El servicio de teleasistencia atiende a unos 4.500 usuarios

M.Rodríguez
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El Ayuntamiento extiende el proyecto piloto 'Cuidando-Te', enfocado a la mejora de la atención a las personas mayores de 85 años, a los que superan los 80. Se mantiene la oferta de tres meses gratis para conocer los beneficios del sistema

Una usuaria del servicio de teleasistencia de Valladolid. - Foto: Jonathan Tajes

Cada vez más personas mayores viven solas en Valladolid. El deterioro físico y cognitivo que conlleva su avanzada edad motiva que puedan sufrir accidentes domésticos o se  que se puedan encontrar incapacitados para contactar con sus familiares o los servicios de emergencias. Una situación de riesgo que se palia, en parte, gracias a los servicios de teleasistencia.


El Ayuntamiento de Valladolid ofrece este servicio desde hace bastantes años. De hecho, en 2015 sumaba 3.257 usuarios y este ejercicio cerrará con más de 4.500 personas atendidas. A todos se les entrega un dispositivo de medallón o pulsera que está conectado a una central de seguimiento a través de la red telefónica. Esto garantiza apoyo en su propio domicilio, durante las 24 horas del día, ante situaciones de urgencia.


A pesar de estos beneficios, este programa municipal, que cuenta con un presupuesto que ronda los 120.000 euros, tiene problemas de penetración entre la población mayor de 80 años. Por eso la Concejalía de Servicios Sociales puso en marcha en mayo el proyecto piloto ‘Cuidando-te’ dirigido a personas mayores de 85 años que viven solas, que ahora ha decidido ampliar a los que superen los ocho décadas. «El propósito es que prueben el servicio de teleasistencia de forma gratuita durante tres meses y, posteriormente, si están satisfechas con la atención recibida, puedan solicitar continuar en el servicio de forma ordinaria», explica Rafaela Romera, concejala de Servicios Sociales. 


Si deciden continuar el coste máximo ronda los 12 euros al mes, pero algunos usuarios podrán acceder al mismo gratuitamente o por un coste más bajo. En Valladolid hay más de 10.000 personas mayores de 80 años que viven solas, según los datos de padrón, y que quieren seguir el mayor tiempo posible en su domicilio. Por eso desde la Concejalía se ha decidido ampliar esta campaña, ya que consideran que la teleasistencia es una de las herramientas «más efectiva» que se les ofrece para que tengan un recurso que permita un contacto periódico y permanente con una asistencia, con objeto de detectar situaciones de riesgo y poder responder de forma inmediata a posibles emergencias en sus domicilios.


En la primera ronda, la dirigida a los mayores de 85 años, se ha conseguido enganchar a 145 personas. «Este grupo, con 4.314 personas en la capital, es el que menos accede al servicio porque tienen muchas reticencias», detalla Romero. La edil explica que los servicios sociales también han detectado que muchos de ellos no tienen teléfono móvil ni fijo en su casa, algo que agrava su situación. Para instalar el sistema es necesaria una línea telefónica por lo que en estos casos se opta por un móvil de tarjeta, que tiene un coste añadido de cinco euros. «Estamos estudiando alternativas y opciones para que el servicio tenga el coste más bajo posible», concreta la concejala. 


Cómodo. Una de las personas mayores enganchadas con esta campaña es Lidia Bernal. A sus 86 años, se acogió al proyecto piloto y lleva dos meses con el servicio de teleasistencia. La idea se la propuso su nieto y ella aceptó para que su familia estuviera tranquila. Lidia se quedó viuda hace un año, pero quiere seguir viviendo en su hogar familiar desde hace casi medio siglo. «Mi familia me visita todos los días y están pendientes de mí, pero ahora están mucho más tranquilos», asegura. 


La concesionaria del servicio municipal, la empresa Clece, envío una persona a su casa para instalar el sistema y explicar su funcionamiento. «Lo llevo siempre colgado. Antes me lo quitaba para ducharme, pero ya me han dicho que no lo haga porque es cuando más riesgo tengo de una caída. Cuando me acuesto lo dejo en la mesilla para poder cogerlo si lo necesita», explica.


Lidia detalla que también tiene un sensor que a su paso detecta el movimiento en la casa y así se puede saber que ella está bien. Además, desde la central se ponen en contacto periódicamente. Los usuarios también deben entregar una llave de su casa para que los servicios de emergencia puedan entrar en caso de emergencia o de no localizar a un familiar. «Conozco algunos casos en que algunos usuarios no las han querido entregar por desconfianza, pero yo no veo ningún problema. Es por nuestra seguridad», asegura.


Lidia está tan contenta con este sistema que se lo está aconsejando a una amiga que se ha quedado viuda recientemente. «No molesta y da mucha tranquilidad», apunta. Y relata el caso de un matrimonio amigo, que son usuarios, y que gracias al botón de auxilio pudieron ser atendidos porque uno se cayó y cuando el otro le fue ayudar  también se fue al suelo y no se podían levantar. «Es una cosa muy buena».


Campaña. La Concejalía de Servicios Sociales ya ha comenzado a enviar cartas a los 4.300 posibles nuevos beneficiarios de este proyecto piloto, donde se dirigen sobre todo a las familias «para que entiendan sus beneficios». El proyecto se enmarca dentro del plan de Ciudades Amigables, de cuya Red es miembro el Ayuntamiento, y responde a la estrategia autonómica de prevención de la dependencia para personas mayores y promoción del envejecimiento activo en sus hogares.

 

El servicio sirve para alertar de potenciales peligros en el domicilio del usuario

Cuando las personas mayores piden el servicio de teleasistencia ordinaria se les suele instalar en su domicilio unos dispositivos periféricos para que sean más seguros. S configuran en función de las necesidades, características y capacidades de cada persona de forma individualizada, para permitir iniciar de forma ágil y precisa la atención requerida. Estos dispositivos periféricos sirven para detectar de forma activa o pasiva situaciones que suponen un potencial peligro para la integridad de las personas beneficiarias. Así, pueden detectar de forma específica ese peligro (humo, gas, caída) o bien situaciones anormales en las constantes o patrones de conducta definidos como patrón de normalidad (pasividad, ocupación de un determinado lugar,…). Con la puesta en marcha de este servicio se permite, además, conocer si la persona beneficiaria necesita o puede tener derecho a otros servicios y/o recursos que le permitan mantenerse en su domicilio y entorno habituales, y en su caso iniciar los trámites para su solicitud.