El presidente francés, François Hollande, se encontró ayer con su primer escollo dentro de la ronda de conversaciones que está manteniendo esta semana con los principales líderes mundiales para que formen parte de una coalición internacional que luche contra el Estado Islámico (EI). Si tanto el primer ministro británico, David Cameron, como el presidente de EEUU, Barack Obama, le tendieron la mano con firmeza en su empresa, el mandatario galo no corrió la misma suerte con la canciller alemana, Angela Merkel, quien prefirió mantenerse en un segundo plano dentro de esos planes para bombardear a los yihadistas en Siria.
Ante esta situación, y en una comparecencia conjunta en el Palacio del Elíseo, Hollande instó a Alemania a «implicarse aún más» y a «ir más lejos» en la batalla contra los terroristas.
Si bien agradeció que Merkel «ha tomado disposiciones importantes y se lo agradezco», en relación con el envío de 650 militares germanos a Mali para colaborar en la misión francesa en ese país africano, lo que permitirá al Ejército galo «desplegarse en otras partes», también manifestó que su deseo es que el Gobierno de Berlín «puede implicarse más todavía en la lucha contra el EI en Siria e Irak». «Si Alemania pudiera ir más lejos, sería una buena señal», remarcó.
Respecto a las medidas para luchar contra el Estado Islámico, que hoy planteará al primer ministro italiano, Matteo Renzi, y al presidente ruso, Vladimir Putin, el socialista llamó a avanzar en la aprobación del registro de nombres de pasajeros de avión y a erradicar el terrorismo «secando su financiación».
Entre tanto, Merkel indicó que es que el grupo extremista «debe ser combatido con medios militares», si bien remarcó que eso «no excluye el proceso político necesario». Eso sí, añadió que la tarea que se le plantea ahora por delante es pensar rápidamente en cómo apoyar a Francia, si bien no desveló ninguna actuación.
La mandataria centró su intervención en la crisis de refugiados que se vive en la actualidad en Europa y en uno de los puntos más reiterados desde París: el del control de las fronteras exteriores de la UE. Una vigilancia que, a su juicio, «no está suficientemente asegurada».
«Tenemos que tener una política que sea efectiva en el control de las fronteras exteriores», indicó, por su lado, Hollande, quien anunció que se celebrará un Consejo Europeo en Bruselas con las autoridades turcas para «definir o las obligaciones» y también «aportar la ayuda» a Ankara.
En este sentido, la canciller insistió en la necesidad de entenderse con el Gobierno otomano para acabar con «situaciones ilegales que solo benefician a los traficantes». «Turquía es uno de nuestros socios de la OTAN y no podemos admitir que en un Estado aliado se den esas situaciones de ilegalidad», añadió.
«Debemos encontrar una solución humanitaria para los refugiados», incidió, al tiempo que su colega francés insitió en que «era nuestro deber acogerlos». Asimismo, el presidente insistió, al igual que hizo el jefe del Ejecutivo de la Unión Europea, Jean-Claude Juncker, en que hay que «evitar la amalgama de que los demandantes de asilo son terroristas», al tiempo que admitió que la cuestión «es sensible», no por los extremistas que han logrado infiltrarse, sino porque «son decenas de miles de personas».