Familia, poder y tradición

César Combarros (Ical)
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'El corderito', 'Alguien a quien amar' y 'Parkoló' se proyectaron ayer dentro de la Sección Oficial de la Seminci

‘El corderito’ es el quinto largometraje del realizador turco Kutlug Ataman. - Foto: El Día

Construido a modo de cuento, con moraleja incluida, El corderito, quinto largometraje del realizador turco Kutlug Ataman, abrió en la mañana de ayer la jornada en la Sección Oficial. Turquía es este año el país invitado en la Seminci, y numerosas películas de esa nacionalidad aparecen en todas las secciones del festival, además de contar con un ciclo propio que repasa los mejores trabajos anatolios de la última década.


El corderito fue recibida con aplausos tras su estreno en el Teatro Calderón, y desgrana el choque brutal entre las tradiciones que presiden la vida de los habitantes de una pequeña aldea rural turca, y la globalización que está viviendo el resto del país. La moral, los valores familiares, la desesperación, el desempleo o el miedo a la responsabilidad son algunos de los temas que aborda la película, sin prisas y sin concesiones.


El actor sueco Mikael Persbrandt se erige en protagonista absoluto de Alguien a quien amar, el cuarto largometraje de la danesa Pernille Fischer Christensen. En el film, encarna a un cantautor de éxito internacional que regresa a su país natal para reencontrarse, a su pesar, con su pasado. La película fue aplaudida en su estreno en España, y desgrana las intermitentes relaciones familiares que mantiene el protagonista con una hija no deseada a la que ve de lustro en lustro, y con el hijo pequeño de ésta. El film arranca con el aterrizaje de Thomas Jacob (así se llama el ficticio cantante) en Copenhague, para recluirse una temporada en su estudio de grabación favorito y dar forma a su próximo álbum.

Un cantautor se enfrenta a su pasado en ‘Alguien a quien amar’. Un cantautor se enfrenta a su pasado en ‘Alguien a quien amar’. - Foto: Rolf Konow


En el periplo tan sólo le acompañan Kate, su inseparable manager, y en Dinamarca se reencontrará con Molly, la productora responsable de sus mayores éxitos. El reencuentro forzoso con su hija y con su nieto, que son parte de su vida pese a su empeño de mantenerlos alejados como extraños, abrirá grietas en el endurecido corazón del viejo roquero, que ha decidido vivir alejado del mundo y de la compañía tras incontables fracasos sentimentales y una tortuosa relación con las drogas y el alcohol.

El cine húngaro ha sido tradicionalmente un fiel aliado de la Seminci. En esta edición, su representación en la Sección Oficial ha recaído en Bence Miklauzic, que en Parkoló, su tercer largometraje, traza una parábola sobre la deshumanización en clave de western contemporáneo.


Viejo conocido del festival, donde en 2010 participó en Punto de Encuentro con Los hijos del dragón verde, ahora regresa con una fábula amarga sobre el enfrentamiento, a vida o muerte, entre dos hombres bien distintos que, aferrados a sus convicciones, colisionan por un pretexto aparentemente nimio como una plaza de aparcamiento. La película presenta a Legionario, un hombre solitario que regenta un solar en pleno corazón de Budapest, donde alquila el espacio para aparcamientos de larga duración. Nadie, ni siquiera sus más allegados, parece saber nada de él ni sobre todo de su pasado, ni siquiera su verdadero nombre. Vive en una autocaravana en su propio parking, donde ha aprendido con el paso de los años a llevar una inalterable vida zen en armonía con la naturaleza y con los animales.