Los radares de la DGT baten su récord: tres multas por hora

A. G. Mozo
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Los diez cinemómetros fijos que Tráfico tiene en la provincia detectan una media de tres excesos de velocidad a la hora. 16.778 de las 27.993 denuncias interpuestas el pasado año en la provincia se detectaron en carreteras sin desdoblar

Los radares de la DGT baten su récord: tres multas por hora - Foto: Jonathan Tajes

Las 27.993 multas impuestas en 2018 por los diez radares fijos que la DGT tiene en Valladolid son ya la cifra más elevada desde que hace trece años se impulsase la puesta en marcha de una nutrida red de cinemómetros en las carreteras de todo el país, como complemento a la implantación del permiso por puntos y con el objetivo de tratar de poner coto al que, entonces, era la principal causa de accidentalidad vial y, al mismo tiempo, el factor que más agrava las consecuencias de los siniestros: la velocidad.

Casi tres lustros después, lo del acelerador continúa estando entre las principales preocupaciones de la Dirección General de Tráfico, pero ya no tanto en las autovías, que fue donde empezó todo, sino centrado absolutamente en las vías convencionales, en donde se va a profundizar en esta línea, con la reducción de la velocidad a 90 km/h en hasta 378 kilómetros de ocho carreteras de Valladolid, en donde se han ido instalando más radares fijos y en donde centra sus vuelos el famoso helicóptero con el equipo Pegasus.

Fue en 2005 cuando la provincia estrenó aquel primer equipo de la autovía A-62, en Cigales. En abril de 2017 se ponía en marcha el último, un moderno ‘multicarril’ -de los que multan simultáneamente en todos los sentidos- en la VA-900 (carretera de Fuensaldaña), frente a la urbanización Fuente Berrocal. Durante todo este tiempo, estos cinemómetros se han consolidado como una de las principales vías de detección de infracciones, a pesar de que continúan manteniendo su carácter disuasorio, pues no solo se advierten con la señalización vertical estática, sino que, además, suelen anunciarse a través de los paneles luminosos de la DGT.

Tráfico tiene diez radares fijos dentro de sus carreteras vallisoletanas, seis en autovías y tramos de doble carril, y cuatro en vías convencionales sin desdoblar, a pesar de lo cual el 60 por ciento de las infracciones del último año se detectaron entre los segundos. En concreto, 16.778 de esas 27.993 multas registradas en 2018 se impusieron con alguno de los equipos ubicados en zonas con un carril por sentido.

Y ahí se lleva la palma, tal como viene ocurriendo estos últimos cuatro años, el de la N-601, en el cruce de La Pedraja de Portillo. Con su limitación a 80 km/h (por ser una intersección), el pasado año batió su propio récord al llegar a las 13.544 denuncias; 37 al día, de media. Le ‘ayudan’ a combatir la siniestralidad en este tipo de vías el de la CL-602 (Íscar), que acumuló 1.147 y el ya citado de la VA-900, con 591, ya que el de la N-122 (en Traspinedo) lleva cinco años sin cinemómetro en la caja y, por lo tanto, sin detectar ni un exceso (en sus últimos años ‘activo’ no llegó ni a cien denuncias).

Entre las autovías y carreteras con doble carril, el más ‘multón’ es el de la A-6, al paso por Rueda, que denunció a 7.972 conductores en 2018 (una media de 21 al día). Le siguen el ‘veterano’ de la A-62 (el de Cigales), con 2.551 denuncias y el de la N-601 (Laguna), con 1.496. La lista de 27.993 multas, a una media de más de tres a la hora -unas 76 al día-, se completa con las 609 del radar de la A-62 en Tordesillas y las 83 del de la A-62 en Simancas. El de la VA-20, como el de Traspinedo, lleva años siete años ‘apagado’.