodríguez Bolaños (1979-1995). Desaparecieron con la entrada del PP y León de Riva (1995-2015), en constante confrontación con este colectivo, y ahora se retoman con otro socialista en la Alcaldía, Óscar Puente.

La mayor plataforma vecinal de la ciudad, con 22 asociaciones y unos 7.000 socios en total, tuvo que optar cada año a la convocatoria municipal ordinaria de subvenciones durante las dos últimas décadas. Su actual presidenta, María José Larena, no cuestiona ese sistema, pero lamenta que la ayuda fuera menguando en la práctica hasta quedarse por debajo de los 3.000 euros anuales durante los últimos ejercicios. Una subvención que ahora casi se cuadruplica, mientras que el presupuesto global, sumando las cuotas de los socios, casi se duplica para rondar los citados 21.000 euros que se prevén aprobar en la asamblea general ordinaria que celebrará la federación el próximo 13 de marzo. Nada que ver con la cantidad que manejaron en 2015, con un presupuesto de 13.000 euros y además deficitario, pese a los recortes que requirió para intentar cuadrarlo en lo posible.

«Fue un ajuste tremendo, tuvimos que recurrir a rifas para ir funcionando», recuerda Larena. Incluido el sorteo de obras de «artistas que fueron muy generosos» con el colectivo, como el pintor ManuelSierra. También arrimaron el hombro algunas asociaciones vecinales que, además de su cuota, «aportaron más de lo habitual al trabajo federativo», además de «aportaciones incluso personales para que la federación siguiera adelante, porque se ha vivido una situación de asfixia y precariedad extrema».

Pero ahora el cambio será notable. En 2015 la federación tuvo que reducir a la mitad el contrato de la persona que lleva la secretaría técnica, al pasar de 20 a 10 horas semanales. Hubo que rebajarlo«por inanición» porque mantenerlo era imposible, a pesar de que carga de trabajo había de sobra. No en vano, de la secretaría técnica depende el funcionamiento de la página web, el refuerzo de la presencia en redes sociales, la coordinación con las asociaciones federadas o las horas de apertura de la sede. De hecho, con el contrato de diez horas semanales la federación solamente tenía asegurada la atención al público de lunes a viernes de 12.00 a 14.00 horas; y si ahora ese contrato se amplía al menos a 15, el horario será de 11.00 a 14.00.

«Por otro lado, si es posible, nos gustaría retomar un pequeño proyecto de información y asesoramiento vecinal», prosigue Larena. «Se trata de buscar la opción de que haya una persona que un día a la semana, o ya veremos cuánto, tenga abierta una asesoría para atender cuestiones legales u otras que planteen dudas a las asociaciones, por ejemplo para presentar alguna reclamación o canalizar las reivindicaciones de su barrio».

actividad formativa. Por otro lado, la federación quiere potenciar la escuela vecinal que ha mantenido en sus peores tiempos, pero en precario: «Nos hemos tenido que limitar a convocar a las asociaciones una o dos veces al año para trabajar conjuntamente algún tema que pudiera ser de interés», resume la presidenta del colectivo. Y ahora el objetivo es «reforzar la formación de los cuadros directivos en temas de interés».

«Y a lo mejor es soñar, pero también nos gustaría aprovechar para dotarnos de cosas tan básicas como un cañón para poder proyectar en una pantalla cuando hacemos una actividad que lo requiere, sin tener que pedírselo prestado a otra federación», continúa Larena. Nada nuevo que el colectivo tenga que recurrir al apoyo de otras entidades, puesto que para celebrar las actividades del Día Vecinal, por ejemplo, es un instituto el que le deja las carpas.

Asimismo, el convenio con el Consistorio incluye el compromiso de la federación de elaborar un estudio sobre la realidad asociativa vecinal de Valladolid. Ese trabajo ya lo inició en realidad el año pasado, pero ahora tiene garantizada su continuidad, con la elaboración de entrevistas-encuestas con las asociaciones «para ver un poco cuál es su momento actual, cosas en que pueden mejorar, etcétera». Y en resumen, nuevos planes, o también viejos proyectos que se retoman o refuerzan, para ganar peso y participación en el desarrollo y la vida social de la ciudad donde, con más o con menos presupuesto, ya suman 36 años de historia.