Mariano Rajoy y Angela Merkel quisieron dar ayer una imagen de sintonía en su encuentro en Berlín, al estilo del año pasado en Santiago de Compostela, y que, en esta ocasión, cambió el famoso camino de los peregrinos por un bucólico paseo a orillas del lago en el palacio de Meseberg, la casa de huéspedes del Gobierno alemán situado a unos 70 kilómetros al norte de Berlín. La cumbre informal, que comenzó el lunes por la tarde, coincidió con un momento en el que la deriva secesionista de Artur Mas marca la política española. Por ello, la canciller germana quiso dar su opinión sobre el asunto, alertando a Cataluña de que los Tratados de la Unión Europea garantizan la soberanía e integridad territorial de los Estados miembro y subrayando que considera «muy importante» que se respete la legalidad internacional.
La dirigente conservadora respondía así al ser cuestionada sobre si considera que la comunidad mediterránea quedaría fuera de la UE si declara la independencia de manera unilateral como está amenazando el president y la lista en la que concurre a las próximas elecciones autonómicas.
En este sentido, la líder de la Unión Cristianodemócrata dejó claro que había abordado este asunto con su homólogo español, «como suelen hacer los primeros ministros» con los temas de «actualidad política», y precisó que la posición de ambos es «muy parecida», ya que comparten que «todas las naciones comunitarias tienen que respetar las leyes y los tratados de la Unión».
«España será lo que quieran sus ciudadanos, pero lo que más me importa es que me parece injusto que se obligue a los catalanes a renunciar a una de sus condiciones, que sean catalanes, españoles y europeos, así que creo que quedar fuera de España y Europa no tiene ningún sentido», aseveró, por su parte, Mariano Rajoy, que añadió que, en su opinión, sería «profundamente injusto» que alguien se sienta extranjero en su propio país, por lo que garantizó que mientras él sea presidente «la Ley se va a respetar y la nación no se va a romper como pretenden algunos».
tensión y preocupación. Mientras en Berlín los dos dirigentes coincidían en cerrar las puertas a la quimera secesionista de Mas, en Barcelona era la patronal autonómica Fomento del trabajo la que arrojaba un jarro de agua fría sobre las aspiraciones independentistas al advertir del riesgo de salir de la zona euro. Así, la organización ve con «tensión y máxima preocupación desde la perspectiva empresarial» lo que denomina el enfoque secesionista de diversas candidaturas a las elecciones catalanas del 27 de septiembre. La patronal incide en que se trata de unos comicios autonómicos y que, por ello, el próximo Gobierno de la Generalitat «tendrá la responsabilidad de gobernar para todos los ciudadanos con la estabilidad necesaria para hacer posible alcanzar los principales objetivos del país».
Poco después de hacerse público el documento, el presidente de Empresaris de Catalunya, Josep Bou, mostró su adhesión a la denuncia realizada por la patronal, al tiempo que celebró su elaboración: «Hasta ahora, siendo la principal organización, tenía una posición un tanto timorata y ha dado un paso que es importante por su representatividad de asociaciones y gremios».
«Queremos explicar de forma sencilla las consecuencias económicas negativas que traería la secesión y lo bien que nos ha ido en las últimas décadas» en España, remarcó.