Puente: «Tengo línea directa con todos los ministros»

M.R.I
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Entrevista con el alcalde y candidato del PSOE a la Alcaldía de Valladolid, Óscar Puente

El sueño político de Óscar Puente era ser alcalde de Valladolid. El socialista lo consiguió en junio de 2015, al sumar los apoyos de Valladolid Toma la Palabra (VTLP) y Sí Se Puede (SÍVA), cuando desbancó, después de 20 años, del sillón al ‘popular’ Francisco Javier León de la Riva. Un cambio que ahora le sabe a poco y que quiere prolongar siendo candidato en 2019 y también en 2023. Puente, que vive uno de sus momentos políticos más dulces, suma a la Alcaldía de Valladolid la portavocía de la Ejecutiva del PSOE, pero asegura que los cantos de sirena que puedan llegar de Madrid no le conquistarán porque tiene un proyecto de ciudad a medio plazo, que espera sea ratificado por los ciudadanos en las municipales de mayo de 2019. Una carrera electoral que empieza este sábado, con la presentación oficial de su candidatura arropado por José Borrell. Y en la que asegura que parte sin miedo. Lo que es seguro es que la inicia sin conocer todavía a ninguno de los cabeza de lista del resto de partidos que confrontarán con él.

Su candidatura a la Alcaldía ha sido la primera que se ha conocido y es también la primera que se presenta oficialmente ¿Con qué expectativas afronta esta larga carrera electoral para su reelección?

Las expectativas son las de ganar y revalidar mandato. Soy candidato desde junio. El PSOE formalmente eligió sus candidatos ese mes, al menos en los lugares donde se gobernaba y el alcalde tenía ese prerrogativa de ser candidato, salvo que un 40% de la militancia solicitara un proceso de primarias. Como soy candidato y quedan ocho meses para las elecciones creo que hay que ir empezando a poner encima de la mesa el producto para los próximos cuatro años y eso es lo que hago. 

¿Ese proyecto político para los próximos cuatro años sobre que base pivotará?

El proyecto para los próximos cuatro años se basa en consolidar y afianzar algunos de los avances de estos cuatro años. Quedan algunas cosas pendientes de este mandato que hay que culminar y, sobre todo, seguir abriendo la ciudad y haciendo una política de interés público, de defensa de servicios públicos. La idea clave es afianzar el proyecto que hemos iniciado en el año 2015, entre muchas dudas de mucha gente y con mucha precariedad inicial, pero que poco a poco se ha ido transformando en un proyecto mucho más fuerte y que en los próximos cuatros años estoy muy esperanzado en que se podrán hacer muchas cosas. Vamos a tener una economía más saneada en el Ayuntamiento, que supone más recursos, y podremos emprender proyectos más importantes. Espero que se hagan realidad algunas de las cosas que se han ido apuntalando en estos primeros cuatro años. Tiene que verse materializada la Ciudad de la Justicia y también tiene que empezar a existir el Parque Agroalimentario.

 

Presenta su candidatura en el barrio de Pajarillos, al otro lado de las vías. Tiene algo que ver que esta semana en el Pleno se volvió a tratar por enésima vez el tema del soterramiento y la puerta abierta que dejan ahora para ver si el Ministerio de Fomento retoma este proyecto. ¿No considera peligroso volver a plantear esa ilusión en barrios como Pajarillos, afectados directamente?

Creo que estoy jugando con mucha responsabilidad en ese tema. No seré yo el que contribuya a generar falsas expectativas. Hay en este momento una posibilidad de restudiar el tema, pero tengo muy claro y así se lo he trasladado al Ministerio de Fomento, es que quiero que con independencia de esa opción no se puede perder el tiempo sin acometer los cambios que hacen falta en algunos pasos de la ciudad. El paso de Labradores hay que licitarlo, sin duda, porque hay que cambiar esa zona. Aquí hay dos alternativas: una es el pájaro en mano o los ciento volando. Creo que lo más sensato es quedarse con el pájaro en mano y si al final acaba apareciendo la posibilidad de soterrar pues la abordaremos, pero con realismo.

¿Este obra junto con la conclusión de las de la plaza deprimida de Rafael Cano será básica para que los ciudadanos visualicen el proyecto de integración y no les penalice electoralmente la decisión de haber descartado el soterramiento?

No creo que los ciudadanos vayan a penalizar nada. No se descarta el soterramiento. Uno descarta las opciones posibles que tiene entre las manos, pero es que el soterramiento nunca ha sido una opción. Esa es la gran mentira. No ha tenido jamás ninguna posibilidad de ser realidad salvo en aquel momento en el que había una bonanza económica muy grande y los suelos eran capaces de financiar la operación, pero aquella oportunidad se dejó pasar porque en aquel momento, los que ahora tienen tanta prisa y saben tanto de esto y si estuvieran ellos ya se estaría soterrando, no se aprovechó la oportunidad y se dedicaron a dejar pasar el tiempo. El Plan Rogers tardó cinco años en desarrollarse, tres pasó metido en un cajón del Ayuntamiento sin ningún avance. Pasó el tiempo, la crisis inmobiliaria se echó encima y se generaron más de 400 millones de deuda. Con esas circunstancias hablar de descartar el soterramiento es utilizar mal el lenguaje. No se descarta porque no es posible, no lo ha sido en ningún momento.

¿Le tranquiliza que no se haya convertido en una reivindicación social masiva en la calle como sí que ha sucedido en Murcia aunque sí que se mantiene la política?

Por algo será. Creo que los vallisoletanos, igual que los murcianos, no son tontos. Los de Murcia se manifiestan porque su realidad es completamente distinta: el tren llega a esa capital y no hay ningún solo paso subterráneo por la vía, no tienen más posibilidades de cruzar que por los pasos a nivel que tienen. Si ahora se mete el tren de alta velocidad y se mete unos muros de seis metros a cada lado, la ciudad queda completamente incomunicada. Y los murcianos se manifiestan para no quedar aislados. Esa situación no se da en Valladolid, donde hay una comunicación a uno y otro lado de la vía, muy mejorable, que es lo que creo que tenemos que abordar con realismo, pero no hay aislamiento. Es normal que los murcianos estén en pie de guerra y los vallisoletanos observen esta cuestión con más distancia y más escepticismo porque, entre otras cosas, han vivido 20 años de engaños y ya están cansados. Lo que no hará este alcalde es contribuir a engañarles más. Le diré lo que hay. ¡Qué más me gustaría a mi que decirles que vamos a hacer el soterramiento! Pero la realidad es que está muy complicado. Y el responsable de decirles hay una alternativa, vamos a trabajar seriamente en ella y va a quedar muy bien si somos capaces de desarrollarla.

Recalca que se presenta a la reelección para afianzar el proyecto de estos cuatro años, entre los que hay infraestructuras pendientes como el Campus de la Justicia, que al final no se hará con una operación del PGOU, ni con expropiación, pero sí con una operación la sombra de la especulación, que resulta compleja de entender en un Gobierno de izquierdas.

A mí me sorprende esto porque la operación no puede ser más propia de un Gobierno de izquierdas. Se nos presenta la oportunidad de que un particular desarrolle un edificio, el de la Electra, que está muerto de risa desde hace casi lo mismo que el soterramiento y en el pleno centro de la ciudad. Esto nos permite seguir en nuestra idea de que la ciudad que queremos no es una ciudad que se expanda hacia el exterior sino que crezca hacia el interior. Se trata de rellenar un hueco de la ciudad, que es importante que se rellene con esta operación urbanística. Al mismo tiempo ese propietario compra la parcela de El Salvador, nos la cede y nos quita de en medio los procedimientos judiciales en que nos han metido sus propietarios, y cierra un acuerdo con el Sareb. Además, ahorramos 7 u 8 millones de dinero público, que podemos emplear en un barrio. Para mí es un ejemplo de urbanismo de izquierdas de primera división. Lo que no son ejemplos son los áticos de la plaza de Zorrilla, la operación de Enertec y Panibérica de Levaduras, donde lo único que ha habido son beneficios para particulares con nombres y apellidos. En este caso en concreto hay un beneficio para un empresario privado que ofrece una equivalencia a la ciudad a través de esa parcela. Creo que es una operación de interés público incuestionable.

El edil de Urbanismo insiste en que todavía no está cerrada por completo esta operación. ¿Por qué la premura para hacerla pública?

No era partidario de presentarlo, pero Manuel Saravia en aras a la transparencia y, sobre todo, porque ya era un secreto a voces y había mucha gente pregunta pues decidimos hacerlo porque no hay nada que ocultar. Esto es lo que está encima de la mesa. No obstante, la firma es inminente.

Al margen de estos dos proyectos, que han centrado la atención mediática, en su balance de mandato ¿de qué está más orgulloso el alcalde?

De muchas cosas. Algunas son intangibles y otras son palpables. De la que más orgulloso me siento es de la política social que estamos desarrollando. Cuando acabe el mandato estaremos en cinco millones al año más de presupuesto de Acción Social que cuando llegamos. De la política de los comedores, de las ayudas a la compra de material escolar, del trabajo social que estamos haciendo en barrios como Pajarillos, de la rehabilitación del 29 de octubre, el plan de viviendas blancas (comprar viviendas repartidas por toda la ciudad, sin crear guetos, para ponerlas en alquiler social). El aspecto social de este Gobierno es muy remarcable. Y luego hay cosas que son intangibles como haber devuelto a la ciudad un Gobierno que está a su nivel, no por encima del ciudadano, que recibe a todo el mundo, que atiende y escucha, que está en una actitud de permanente respeto por la ciudadanía. Por otro lado, es indiscutible y ahí están los resultados de las cifras de turismo, Valladolid vuelve a estar en el mapa, es una ciudad de la que se habla en toda España y es una referencia de un Gobierno de izquierdas bien avenido, de una ciudad que ha sabido avanzar sin estridencias, sin molestar a nadie, sin sectarismos. Creo que hay un Gobierno ejemplar, honesto y trasparente. Esto suma mucho.

En otro tema que ha generado polémica es la moción que se aprobó esta semana sobre la laicidad municipal. En el debate no se habló de efectos reales de las medidas aprobadas. ¿A nivel práctico que supondrá? 

En la moción no encuentro nada incompatible con lo que hemos venido haciendo durante estos tres años y pico. Aquí hay un respeto absoluto por las convicciones de cada uno. Hay concejales que van a las procesiones y otros que no; unos que van a misa y otros no. La presencia del alcalde siempre se mueve en el ámbito institucional en lo que se refiere a las costumbres ya arraigadas en la ciudad: la Semana Santa, la procesión de la patrona,... Conmemoraciones que creo que están comúnmente aceptadas por todos, creyentes y no creyentes. Entiendo que la trascendencia práctica de la moción es muy escasa en una ciudad como Valladolid en la que hay un respeto muy grande por la libertad de conciencia. Con independencia de que esté bien sentar unos principios por si se dieran algunos casos en el que el papel de las instituciones no estuviera claro.

La redacción de los acuerdos es lo suficientemente amplia para abordar debates como el que pide la Federación de Vecinos para cambiar el nombre de las fiestas y que sus socios no ven mal. ¿Cabe esa opción? 

Creo que forma parte de nuestra historia el que las fiestas estén vinculadas a determinadas fechas relacionadas con los patrones de cada localidad. Esto pasa en toda España, con independencia de cuál sea el significado que eso tiene en este momento. Lo que es indudable es que nos remite a nuestros orígenes y recordarlo y conservarlo no es malo, con independencia de que seamos una sociedad más laica hoy que hace 40 años. Forma parte de nuestra Historia, no supone nada y no ofende a nadie. Las costumbres que hay que eliminar son aquellas que ofenden, que son dañinas o nocivas, que excluyen. No veo que este sea el caso.

¿Teme que debates como este, ya en precampaña electoral, pueden restarles votos después de los ejercicios de equilibro que ha realizado durante el mandato para quitar miedo a un Gobierno de izquierdas?

Lo que sí sé es que en estos debates no se gana ni un voto, lo tengo muy claro. En estos debates se me verá poquito. Estoy centrado en cosas en las que creo que el ciudadano pone más atención porque afectan a cuestiones más esenciales de su vida. No creo que esto sea una cuestión de interés ciudadano.

¿Le preocupa que VTLP o SÍVA busquen en precampaña ese espacio y esos votos con debates como el de la laicidad?

Tengo que preocuparme por lo mío. A mis socios les aprecio mucho. He tenido un mandato muy bueno con ellos y les deseo lo mejor, pero no me puedo meter mucho más en su casa. Ya he dicho públicamente lo que pienso entorno al proceso que han emprendido. Hace cuatro años no veía que IU se llamara VTLP, no pensé que fuera a funcionar y, sin embargo, les fue bien y crecieron un concejal. No me puedo atrever a aconsejarles porque no he acertado siempre. Deseo que hagan las cosas lo mejor que puedan. Para mí son una aliados muy leales, he trabajo muy bien con ellos y me gustaría, si es posible, seguir haciéndolo.

¿Y le preocupa que Manuel Saravia no resulte candidato si sale adelante el proceso de integración de VTLP y Podemos?

No me preocupa en este momento. Creo que él será el candidato y eso es lo que me gustaría que sucediera. Eso tendrá que decidirlo y clarificarlo a través de sus procedimientos internos. Manuel Saravia es un valor para la izquierda de esta ciudad, ha hecho un buen trabajo y tiene cosas muy importantes pendientes de rematar. Y espero que quiera rematarlas. 

¿En la lista del PSOE caben nombres como los de algún edil de SÍVA si no entra en la plataforma de izquierdas?

Es prematuro hablar de listas porque hasta febrero o marzo no las haremos. Voy a intentar hacer la mejor lista posible. Creo que hay personas muy aprovechables, que han hecho un buen trabajo en esta ciudad y que lo lógico es que continuaran en política. Pero ahora sería muy prematuro por mi parte el aventurarme a decir si esa posibilidad se dará o no.

Aunque sea pronto porque todavía no se conocen los cabezas de listas de otros partidos, ¿le salen las cuentas al alcalde para su reelección? ¿Le preocupa que temas nacionales, como el de Cataluña, pase factura a sus socios?

Lo que me quiere decir es que la esperanza de la derecha de recuperar este Ayuntamiento está en el tema catalán. En lo que se refiere a Valladolid, el proyecto es menos que nulo. La derecha de esta ciudad no tiene un proyecto, se le ha caído completamente. No sólo se fueron a la oposición sino que durante estos cuatro años se han puesto de manifiesto tantas mentiras, tantos fiascos, tantos engaños al ciudadano y se ha visto que no hay ni proyecto, ni liderazgo, ni alternativa y que su única esperanza es que la política nacional les ayuda. En fin, entonces no está en sus manos. Yo voy a trabajar en lo que son mis activos: el papel que hemos hecho para Valladolid y el futuro que le espera a Valladolid si nosotros seguimos al frente, que creo que es un gran futuro. Y espero que eso lo tengan claro los ciudadanos cuando vayan a votar.

En ese escenario de recomposición del PP, ¿le preocupa la opción de Pilar del Olmo?

No me voy a pronunciar sobre hipótesis. No quiero asustar a nadie. Los nombres que oigo me suenan bien. Todos. Creo que el PP tiene un problema y es que no tiene ni un solo candidato que le sume un voto a las siglas. Es más, lo tienen difícil para encontrar uno que les reste. Sinceramente, no estoy preocupado. Tuvieron un hiperliderazgo en su momento, que dejó un panorama muy complicado porque no ha crecido la hierba tras él y ahora mismo tienen un papeleta muy complicada.

¿Por qué opta por no decidir la absolución de León de la Riva en el caso ‘Comfort Letter’?

El papel del Ayuntamiento de defensa del interés público ha ido todo lo lejos que debía. Una vez que hay una sentencia absolutoria y el interés público parece preservado no sé si tenía mucho sentido recurrir.

Por contra, usted está viviendo uno de sus momentos más dulces en política. ¿Ser portavoz de la Ejecutiva del PSOE le está aportando algún plus a las posibilidades de ser reelegido como alcalde?

Lo de la portavocía forma parte de mi compromiso con el PSOE y, probablemente, me ha aportado poco o nada, tampoco creo que me haya restado. Creo que el ciudadano ha entendido que para mí la prioridad máxima ha sido la Alcaldía, no creo que nadie haya visto que me haya dedicado a la portavocía. Mi agenda es pública y la gente ve lo poco que voy a Madrid. He tratado de ayudar a mi partido todo lo que he podido siendo leal a mí mismo, apostando a tope por aquello en lo que creo. Creo en el proyecto de Pedro y he estado con él donde me ha pedido, pero mi prioridad es esta y se ha demostrado. Aquí estoy y voy a estar.

Ahora que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno hay mucha gente que tiene expectativas sobre lo que Óscar Puente pueda conseguir para la ciudad. ¿Teme que si no se hace realidad le pase factura?

Eso es bueno. Se harán realidad, que nadie tenga duda, no todas pero muchas sí. El otro día me fui a Madrid y me traje dos nuevos trenes a Valladolid. Tengo hilo directo con los ministros y eso es un activo, una fortaleza que voy a aprovechar al máximo. Hay que tener en cuenta que este Gobierno lleva cien días. Muchas de las cosas importantes que estaban bloqueadas va a costar ponerlas en marcha, pero creo que a Valladolid le viene bien el Gobierno del PSOE y sacará provecho de la relación que tengo con el Gobierno.

¿Y por qué presenta su candidatura Borrell y no Sánchez?

Pedro vendrá, pero no le puedo traer cada seis meses. Aquí se hizo la primera ejecutiva federal fuera de Madrid de la historia. Vendrá en campaña. Para mí Borrell tiene un significado muy especial. Soy muy amigo suyo y es el político que más admiro de todos los que he conocido. Me identifico mucho con él, es un referente no solo político sino que ético. Es uno de los políticos más brillantes que hay en Europa y es un lujo tenerle aquí. Y es una espinita que me saco porque ya quise que presentara mis primarias en el 2000.

¿Reitera su intención de presentarse en estas elecciones y las siguientes?

Absolutamente. Tengo un proyecto a medio plazo para Valladolid y lo tengo que terminar. No tengo ninguna ambición de irme a Valladolid. No creo que ser ministro sea más que ser alcalde. El que piense eso está equivocado. La vida no es una escalara, que haya que estar todo el día subiendo peldaños. Estoy a gusto en mi ciudad, lo he dicho muchas veces. Hago el trabajo que me gusta. Toma una decisión y en tres meses la puede ver hecha realidad. Estoy donde quiero estar. Y si me apoyan los ciudadanos voy a seguir. Todo depende de ellos. En 2019 hay una oportunidad, si quieren que siga conmigo van a contar. En 2023, volveré a ser el candidato. Después ya veremos porque son tres mandatos y probablemente haya que plantear si estamos en condiciones y con el hambre que tenemos ahora de seguir. Mi proyecto no se agota ni en 2019, ni en 2023. Lo tengo muy claro.