Fidelio es considerada una obra maestra, la única ópera que compuso Beethoven, pero también se trata de una pieza muy difícil de llevar e interpretar. Sin embargo, el Teatro Real subirá a escena esta obra desde mañana y hasta el próximo 17 de junio, bajo la dirección musical del alemán Hartmut Hanchen y la resposabilidad escénica de Pier’Alli.

El director artístico del Real,  Joan Matabosch , destacó ayer que se trata de «una de las obras más importantes de la música» que se estrenó en España por primera vez en 1893, casi 80 años después de la versión definitiva de esta pieza.

Aunque arranca como una ópera burguesa, Matabosch señaló que evoluciona hacia una «increíble explosión cromática y termina como un canto de libertad». «Es lo más progresista que se podía ser», subrayó el responsable del coliseo madrileño.

Por su parte, Haenchen puso de relieve también que se trata de una pieza «central» y «clave» de la música, que ha ejercido una «influencia notable» en los compositores posteriores, en la que confluyen varios elementos como la música sinfónica, la oratoria y el melodrama.

El director musical de Fidelio habló de «desafío» y de «reto» a la hora de explicar varios elementos de esta ópera. Por un lado, explicó que Beethoven no parte de la composición vocal, sino de la instrumental, lo que hace que el trabajo de los cantantes y del coro sea complicado.

También es una labor difícil para él mismo, ya que a diferencia de Mozart, donde «los tiempos fluyen con normalidad», en esta pieza se encuentran cambios y coincidencias que la convierten en una estructura compleja. De hecho, afirmó que cuando dirigió esta misma obra hace 34 años ya dijo entonces que nunca más iba a aceptar este trabajo.

Sin embargo, admitió la petición de Gerard Mortier, anterior director del coliseo madrileño. En esta ocasión, Haenchen ha realizado correcciones casi hasta el día antes del ensayo general, que tuvo lugar el pasado domingo, sobre lo que considera «errores de imprenta». Además, señaló que los manuscritos de Beethoven son muy difíciles de leer: «Su escritura es una auténtica catástrofe», bromeó.

Haenchen, especialista en el repertorio alemán, de quien se ha escuchado varias interpretaciones en el Real (Lady Macbeth de Mtsensk, Boris Godunov y Lohengrin), se colocará de nuevo al frente del coro y orquesta titulares del Teatro Real y de un reparto encabezado por Michael König (Florestan), Adrianne Pieczonka (Leonora), Franz-Josef Selig (Rocco) y Anett Fritsch (Marzelline) en los papeles principales.

Simbolismo escénico.

Por su parte, Pier’Alli, director de escena y responsable también de la escenografía, los figurines y la iluminación, se presenta por primera vez en el Real con una concepción  compleja y cargada de simbolismo, despojada de elementos escénicos ornamentales y en la que el apoyo audiovisual es decisivo para reforzar diferentes aspectos de una trama que encierra en sí misma, varias tramas, tal y como explicó su responsable.

Fidelio está inspirada en un hecho real ocurrido en Francia durante el período del terror, aunque el libreto de Jean-Nicolas Bouilly traslada la acción a España para conservar el anonimato. La obra contiene mucho más que una decidida defensa de la justicia y la libertad, es una exaltación del amor y la fidelidad, y tiene el atractivo de que en ella la mujer, Leonore/Fidelio, se convierte en el instrumento conductor y ejecutor, un personaje que lucha por sus principios con todo su ingenio intelectual, abandonando el lugar de víctima, en espera del héroe o de la venganza.

En torno al estreno de la ópera se han organizado dos actividades paralelas. El Museo Nacional del Romanticismo acogerá la conferencia de Joaquín Turina Beethoven en el Madrid romántico, que tendrá lugar este jueves en el auditorio del centro. Y en el ciclo Los domingos de cámara, solistas de la Orquesta del Real interpretarán un programa dedicado al compositor alemán, el 7 de junio.