Javier García: «Chicote es un 'crack', se preocupa por los suyos»

Óscar Fraile
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El cocinero vallisoletano participante en la segunda edición de Top Chef dice que su paso por el programa le ha servido para mejorar como profesional y como persona

El cocinero vallisoletano Javier García Peña. - Foto: Antena 3

Javier García cumple hoy 35 años, y lo hace después de debutar en televisión como uno de los participantes de la segunda edición del programa Top Chef. Este vallisoletano procede de una familia de cocineros. De hecho, descubrió su verdadera vocación gracias a los guisos de su abuela. El año pasado abrió en Valladolid, junto a un socio, el gastro-bar La Candela, aunque lo dejó antes de entrar en el programa.

¿Por qué decidió dedicarse al mundo de la cocina?

Principalmente porque era muy mal estudiante (risas), y tenía que buscar una salida. Además, mi familia siempre se ha dedicado a la hostelería y mi abuela, que es la que más me ha influido, era una gran cocinera y me inculcó el amor a la cocina.

¿Para qué le ha servido su paso por Top Chef?

Para ser mejor cocinero y mejor persona. Me ha servido mucho porque te ponen al límite en el trabajo y con las personas. Para mí ha sido como un campamento de cocineros muy bonito.

¿Es tan duro Alberto Chicote como parece al otro lado de la pantalla?

Chicote es un crack (risas). Es duro, pero a mí me gusta porque también se preocupa por los suyos. Me recuerda a los jefes de cocina que he tenido.

¿Cómo definiría su cocina?

Muy pasional, va con mis estados de ánimo. Me gusta fusionar cocinas de aquí y allá, porque he viajado bastante. También me gusta que sea muy visual y potente de sabor.

Ha trabajado en varios sitios de España y en países como Brasil y Corea del Sur. ¿Qué le llevó a abrir un gastro-bar el año pasado en Valladolid?

Fue una comedura de cabeza que me hizo un amigo cuando llegué de Brasil y estaba sin trabajo. Me gustó la idea de un bar de tapas, porque la gente ahora se gasta más dinero en ellas que en sentarse a cenar. Me pareció una buena idea para hacer cocina creativa. Pero tengo que puntualizar que yo dejé el negocio a raíz de entrar en el programa.

¿Cuál es su punto fuerte delante de los fogones y en qué debería mejorar?

Mi punto fuerte es la improvisación, un aspecto que ha llegado a ser fundamental para mí. Y lo que tengo que mejorar es la repostería (risas). Estoy trabajando en ello, pero no tengo paciencia. Quiero ver lo resultados demasiado rápido.

La improvisación es una cualidad importante para este programa...

Una de las más importantes. Hay que saber amoldarte a la cantidad de pruebas del programa, en las que se tocan todos los palos.

¿Por qué decidió apuntarse a Top Chef?

Fue después de tener una discusión con mi socio. Tenía un mal día en el trabajo, vi un tuit de Chicote anunciando la selección de cocineros para el segundo programa y envié el currículum. A la hora de hacerlo me llamaron y me pidieron más información. Después hice el casting y me seleccionaron. Fue todo en 25 días. En la prueba vi a gente de mucho nivel, de restaurantes muy conocidos.

¿Cree que su paso por el programa puede convertirse en un trampolín para su carrera?

Nunca se sabe. Pero mi carrera la tengo muy bien enfocada. Sé lo que quiero, y espero que esto me abra puertas. Yo sigo con mis trece de intentar hacer un documental sobre comida callejera alrededor del mundo.

¿Cuál es su comida favorita?

Tengo dos platos que me gustan un montón. El arroz caldoso con lechazo que me hacía mi abuela y que me vuelve loco. Y las patatas con bacalao. Siempre he sido muy de cuchareo.

¿Entonces prefiere la cocina tradicional a la de vanguardia?

No, ambas se tienen que dar la mano. No nos podemos quedar estancados en algo muy tradicional, aunque yo no sea muy de vanguardia.