El porcentaje de población no expuesta al humo de cigarrillos se duplica en once años

Óscar Fraile
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El 84 por ciento de los vallisoletanos no lo respira «nunca o casi nunca», frente al 42,1 por ciento de antes de esta norma

A finales del año 2005 el Congreso de los Diputados aprobó la denominada Ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco, popularmente conocida como ley antitabaco. El tiempo ha demostrado que esta medida legislativa ha sido una de las que más impacto ha tenido en el día a día de los españoles. Muchos se llevaron las manos a la cabeza al enterarse de que a partir del 1 de enero de 2006 no podrían fumar en el trabajo. Otros aplaudieron una iniciativa que les libraba del humo no deseado. El debato volvió a repetirse en 2011, gracias a una modificación de esta ley que ampliaba esa prohibición a locales de ocios, como bares y restaurantes. Se acababa así el pitillo con el café o con el cubata en la barra del bar.Lo cierto es que más de una década después de la entrada en vigor de esta norma se puede concluir que la adaptación ha sido menos traumática de lo que cabía esperar en un principio. Hoy cualquiera se llevaría las manos a la cabeza si viese a un diputado en el Congreso o a un concejal en el Ayuntamiento de Valladolid con un pitillo en la mano, pero las imágenes de archivo demuestran que hace pocas décadas era lo más normal. Igual que lo era fumar en hospitales y colegios antes de 1988.La buena repercusión que ha tenido esta normativa en la salud pública se refleja en la evolución de los datos del Observatorio de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Según este informe anual, en el año 2006 solo el 42,1 por ciento de la población de Valladolid aseguraba que «nunca o casi nunca» estaba expuesta al humo de los cigarrillos. Pues bien, el año pasado, últimos datos disponibles, ese porcentaje ya se había duplicado, al pasar al 84 por ciento. Las personas que están expuestas menos de una hora han pasado del 36,4 al 9,2 por ciento y las que están entre una y cinco horas, del 14,5 al 9,2 por ciento. Por último, los que tienen que tienen que convivir con humo de tabaco más de cinco horas al día han pasado del 4,5 al 1,9 por ciento.El estudio también refleja un descenso ininterrumpido del número de personas que fuman a diario en la provincia. Entre los años 2006 y 2009 rondaban las 128.000, pero a partir de ese año comenzó la caída hasta situarse en los 95.724 del pasado ejercicio. Una tendencia completamente inversa a la de los exfumadores, que han pasado de 79.457 en 2009 a 118.943 en 2017. De hecho, en el año 2013 se dio la circunstancia de que el número de exfumadores superó por primera vez al de fumadores.Esta evolución también ha servido para que Valladolid perdiese el dudoso 'privilegio' de ser la provincia con mayor porcentaje de hombres fumadores. Así era en 2006, con un 35,7 por ciento de varones enganchados a la nicotina. Hoy ese porcentaje ha bajado al 25,6 por ciento para situar a los hombres de la provincia entre los menos fumadores de España. Los varones están en el puesto 33, mientras que las vallisoletanas son las vigésimas, en comparación con el resto de provincias. El 18 por ciento de ellas fuma a diario.Pablo Rebollo es médico y psicoterapeuta de la delegación provincial de la AECC, además del director del programa de deshabituación tabáquica. Según él, hay varios factores que han contribuido al descenso de fumadores en España. «Estamos empezando a comprobar los resultados de la ley antitabaco de forma mucho más fehaciente, aunque también ha influido el hecho de que la población está tomando conciencia del problema de salud pública que supone el tabaquismo», explica. A ello han contribuido las numerosas campañas que se han hecho desde las administraciones públicas y desde colectivos como la AECC. Con todo, Rebollo denuncia la permisividad que todavía existe con algunos establecimientos hosteleros que «incumplen la ley antitabaco a partir de cierta hora», en relación a los que permiten fumar a altas horas de la madrugada, cuando en el interior hay clientela de confianza.El doctor Rebollo apunta que la concienciación social ha llegado a través del conocimiento del amplio abanico de problemas de salud que provoca el tabaco. Todo el mundo sabe que está estrechamente ligado al cáncer de pulmón, pero no está tan asumido que también provoque cáncer de laringe, esófago, vejiga y estómago, entre otros. «Hay más conciencia porque cada vez hay más familias con algún miembro afectado por esta enfermedad relacionado con el consumo de tabaco», añade Rebollo.