Las grandes empresas de Valladolid sí que ven brotes verdes

Óscar Fraile
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Las firmas más importantes de la provincia reconocen que hay síntomas de recuperación, pero huyen del discurso triunfalista y son conscientes de que aún queda travesía por el desierto

Mayo de 2009. La por entonces ministra de Economía del Gobierno socialista, Elena Salgado, acuñó la expresión brotes verdes para referirse a los primeros síntomas de recuperación de la crisis. Unas palabras que fueron repetidas hasta la saciedad posteriormente, y en tono irónico, para desgranar uno a uno los datos que contradecían esta teoría.


Finales del año pasado. La actual ministra de Trabajo, Fátima Báñez, no utilizó esa expresión, pero, desde lo más hondo de la crisis, se refirió a «datos esperanzadores» para lanzar el mismo mensaje que su predecesora. Eso sí, meses más tarde incidía en que detrás de los brotes verdes de Salgado había agujeros negros.


Más allá de estos juegos de palabras, la posible salida de la crisis se ha utilizado en los últimos años como un arma arrojadiza cuyos argumentos bailaban en boca de los políticos en función de que estuvieran en tareas de gobierno o de oposición.


Sin embargo, los empresarios y sindicatos se han mantenido firmes desde 2008 al sostener que la situación era casi dramática y que la luz estaba al final del túnel estaba lejos de vislumbrarse. Una contundencia que se ha moderado en las últimas semanas e incluso se ha llegado a tornar en un moderado optimismo. Muy moderado.


Las grandes empresas de la provincia consideran que hay síntomas evidentes de que el avión de la recuperación ya ha despegado. Por ejemplo, el director de la fábrica de Michelin en Valladolid, Mariano Arconada, cree que «los indicadores macroeconómicos parecen confirmar que las medidas en curso van en el camino de un cambio de tendencia, que debe anticipar una mejoría». Eso sí, puntualiza que «aún va a ser necesario tiempo». Arconada incide en que «Hay que seguir con medidas que ayuden no solo a afrontar la crisis económica, que es la parte más emergente de nuestra crisis de valores», sentencia.


Este cambio de opinión generalizado viene avalado por los datos del Banco de España, que anunció hace unos días que el país salía de la recesión con un crecimiento del 0,1 por ciento del PIB en el tercer trimestre de este año.


En este sentido, el director general del Grupo Helios, Julio Pérez, alude a las «estimaciones de expertos» para sostener que, gracias a la reforma laboral, «existe la esperanza de que con crecimientos menores del PIB se pueda crear ya empleo a mayor ritmo». Pérez considera que es especialmente importante «reducir de forma significativa el problema del paro», para lo que confía en una recuperación de la demanda interna. «Debemos ser optimistas, la economía es cíclica y, por lo tanto, toca ya que termine este ciclo», dice. El director general de Helios también opina que, en base a los datos macroeconómicos, en 2014 volverá el crecimiento, aunque a un ritmo «lento».


Con todo, hay algunos empresarios que consideran que se debería haber profundizado más en las reformas. «Por ejemplo, hay que adelgazar la Administración», defiende el presidente de Lingotes Especiales, Vicente Garrido Capa, quien incide en que es un sacrificio que ya ha hecho el sector privado. «Estamos en el punto cero, visualizando unos principios, pero sería un error decir que ahora todo va viento en popa», avisa. Según él, lo que se ha hecho en España es «tomar un poco de impulso para conseguir sobrevivir».

En la construcción. Si hay un sector que lo ha pasado especialmente mal en estos años ha sido el de la construcción. En la explosión de la burbuja inmobiliaria está, para muchos, el inicio de la crisis más severa que ha sufrido España en las últimas décadas. Muchas firmas se han quedado en el camino y otras apenas han podido tener actividad para sobrevivir, con muchos ajustes, eso sí. Lo sabe muy bien Patricio Llorente, presidente de Collosa, quien sí reconoce que se empieza a salir de la crisis, «pero la velocidad va a depender de si se promueven medidas de estímulo para la creación de empleo». También pide a la Administración que apoye a la industria de la construcción como una de las «principales generadoras de empleo joven».


Entre el sector de la automoción, uno de los más importantes para la economía local, hay opiniones para todos los gustos. En Iveco se fijan en los resultados de su empresa para observar una cierta mejoría. «El último trimestre del año muestra un buen comportamiento, en la planta de Madrid se está registrando un alto volumen de pedidos de vehículos pesados y en Valladolid también hay más carga de trabajo, ya que se están produciendo todas las versiones de la gama Daily», señalan desde la empresa.


Para el director ejecutivo de Renault España, Antonio Alastuey, la manida recuperación es «el titular más deseado», pero cree que España «aún se está ajustando». «Hay buenas noticias en la balanza por cuenta corriente, se está reduciendo el déficit público y se están haciendo reformas valientes... pero no es suficiente», opina. Para él, pasará mucho tiempo hasta que los resultados se noten a nivel de calle porque todavía hay muchas cosas que mejorar. «No crecemos, el nivel de paro está en niveles inadmisibles, no hay confianza, el crédito no fluye y la demanda interna está en mínimos», se queja. Además, incide en que el mercado del automóvil ha retrocedido a niveles de 1989 y en que hay «factores colaterales» que deterioran la imagen de España en el exterior, como «la corrupción, los nacionalismos y la inestabilidad del sistema educativo». Eso sí, cree que quizá «haya pasado lo peor».


Por otro lado, el director general de Protos, Carlos Villar, conocedor de otro sector muy importante para la provincia, como el del vino, señala que «hay signos de mejoría». «Se nota, aunque solo sea en el ánimo de nuestro interlocutores y clientes, y es algo muy positivo después de llevar tanto tiempo enclavados en el pesimismo». Eso sí, puntualiza que eso no significa que se haya salido todavía de la crisis.


Carlos Moro, presidente de Grupo Matarromera, dice que la situación es «mejor que hace dos o tres años, pero queda mucho para ver la luz al final del túnel» y para que las familias lo noten.


Mucho más crítico es Pablo Álvarez, presidente de Vega Sicilia. «Esto es una juerga que se están corriendo unos pocos y vamos a pagar todos». Por eso cree que «la recuperación, como la crisis, será larga y llena de sacrificios».


Por su parte, el director financiero de Quesos Entrepinares, José Manuel García, opina que «las medidas tomadas en los últimos años están consiguiendo un cambio de tendencia», aunque «quedan pendientes varias reformas estructurales».


El consejero delegado de Grupo Norte, Miguel Calvo, también opina que «hay signos evidentes de recuperación que indican que se está saliendo del peor escenario, pero aún falta tiempo para dejar la crisis atrás». Por eso desde Grupo Norte dicen ser optimistas. «Creemos que la evolución de la economía española será positiva en los próximos trimestres, pero desde el realismo somos conscientes de que falta recorrido para interpretar las señales como un impulso sostenido».