El acusado del homicidio de Nicasio Pérez reconoce que estuvo en el lugar del crimen minutos antes

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José Manuel Martínez reitera su inocencia y asegura que viajó de Zaragoza a Valladolid para poner fin a la relación que mantenía con la mujer de la víctima

El acusado del homicidio de Nicasio Pérez reconoce que estuvo en el lugar del crimen minutos antes

El acusado del homicidio de la calle Nicasio Pérez, el policía nacional José Manuel Martínez Falero, reconoce que el día del asesinato del marido de su amante, el 21 de noviembre de 2011, estuvo en el lugar del crimen minutos antes de que se cometiera el mismo, pero negó su autoría.

Aunque aseguró ese día, después de su viaje desde la localidad zaragozana de Asín, aparcó su coche en la calle Veinte metros, que estuvo desayunando en un bar de la plaza Circular y que incluso se acercó andando hasta donde la calle Nicasio Pérez, donde estaba el domicilio que la víctima, Rufino Arnaz, compartía con su mujer, y donde se encontraba aparcado el coche de ambos, reiteró su inocencia.

A preguntas del fiscal, José Manuel Martínez aseguró que su relación sentimental con la mujer del asesinado había finalizado en el verano de 2011, y que el único motivo de su presencia en Valladolid el día 21, así como una visita que hizo cinco días, era acabar con la relación de amistad que mantenía con la misma, ya que, según explicó, desde el verano de ese año ya no eran amantes.

De todas formas, la relación sentimental, según el acusado, la retomaron en enero de 2012 y se mantuvo hasta marzo. “Ella estaba obsesionada conmigo, e incluso me amenazó con suicidarse si la abandonaba”, aseguró, aunque no pudo argumentar los motivos por los que el 7 de marzo, según el abogado de los hijos, la mando un mensaje en el que decía que “eres única y te quiero”.

A su vez, y cuando desde el Ministerio Fiscal se le insistió en las diferentes versiones de los hechos que había mantenido en sus declaraciones previas, primero ante la Policía y luego ante el juez instructor, aseguró que en “esas circunstancias me bloqueo”.

Por otra parte, el acusado, que un día después del crimen fue operado en una clínica de Zaragoza de una de la rótula, aseguró que esta lesión se la produjo en una caída de su casa de la localidad de Asín sobre las 23,30 horas del día 20 y que después, antes de iniciar su viaje a Valladolid, descansó unas horas.

Además, en varias ocasiones, el acusado insistió en que el día del crimen su intención era espera en Valladolid hasta las 15 horas, hasta que su amante saliera de trabajar, para poder charlar con ella, pero que ante el dolor que tenía en la rodilla decidió emprender el camino de regreso hasta Asín. A su vez, afirmó que se enteró de la muerte de Rufino cuando en el camino de regreso a su casa pudo hablar con la mujer.

Las dos acusaciones particulares, una ejercida por los dos hijos de la víctima y otra por la mujer coincidieron en señalar que se trata de un “intento de crimen perfecto frustrado”, dado que en todo momento el presunto homicida trato de confundir a la policía, intentando simular que el móvil del crimen fue el robo.

Así, el abogado de la viuda, explicó que el acusado, conocedor de que por el teléfono móvil se puede conocer su ubicación exacta, apagó su terminal antes de iniciar el viaje desde Zaragoza a Valladolid. Además, indicó que su clienta tenía “la firme convicción de seguir con su marido".

Jurado popular

El juicio arrancó hoy en la Audiencia Provincial de Valladolid con la formación del jurado popular, que quedó compuesto por cinco mujeres y seis hombres, y está previsto que finalice el próximo día 7.

Mientras tanto, la defensa del acusado insistió en que no existen pruebas objetivas ni directas y que tanto las conclusiones de la Fiscalía como las de las dos acusaciones particulares se basan en “suposiciones e interpretaciones”. Además, aseguró que ningún testigo pudo reconocer con total seguridad a su defendido en las diferentes pruebas practicadas por la policía.

José Manuel Martínez se enfrenta a una pena de 19 años de cárcel y al pago de una indemnización de 200.000 euros, 75.000 para cada uno de los dos hijos de la víctima y 50.000 para la viuda, según la petición de la Fiscalía, mientras que las acusaciones particulares elevan la pena hasta los 20 años de prisión.

La Fiscalía sostiene que sobre las 8:05 horas del 21 de noviembre de 2011 el acusado asaltó a su víctima por la espalda cuando ésta se disponía a subir a su coche y la asestó dos puñaladas seguidas a la altura del corazón, la segunda “mortal de necesidad”, que le causaron la muerte en pocos minutos. Además, según el relato de algunos testigos, el presunto asesino fue visto unos cuarenta minutos antes semioculto cerca del coche de la víctima, en la esquina de la plaza San Juan con la calle Nicasio Pérez, llevando su rostro oculto por un braga oscuro y la cabeza tapada con un gorro de la misma tonalidad.