Las notas del cielo

R.G.R
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Valladolid dispone de dos talleres de órganos eclesiásticos, uno en Tordesillas y otro en Rioseco, que trabajan en la fabricación de nuevas piezas y la conservación del instrumental. «Este trabajo se cuenta por miles de horas», afirma uno de ellos

El taller de organería Joaquín Lois Cabello, situado en Tordesillas, es uno de los dos centros de reparación y construcción de órganos existentes en la provincia. Joaquín terminó ubicándose en Tordesillas «por casualidad», ya que llegó de manera provisional. Son 62 los que años que tiene a sus espaldas y cuenta con la idea clara de permanecer en el pueblo con su taller abierto hasta la jubilación. Se podría decir que su trabajo es uno de los más especiales del mundo. Ahora mismo, está inmerso en la restauración del órgano de la Catedral de Segovia, que cuenta con más de 2.750 tubos. «Hay que tratarlos uno a uno. Cada uno es independiente y se podría decir que tiene su propio universo». El segundo se encuentra en Medina de Rioseco bajo el nombre Soergel. 

En el taller de Tordesillas trabajan actualmente ocho personas. Joaquín Lois Cabello comenzó a conocer el oficio por plena vocación en la ciudad de Madrid, pero «por avatares de la vida» después de trabajar en Segovia se aventuró a abrir su propio taller en Tordesillas. Fue en 1985 cuando se puso en marcha después de trece años de trabajo en el sector. «Ya había estado en Segovia y vine de forma provisional y finalmente aquí estoy, ya de mayor», bromea. 

Los trabajos llegan por parte de las administraciones y de las parroquias. La fama de sus trabajos es de tal envergadura que le llegan encargado de todos los puntos del país, pero también realizan obras para Alemania, Suiza y varias partes de Iberoamérica. «Órganos nuevos hemos construido de forma fundamental para Europa, aunque alguno también hemos hecho para España». 

Reconoce que en el caso de Castilla y León llevan a cabo de forma prioritaria trabajos de restauración por las características de los órganos, en su mayoría barrocos. «El trabajo tiene que estar perfectamente coordinado porque abarcamos muchos campos diferentes para la construcción o rehabilitación de un órgano». La decoración y restauración de los muebles que conforman el órgano también se realiza desde el taller. Se trata de siete especialistas, todos ellos con una implicación y dedicación  muy especial en cada trabajo, que realizan las labores de ebanistería, tubería de metal, armonización y afinación, policromía, dorados y diseño. 

Cuando el taller recibe el encargo para la construcción de un nuevo órgano, el primer paso se basa en el diseño. «Antes de hacer nada nos ponemos con el diseño. Todo se dibuja». Y, posteriormente, se comienza con la elaboración de cada una de las piezas. El taller de Tordesillas está separado en dos naves. En la principal se realizan todas las labores menos la ebanistería que se deja para el local de tamaño más reducido. 

«Es un trabajo que se mide por miles de horas». La paciencia es una de las principales virtudes de todo buen organista, ya que se trata de un trabajo minucioso. «No hay un tiempo concreto para la rehabilitación de un órgano. Es un trabajo que simplemente se mide siempre en miles de horas. Este órgano ha llegado tantas miles de horas, este otro otras miles y así», comenta el propietario del taller.

Sobre el precio de los diferentes instrumentos, Joaquín Lois Cabello aclara que son muy variados dependiendo de las características de cada uno de ellos. Pone como ejemplo la construcción del órgano que construyó para la iglesia de Los Santos Juanes en el municipio de Nava del Rey. «Costó 240.000 euros y tenía más de mil tubos diferentes». 

El organista no es partidario de que se continúen rehabilitando muchos de los órganos existentes en la provincia, ya que la función con la que se crearon en su momento se ha perdido con el paso del tiempo. «Si no hay una actividad musical después de la reconstrucción no merece la pena». Por ello, considera que se debe hacer especial hincapié en la conservación para que no se deterioren más, pero «no tendría sentido rehabilitar todos los órganos para que vuelvan a estar parados». 

Cuando se realiza una restauración de un órgano se desmonta y se traslada pieza a pieza al taller. Lo único que no se desmonta son los cajones que envuelven al instrumento. «No tendría sentido porque  la policromía sufre mucho». Ahora, están inmersos en la reparación del órgano de Segovia y dos personas se encuentran trabajando en el propio templo, mientras que el resto se ha llevado hasta la localidad. 

En una gran sala están la mayor parte de los tubos. «Con cada uno de ellos hay que hablar seriamente», bromea. Eso sí, asegura que una vez que se acaban los trabajos la iglesia se asegura que funcionara a la perfección durante «otros 250 años». 

Sobre el futuro, Cabello entiende que su profesión debe tener continuidad en el tiempo por el bien del patrimonio eclesiástico. «Sí es verdad que hay gente más joven que está con el oficio, yo creo que sí tendrá continuidad».