La ribera de las monjas

Ernesto Escapa
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La ruta del fin de semana por Torrecilla de la Abadesa

La ribera de las monjas

El Duero dibuja un paisaje singular de meandros e islas fluviales entre las desembocaduras del Zapardiel y el Trabancos, en la antesala de Castronuño. Por la margen derecha del río se extienden las cepas de la denominación de origen Toro, mientras los viñedos de su orilla izquierda pertenecen a la denominación de origen Rueda. El escritor catalán Gaziel dibujó esta estampa: “La vista del Duero, ceñido por sus verdes riberas, es inimaginable el consuelo que infunde, a los ojos y al espíritu, después de atravesar tanta tierra enjuta. La mayoría de los escasos ríos de España, sobre todo los atlánticos, tienen gran valor histórico, porque casi puede decirse que no hay hecho decisivo en la formación y el desenvolvimiento de España, que no se haya producido en las tierras interiores y a lo largo de estas corrientes fluviales, todas inclinadas hacia Poniente…

El Duero es históricamente el más importante de todos, porque sus riberas vieron los sucesos más graves, en los momentos más críticos, cuando todo se jugaba a cara o cruz… Entre Tordesillas, Toro y Zamora, en efecto –como un tablero de ajedrez-, el destino jugó repetidas partidas que decidieron el futuro de todo el territorio hoy llamado España. Estas jugadas cayeron como un pedrisco, a fines del siglo XV y comienzos del XVI”. Este tramo del Duero remansa sus tablas entre sotos de densa cobertura vegetal, en los que descuellan algunos árboles de gran porte. La llanura aluvial fuerza meandros de audaz curvatura formando islas y barras de grava y arena. Las islas se adornan con arboledas tupidas, cuya pantalla verde contrasta con el resol de sus playas naturales. También las riberas tienen playas solitarias de arena, algunas con suaves dunas, a veces colonizadas por tamariscos.

LA ABADESA DE NAPOLEÓN.

A la altura de Torrecilla de la Abadesa, el Duero se ensancha en el azud de Herreros, que aprovecha una central eléctrica. La vega que riega el canal sangrado del río perteneció a las monjas clarisas de Tordesillas hasta 1868. De ahí el apellido del pueblo. A la entrada de Torrecilla se ve la ermita del Humilladero, construida en ladrillo con una pequeña espadaña de piedra. En cambio, no quedan vestigios de la ermita de Barluengo, inundada por el río a mediados del diecisiete. El provecho agrícola de la vega acabó con el rastro de sus cimientos. Lo más hermoso del pueblo se agrupa en lo alto, para hacer honor a su nombre. En la calle Matadero sobresale una casona de ladrillo con arco de piedra y buenos herrajes en las ventanas.

La iglesia de San Esteban alza su torre sobre la estampa tendida del pueblo, cuyas casas se deslizan por la ladera hacia la vega. Dos escalinatas de piedra suben hasta la puerta de la iglesia, que preside una imagen del santo. Una de ellas arranca de la calle Traspalacio, recorrida por una casona de adobe enlucido que abre a la plazuela un soportal con columnas de piedra. La tradición quiere que esta fuera la residencia de las monjas y el lugar preferido para sus descansos por la abadesa Manuela Rascón, la misma que compartió en 1808 con Napoleón en Tordesillas la cena de Nochebuena. Como ocurre en San Román de Hornija o en los zamoranos Morales y Villalonso, también en el soportal monástico de Torrecilla se ven varios fustes de columnas aprovechados como poyos en los que pegar la hebra. Alguno tajado por su mitad, para hacer más cómodo el asiento.

ISLAS DEL DUERO.

Desde Torrecilla, el camino de Torre Duero trenza su recorrido con el canal de Tordesillas por un paisaje ribereño salpicado de islas: la de los Alisos frente a Torrecilla, la de las Muertes, la del Charcón y la de Torre Duero, cuyos sotos cobijan nutridas colonias de garza real, garceta común y martinete. La ruta discurre entre los tesos de El Castillo, Valdespina, Tardecena y El Cubo, a la derecha, y los meandros del río a la izquierda hasta llegar a Torre Duero, un pueblo convertido en granja agrícola. La isla de Torre Duero resulta estacionalmente accesible en todo terreno y muestra signos evidentes de degradación: roderas en las playas de arena, reparto estratégico de desperdicios, etc. Una auténtica pena.

En su primer trecho, el camino de Torrecilla a Torre Duero discurre por la derecha del canal dejando a la izquierda una era donde lucen su planta cónica dos chozos de adobe revestidos de barro. El caserío de Torrecilla muestra algunos ejemplos notables de construcciones de ladrillo, que hacen justicia a la dedicación cerámica en la que se especializó el pueblo antes de orientarse hacia la agricultura de regadío. Más allá de las eras, al otro lado del canal, asoma Vega Chica.

El camino hacia Torre Duero aparece salpicado de construcciones y frutales, con el acompañamiento de una cornisa arcillosa que vigila la vega extendida hacia el río. Torre Duero se anuncia por el cubo de ladrillo de la iglesia del Rosario, un edificio mudéjar de principios del trece con un ábside de excepcional belleza recorrido por doce vanos verticales ciegos. Está emplazado sobre un escarpe que domina el curso del río. El antiguo pueblo, convertido en caserío de labranza, se dedica al viñedo. A su término arranca el encinar de la Encomienda de Cubillas. La mitología de posguerra fabricó la hipérbole de bautizar como Florida del Duero a este quiebro apresado del río. El embalse no tiene grandes dimensiones, apenas alcanza las 164 hectáreas y los tres metros y medio de profundidad, pero es cierto que ha creado en su entorno un codiciado espacio natural, tanto por la belleza vegetal del enclave como por la colonia de pájaros que alberga.

DATOS PRÁCTICOS

Llegar. A Torrecilla de la Abadesa se accede desde la autovía del Duero, entre Tordesillas y Toro.

Comer: En Tordesillas, El Torreón (983 770 123), el Parador (983 770 051), los Toreros (983 771 900) y El Montico (983 028 200). En Morales de Toro, restaurante Chivo (980 698 219).

Turismo rural: En San Román de Hornija, Reyes Godos (626 215 776). En Castronuño, las Alamedas (983 866 138), Alto de la Reserva (983 406 876), Casamona (983 224 607), El Baúl (983 390 454) y Flor del Duero (983 866 346).