Carlos Suárez es, además del presidente, el máximo accionista del Real Valladolid. Y empieza a estar cabreado. O malhumorado. O hastiado. Vamos que no ve las cosas claras. Como la mayor parte de los aficionados blanquivioleta. Por eso, el sábado, tras el empate ante la Ponferradina, no dudó en entrar en el vestuario de sus jugadores y dejar claro sus pensamientos. Aunque la conversación no trascendió públicamente, el máximo mandatario sí habló de con qué sentimientos acabó tras ese 0-0: «Como se entrena se juega, creo que no hemos puesto actitud, el equipo no ha dado su medida. Y si no ponemos la actitud que tenemos que tener, como ante el Córdoba, seremos un equipo vulgar».
El presidente blanquivioleta acabó «descontento» con el juego y, por supuesto, con esa igualada. Pero fue un poco más lejos: «Este no es el camino. Se lo he dicho a ellos, hay que cambiar el chip ya».
Llegó a hablar de la afición que se dio cita en el José Zorrilla el sábado, esos algo más de 8.300 espectadores: «Por las personas que han venido, lo mínimo es dejarse el alma». Aunque pidió que los pitos se dejen para el final de los partidos, para cuando el colegiado señale el final, porque en muchas ocasiones el apoyo puede dar el último empujón para tratar de sumar los tres puntos en juego, como pudo ocurrir ante la Ponferradina.
Vestuario sagrado. Uno de los futbolistas que se refirió a las declaraciones de Suárez fue Javi Moyano, que habló de la inviolabilidad del vestuario: «Dentro lo que se dice o se habla, se queda para nosotros. El vestuario es un santuario. Todos estamos para ayudar y sumar, y las palabras del presidente van encaminadas en ese aspecto, a ayudar a animar a sus jugadores. Sabemos cuál es el camino a seguir, que llevamos dos empates seguidos y solo pensamos en la siguiente jornada y en sumar tres puntos para que estos resultados no nos penalicen».
Clasificación. El Real Valladolid perdió una nueva ocasión de engancharse de forma definitiva a la lucha por entrar en el play off, en una jornada con otros seis empates y con un Alavés que abre huevo desde el liderato. Los blanquivioleta se quedan a cinco puntos del Mirandés, que ocupa el último puesto de la Fase de Ascenso; a siete del segundo clasificado, el Leganés; y a trece del primero, el cuadro vitoriano.