La sala Mambo vuelve a estar en el punto de mira y ahora se podría enfrentar a sanciones de hasta 72.000 euros, además de al cierre del local. Todo, después de que en la última semana la Policía Local haya levantado cuatro actas por infracciones relacionadas con un exceso de ruido contra el que ya vienen peleando los vecinos del edificio desde hace años y por lo que mantienen abiertos un par de litigios judiciales contra los propietarios de la discoteca.
Fue, precisamente, la llamada de una vecina lo que desembocó en las dos últimas intervenciones de la Policía Local. Una, el pasado martes 16, cuando se iba a celebrar en esta discoteca un concierto, y otra, en la madrugada del sábado al domingo. En ambos casos, los agentes que acudieron al piso de esta mujer -estas mediciones se efectúan en salón y dormitorio- pudieron comprobar cómo, en efecto, los niveles de ruido estaban por encima de lo autorizado por la Ley de Actividades Clasificadas y Espectáculos Públicos, que habla de 25 decibelios en horario nocturno y 30, en diurno. Según confirmó este periódico en fuentes policiales, las mediciones que se llevaron a cabo en casa de la denunciante dieron 35 decibelios el martes y 30,9 la madrugada del domingo. Por ello, se levantaron sendas actas por la comisión de una infracción muy grave, castigada con sanciones que van desde los 12.000 hasta los 18.000 euros, además de posibles precintos de los equipos o, incluso, de clausura de la sala.
Aunque la cosa no quedó ahí. En las inspecciones efectuadas por los agentes dentro del local, que no llegó a ser desalojado en ningún momento, se detectaron otras dos presuntas irregularidades más. El martes, día del concierto, se vio que los instrumentos con que iba a tocar Imperial State Electric no estaban conectados al sistema de limitación de sonido, motivo por el cual, Mambo decidió cancelar el concierto, según explicaron las mismas fuentes. Y ya el domingo, fue un agente el que descubrió que en la misma cabina del DJ se había instalado lo que la Policía Local ha denominado como un ‘interruptor trampa’, es decir, un sistema con el cual poder activar o desactivar el limitador de sonido que estaba puenteado, pero que, gracias a este «novedoso» mecanismo se hacía con un simple gesto.
Esto, el tener manipulado el limitador de sonido constituye también una infracción muy grave y se castiga, por lo tanto, con las multas ya citadas de entre 12.000 y 18.000 euros.
Sanciones. Ahora ya tendrá que ser el servicio de Medio Ambiente del Ayuntamiento el que decida qué sanción impone a los dueños de una discoteca que lleva años en el punto de mira y que, al parecer, había reabierto durante las fiestas, con nuevos propietarios. Atrás quedaban los cierres de 2011 y 2012 cuando el TSJCyL, primero, y el Ayuntamiento de Valladolid, después, ordenaban la clausura de la sala por la ilegalidad de una obra de reforma.