La gran coalición de Gobierno en Alemania suma una nueva crisis. No hace ni un año desde que se celebrasen las elecciones que renovaron el mandato de la canciller, Angela Merkel -el 24 de septiembre de 2017- y acaban de cumplirse siete meses desde que los conservadores de la CDU y sus socios bávaros de la CSU firmaron la alianza con los socialdemócratas del SPD. Y, desde entonces, la inestabilidad entre sus integrantes se ha repetido.

En esta ocasión, el cisma lo ha desatado el jefe del espionaje germano, Hans-Georg Maassen, quien puso en duda algunos actos de violencia en las recientes protestas neonazis del este del país, una cuestión por la que los progresistas piden su cese, mientras la derecha no le cuestiona en ningún momento.

A ello se suman nuevas informaciones que aumentan la presión sobre Massen, según las cuales, éste puso a disposición del extremista Alternativa para Alemania (AfD), cinco semanas antes de su publicación, partes del informe de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución de 2017.