El nuevo papel del alcalde en funciones

Luis Amo
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León de la Riva acudía ayer, como desde hace veinte años, al sonido de las ocho de la mañana del reloj de la Casa Consistorial · El silencio y el desánimo eran los protagonistas por los pasillos

Trabajar. Hacer. Crecer. Este era el lema de campaña con el que el Partido Popular concurría a las Elecciones Municipales de 2015.Y, terminado ese periplo, conocidos los resultados y en un escenario que se creía lejano pese a la victoria en los comicios del domingo con 12 concejales, los populares ni arrojan la toalla ni esquivan el futuro porque vuelven a tomar el eslogan para luchar por y para Valladolid. Así lo hicieron ver ayer, aunque no es menos cierto que fue el día del paréntesis. El día después a unos inesperados resultados electorales donde mayoritariamente los populares acudieron a sus puestos de trabajo en el Ayuntamiento de Valladolid con semblantes tristes y de desánimo. Sin duda, ayer no fue el mejor día.


Las fuerzas flaqueaban entre los concejales, personal de confianza e incluso los funcionarios afines en cuanto a la confianza de muchos años de trabajo juntos se refiere. El alcalde en funciones, Francisco Javier León de la Riva, tampoco pasó uno de sus mejores días ya en su nuevo papel. Seguro. Tenía agenda programada, aunque no especialmente pública a excepción de la entrega del sorteo de las bicicletas en la sede de campaña. A priori, una mañana tranquila. Eso sí, ayer, como desde hace veinte años, entraba por la puerta minutos antes de que el reloj de la Casa Consistorial marcase las ocho en punto de la mañana. Un día más, no falló. Ahí estaba pese a la difícil y dura noche anterior en la que veía perdida su mayoría absoluta de los últimos cinco mandatos.


Son días de tarea tranquila, de afrontar cuestiones propias del funcionamiento rutinario del Consistorio que no comprometan a los siguientes en llegar. Pero son días de trabajo, al fin y al cabo, hasta el sábado 13 de junio, fecha en que se constituirá la nueva Corporación Municipal. Por eso estaban todos al pie del cañón o, al menos, recluidos en sus despachos. Sin muchas ganas de hacer pasillo como fue ostensible durante toda la mañana donde las conversaciones eran de puertas hacia dentro. Fue algo así como el silencio de los pasillos, donde no había oraciones porque hubieran llegado un día después, pero tampoco ni había la actividad de otras jornadas ni tan si quiera las voces simpáticas y conversaciones bromistas de los ordenanzas que, por cierto, también estaban sumergidos por algo así como el espíritu del 25M.


Puertas que, asimismo, según donde se llamase, así era el panorama: los despachos del Grupo Municipal Socialista y deIU desbordaban alegría tanto en cuanto se han propuesto sumar para desbancar al PP de la Alcaldía de Valladolid y recuperar la capital de izquierdas que fue hasta el año 1995. En los despachos delGrupoMunicipal Popular, de concejalías o vinculados con otros servicios pero con cargos de confianza delPP, por su parte, el panorama era bien distinto. Radicalmente diferente. De conversaciones y reflexiones. De balance y de plantearse el futuro. Ésta era precisamente la principal incógnita: el futuro. Al menos, de primeras, para las siete personas de confianza de León de la Riva de las cuales, según el reglamento interno del Ayuntamiento de Valladolid, sólo podrán quedarse tres, que son las correspondientes con los 12 concejales obtenidos en las urnas.


Fueron conversaciones con muchos silencios. Con muchas dudas. En definitiva, muchas preguntas sin respuestas porque decían no entender los resultados e incluso, en otros corrillos, los achacaban a la supuesta «trampa» con los logotipos de las papeletas de votación entre Candidatura Independiente y Ciudadanos en lo que significó -decían- la confusión para muchas personas entre uno y otro partido porque ahí estaba el concejal que no consiguió el domingo Ciudadanos y que, probablemente, hubiera salvado al PP y a Javier León al frente del Ayuntamiento.


Otros preferían ser más positivos y achaban la victoria que quitará el Gobierno al PP al simple y limpio juego democrático hasta el punto de que recordaban que algo parecido sucedió hace dos décadas, cuando se desbancó al equipo de Rodríguez Bolaños. Junto a esto, las charlas también de cómo se reorganizará la Casa Consistorial con la llegada del nuevo alcalde y cómo se organizarán los despachos. También de cuándo llegarán las cajas para llevarse los útiles personales.


León de la Riva, parafraseando el argot taurino, recogió el pasado domingo el silencio del público que realmente es la música callada del toreo. Un silencio, no obstante, roto con el de algunos vítores cuando poco antes de las tres de la tarde iba andando hacia su casa. Es más, tuvo varios momentos en la mañana donde los suyos le felicitaron y animaron, si bien destacó uno sobre todos: una votante le paró al mediodía por la calle Santiago y, en medio de las felicitaciones y apoyos mutuos, la mujer no pudo reprimirse las lágrimas ante el que consideró «nuestro mejor alcalde». «Buena suerte», se despidió.