Los nuevos talleres de Renfe estarán operativos en septiembre y podrán acoger hasta 500 trabajadores por turno

Agencia ICAL
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El Taller Central de Reparaciones (TCR) del nuevo Complejo Ferroviario de Valladolid, situado en el páramo de San Isidro, estará operativo en el mes de septiembre. Estas instalaciones, consideradas Base de Mantenimiento Integral por Renfe, han supuesto una inversión total de 142,5 millones de euros ya que son las más grandes de Europa y las que cuentan con el equipamiento más completo. De hecho, tendrán capacidad para albergar a 500 trabajadores por turno y recibir trenes -alta velocidad y convencionales- de toda España e incluso Europa.

Una comitiva, encabezada por el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, visitó hoy las instalaciones de los nuevos talleres, correspondientes a la primera fase del nuevo Complejo Ferroviario, que agrupará todas las dependencias industriales de Renfe y Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) en la zona este de la ciudad, dentro del proyecto de la Red Arterial Ferroviaria de la capital vallisoletana, que pretende en conjunto la integración urbana del ferrocarril mediante el soterramiento de las vías del tren.

En concreto, los nuevos talleres acogerán las actuales instalaciones situadas en el entorno de la estación Campo Grande, que se demolerán para liberar el suelo de uso ferroviario que ocupan para su puesta a la venta de forma progresiva. De hecho, la enajenación de estos terrenos será una de las vías de financiación para la integración ferroviaria. La segunda fase, que todavía no tiene fecha de conclusión, afectará a las instalaciones de Adif, Redalsa y el Centro de Tecnología de Vía (CTV) del polígono de Argales, así como al área logística de la terminal de La Esperanza, según indicó uno de los responsables de la obra, Javier García.

El complejo ocupa una superficie de 78 hectáreas, ubicada en una parcela de 183, el equivalente a 18 campos de fútbol o dos veces el parque de Campo Grande. Las dependencias de Renfe ocuparán 18 hectáreas; las de Adif, 34; las de Redalsa, 17 y el resto, las zonas de usos comunes y servicios compartidos. La nave principal tiene unas dimensiones de 77.000 metros cuadrados, lo que la convierte en la mayor de Europa dedicada al tratamiento ferroviarios, según León de la Riva, ya que tiene una longitud de 420 metros para albergar hasta 35 vías.

Talleres

Su construcción ha supuesto un desembolso para la sociedad Valladolid Alta Velocidad de 87,5 millones de euros, a los que se le unen otros 20 en los accesos ferroviarios -ancho internacional e ibérico, viarios y peatonales-. Además, se han destinado 34,5 millones a la compra de maquinaria a través de 36 lotes cuyos contratos han seguido las especificaciones de Adif. El regidor vallisoletano reconoció que la “quiebra” de algunas empresas ha retrasado el proceso de contratación.

Renfe calcula que en septiembre los nuevos talleres estarán a pleno rendimiento. A partir del próximo mes de marzo comenzará a trasladar maquinaria, líneas de trabajo y operarios a las instalaciones de San Isidro. Algunas máquinas nuevas ya están siendo utilizadas en las instalaciones del Campo Grande, mientras otras se están colocando ya en la nueva nave, que garantizará el “mantenimiento del empleo” e incluso la ampliación de la actual plantilla que conforman 470 empleados directos de Renfe y 200 de empresas auxiliares.

Sin embargo, León de la Riva recordó los temores del Ayuntamiento por perder capacidad de trabajo durante la etapa de Magdalena Álvarez en el Ministerio de Fomento, que según dijo trasladó a Málaga, su ciudad, algunas instalaciones que Renfe tenía en Valladolid desde mediados del siglo XIX. El alcalde también apuntó que los derribos de naves comenzarán antes de que esté operativa la nueva base a medida que vayan quedando vacías para evitar que sean ocupadas de forma ilegal. El siguiente paso será el saneamiento de las parcelas para su venta.

Luminosa y dimensionada

El alcalde de Valladolid y el jefe de la unidad de asistencia técnica adjunta a la dirección de la obra del Complejo destacaron la “luminosidad” en una jornada gris de las nuevas instalaciones, así como el dimensionamiento de las diferentes líneas de trabajo ya que podrían encargarse del tratamiento de los 'bogies' -carros sobre los que se apoyan los vagones- de todo el país o de la pintura de puertas. También destacan las dependencias dedicadas a la fabricación de convoyes o la unidad de mantenimiento de ciclo corto.

La base ferroviaria está circunvalada por la variante de mercancías -'bypass'- en el extremo más próximo a la Ronda Exterior Este (VA-30), si bien sólo está construida la plataforma, salvo en la zona de La Esperanza. De momento estará conectada a la red ferroviaria de Renfe por la zona norte de la ciudad, es decir, a través de un ramal de tres hilos -carriles- que enlazan con la línea Madrid-Hendaya, el corredor de Alta Velocidad Valladolid-Venta de Baños-Burgos. A su llegada a los nuevos talleres los viales pasan a tener cuatro hilos para que puedan utilizarlos trenes con ancho convencional (1.668 milímetros) o internacional (1.435).

Además, cuenta con una subestación multitensión para suministrar energía al complejo, así como las instalaciones de señalización y seguridad para la circulación de trenes. En su parte exterior hacia las vías acoge el foso de tornear las ruedes de trenes y a continuación la unidad de peritación, soplado y lavado que permite descomponer vehículos para trasladar sus cajas o chasis a la zona de reparaciones. También se han colocado de forma paralela la nave de pintura y la de ciclo corto de mantenimiento y la línea de pruebas finales.

Una de las principales áreas de trabajo es la de reparaciones, dotada de gatos elevadores y grúas de hasta 25 toneladas, que permite fabricar casi de nuevo las unidades con más de 1,2 millones de kilómetros. Desde esta zona de la nave se accede a la parte de servicios auxiliares -tapizado, instalaciones electrónicas, videos o aire acondicionado- y de bogies, que concentra el 80 por ciento de la maquinaria total, puesto que se colocarán unos 370 equipos nuevos y otros 350 procedentes de las antiguas instalaciones.

Completan las instalaciones la superficie dedicada a la fabricación, “diáfana” hasta que lleguen contratos para montar convoyes. También existe una zona de comedor, vestuario, oficinas y locales de formación y una línea de lavado, con un túnel de unos 200 metros de longitud.