Un Juramento Hipocrático actualizado

Óscar Fraile
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Alumnos de Medicina juran el texto de la Convención de Ginebra en lugar del clásico por diferencias en temas como el aborto

Alumnos de Medicina de la Universidad de Valladolid en un acto de graduación. - Foto: El Día

Hace unos 25 siglos que el médico griego Hipócrates de Cos, considerado por muchos como el padre de esta ciencia, elaboró un texto que sus aprendices debían jurar antes de empezar a ejercer. A partir del Renacimiento se extendió la costumbre de que los alumnos de las escuelas médicas hicieran lo propio, y así nació el Juramento Hipocrático, que hoy en día todavía se utiliza facultades de medicina de todo el mundo.


También en la de Valladolid, pero el acto de graduación del pasado sábado no fue como el de todos los años. Parte de los más de cien alumnos que ese acababan la carrera no hicieron el Juramento Hipocrático clásico, sino el de la Convención de Ginebra, que se aprobó en la década de los 40, tal y como informó ayer Cadenar Ser.


Aunque el espíritu es el mismo, entre ambos textos existen algunas diferencias. Por ejemplo, en el clásico se insta a los alumnos a jurar que no realizarán prácticas abortivas o relacionadas con la eutanasia. En concreto, el texto dice: «No accederé a pretensiones que busquen la administración de venenos, ni sugeriré a nadie cosa semejante» y «me abstendré de aplicar a las mujeres pesarios abortivos». Por el contrario, el Juramento de la Convención de Ginebra se limita a señalar: «No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad, de raza, partido o clase».


Así, un grupo de alumnos de sexto curso de Medicina se puso en contacto a lo largo de este año con el decano, Ricardo Rigual, para pedirle que, por primera vez en la Universidad de Valladolid (UVa), se permitiera también el Juramento Hipocrático de Ginebra. «En principio no nos hizo mucho caso», asegura David González, de la Asamblea de Estudiantes de Medicina de Valladolid (Ameva). Pero no cejaron en su intento. Pusieron en marcha una petición para conseguir firmas en la plataforma de internet Change.org y recabaron el apoyo de Izquierda Unida. Y al final consiguieron su objetivo gracias a un acuerdo entre los delegados de sexto curso y el Decanato, tal y como reconoce el decano. «Se añadió otro Juramento», afirma Rigual.


De este modo, en el acto del pasado sábado se hicieron dos lecturas colectivas y cada uno de los alumnos se levantó para jurar la que consideraba oportuna. «La mayoría de los estudiantes se levantó en las dos», explica González, quien añade que se trata de un «acto simbólico», pero que es «muy importante» porque hace referencia a «los principios» de cada uno.

Prácticas comunes. Pero las diferencias entre ambos textos van mucho más allá del componente ideológico. Del aborto y la eutanasia. En el Juramento clásico se rechazan prácticas que hoy son habituales. Por ejemplo, dice: «No ejecutaré la talla, dejando tal operación a los que se dedican a practicarla». Esta frase hace referencia a las cirugías, ya que antes la actividad de los médicos y los cirujanos estaba muy diferenciada. Es decir, intentaba evitar el intrusismo profesional, aunque una afirmación de este tipo ha dejado de tener sentido hoy en día. «Es un texto que tiene 25 siglos y está desactualizado porque la medicina ha avanzado mucho», asegura el representante de Ameva, quien también añade que el texto clásico incluye algunos preceptos con los que muchos estudiantes no están de acuerdo. González también recuerda que el Juramento de la Convención de Ginebra ya se hace en muchas facultades de España y Europa.


Otro de los aspectos que choca con los principios de muchos estudiantes es el hermetismo que inspira el Juramento clásico respecto a los conocimientos profesionales. «Instruiré con preceptos, lecciones orales y demás modos de enseñanza a mis hijos, a los de mi maestro y a los discípulos que se me unan bajo el convenio y juramento que determine la ley médica, y a nadie más».
Por otro lado, existe un tercer juramento, el de Louis Lasagna, que en 1964 promulgó este decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tuftsy y es muy utilizado en países anglosajones. Es un texto que hace mucho más hincapié en el aspecto humano en la práctica profesional.

Juramento clásico completo

Juro por Apolo, médico, por Esculapio, Higía y Panacea y pongo por testigos a todos los dioses y diosas, de que he de observar el siguiente juramento, que me obligo a cumplir en cuanto ofrezco, poniendo en tal empeño todas mis fuerzas y mi inteligencia.

Tributaré a mi maestro de Medicina el mismo respeto que a los autores de mis días, partiré con ellos mi fortuna y los socorreré si lo necesitaren; trataré a sus hijos como a mis hermanos y si quieren aprender la ciencia, se la enseñaré desinteresadamente y sin ningún género de recompensa.

Instruiré con preceptos, lecciones orales y demás modos de enseñanza a mis hijos, a los de mi maestro y a los discípulos que se me unan bajo el convenio y juramento que determine la ley médica, y a nadie más.

Estableceré el régimen de los enfermos de la manera que les sea más provechosa según mis facultades y a mi entender, evitando todo mal y toda injusticia. No accederé a pretensiones que busquen la administración de venenos, ni sugeriré a nadie cosa semejante; me abstendré de aplicar a las mujeres pesarios abortivos.

Pasaré mi vida y ejerceré mi profesión con inocencia y pureza. No ejecutaré la talla, dejando tal operación a los que se dedican a practicarla.

En cualquier casa donde entre, no llevaré otro objetivo que el bien de los enfermos; me libraré de cometer voluntariamente faltas injuriosas o acciones corruptoras y evitaré sobre todo la seducción de mujeres u hombres, libres o esclavos.

Guardaré secreto sobre lo que oiga y vea en la sociedad por razón de mi ejercicio y que no sea indispensable divulgar, sea o no del dominio de mi profesión, considerando como un deber el ser discreto en tales casos.


Si observo con fidelidad este juramento, séame concedido gozar felizmente mi vida y mi profesión, honrado siempre entre los hombres; si lo quebranto y soy perjuro, caiga sobre mí la suerte contraria.

Juramento de la Convención de Ginebra completa

En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica, me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad.

Conservaré a mis maestros el respeto y el reconocimiento del que son acreedores.

Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones.

Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí.

Mantendré, en todas las medidas de mi medio, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica. Mis colegas serán mis hermanos.

No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad, de raza, partido o clase.

Tendré absoluto respeto por la vida humana.

Aún bajo amenazas, no admitiré utilizar mis conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad.
Hago estas promesas solemnemente, libremente, por mi honor.