La Policía investiga clonaciones de tarjetas en un cajero de Las Delicias

A.G. Mozo
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Una banda instaló un dispositivo en la sucursal de Caja España del paseo de San Vicente · La entidad alertó a un cliente de que habían intentado comprar con su tarjeta desde Rumanía

El cajero en el que se detectó el dispositivo es el del vestíbulo de este Caja España-Duero del paseo de San Vicente.

La Brigada de Policía Judicial está investigando un nuevo caso de clonación de tarjetas en cajeros automáticos de Valladolid, tras detectarse hace unos días uno de estos dispositivos en una sucursal del barrio de Las Delicias.

El caso se encuentra en manos ya del Grupo de Investigación de Delitos Tecnológicos, después de que se denunciase el intento de estafa, presuntamente, ejecutado tras copiar los datos de «varias» tarjetas de crédito en uno de los tres cajeros que Banco Ceiss (Caja España-Duero) tiene en la oficina del paseo de San Vicente. Ocurrió, según confirmaron a este diario fuentes de la investigación, en el dispensador que hay en el ‘hall’ (hay otro fuera y un tercer cajero dentro de la propia oficina) y se efectuó a través de una pequeña ranura verde que había colocada en el lugar por el que se introduce la tarjeta de crédito y que, como así fue, es imperceptible para el común de los usuarios, ya que hay muchos cajeros que tienen en sus ranuras dispositivos de seguridad con una estética similar.

Uno de los afectados explicó que él solo notó como que el cajero le había devuelto la tarjeta «más despacio», como que «le costaba salir». Pero no sospechó y se fue con su tarjeta y su dinero tan campante hasta que le alertaron desde el propio Banco Ceiss de que desconocidos habían tratado de hacer un pago con su tarjeta desde Rumanía.

Al parecer, en este caso solo se había instalado esa ranura para copiar la banda magnética y así tratar de hacer uso de ella. Lo que no había era una microcámara con la que obtener también el pin de la tarjeta de crédito, que es el método habitual.

Estas ranuras ‘copia tarjetas’ son ya el último modelo usado por los delincuentes en todo el mundo. Son tan finas -y en algún caso, transparentes- que pasan casi desapercibidas para el común de los clientes. Es más, muchas de ellas, hasta llevan en su interior una diminuta cámara de grabación que capta el momento en el que el usuario de turno mete su número secreto, con lo que, una vez copiada la banda magnética tienen vía libre para gastar tanto como les permita el límite de la tarjeta antes de que su víctima se percate de que su cuenta bancaria está bajando el número de euros a pasos agigantados.

Uno de los últimos casos que se han conocido en Valladolid no tuvo lugar en un cajero, sino en una estación de servicio, donde uno de los empleados se dedicaba a ello expresamente. Su juicio se ha celebrado hace unos días en la Audiencia Provincial y el propio acusado reconoció que lo hacía, pero que era porque actuaba al dictado de una organización que le tenía amenazado.