«El soterramiento tendrá que esperar a tiempos mejores»

M. Rodríguez
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Casi veinte meses después de anunciar que la operación ferroviaria estaría ejecutada en 2018, De la Riva reconoce la demora pero aún así asegura que no aceptará «otra solución»

De la Riva y Richard Rogers durante una visita a Valladolid en el Arco de Ladrillo - Foto: eldiadevalladolid.com

En menos de veinte meses el soterramiento de las vías del tren a su paso por la capital ha pasado de tener cerrada su fecha de finalización en 2018 a tener que «esperar a mejores tiempos», según confirmó ayer el alcalde, Francisco Javier León de la Riva.

El regidor también se vio obligado  a corregir el anuncio que realizó en junio de 2011 de que los talleres de Renfe se trasladarían a las nuevas instalaciones del Páramo de San Isidro a finales de 2012. Ahora se anuncia su traslado para otoño de este año.

Esta relación de cambios se conoció ayer tras su reunión con la comisión de estrategias del Consejo Social de la Ciudad. En la misma, el alcalde informó a sus miembros del estado de la operación ferroviaria, un día antes de un Pleno Extraordinario sobre el mismo asunto. El único punto en el orden del día es la creación de una Comisión Especial que «vigile de cerca» el soterramiento y participe en la toma de decisiones.

El túnel de coches de la calle Mikado se acortará para reducir su costeEl túnel de coches de la calle Mikado se acortará para reducir su coste - Foto: Jonathan Tajes De la Riva también comunicó a los miembros del Consejo Social que los técnicos municipales están «negociando» con el equipo de Richard Rogers, redactor del proyecto de urbanización de los terrenos liberados, «acortar de forma notable» la longitud del futuro  túnel para vehículos en Arco Ladrillo para reducir sustancialmente su coste de 36 millones. Esa obra incluía la demolición del paso elevado para vehículos y el desmontaje de la estructura del  Arco de Ladrillo, que también se retrasará hasta el inicio de las obras del soterramiento.  En la misma línea de ahorro presupuestario, que ahora se impone por la crisis, comunicó que el equipo de Gobierno descarta la opción de construir una estación provisional mientras se ejecutan las obras de integración de las vías del ferrocarril.

Y todos estos cambios sustanciales se conocieron ayer en el mismo escenario, el Salón de Recepciones del Ayuntamiento, donde en una rueda de prensa multitudinaria, el 30 de junio de 2011, De la Riva ponía otras fechas muy distintas a las fases de la operación ferroviaria. Ylo hacía, precisamente, tras reunirse con el Consejo Social de la Ciudad.

Soterramiento. El alcalde repitió varias veces en su comparecencia pública de ayer que el «Ayuntamiento está haciendo sus deberes», pese a que las obras del soterramiento no tienen fecha. Eso sí, insistió en que «no aceptará otra solución» y  por eso aseguró que se está «apretando en todos los sitios» para reducir los costes al máximo, aunque no fue capaz de cuantificarlo, y que «sea lo más viable posible». De la Riva se justificó en que «mientras no haya valoración del suelo que se libere habrá que seguir esperando» porque si no «la otra alternativa es que alguien ponga más dinero, pero ¿quién?».

Aunque anunció pequeños avances, como que el  Ministerio de Fomento «ha reprogramado» para 2014 y 2015 la ejecución  y conclusión del desvío de mercancías, con una longitud de 17,5  kilómetros. Un alivio para Sociedad Valladolid Alta  Velocidad que había adelantado ese dinero. Ese acuerdo también  incluye la ejecución del ramal de conexión entre Renault y el nuevo complejo ferroviario. Esta futura vía  transcurrirá por el mismo trazado que el desvío y tendrá un  coste de 20 millones de euros.

Futuro de la sociedad. Aunque la operación del soterramiento esté aplazada sine die, el alcalde defendió la viabilidad de la Sociedad Valladolid Alta Velocidad, «la única que sigue en activo», gracias a que «cuenta con el recurso del suelo» y al «crédito de 400 millones que asegura su funcionamiento». Eso sí, su presupuesto también sufrirá importantes recortes, ya que está previsto reducir costes de funcionamiento por valor de 500.000 euros al año.