Una idea, una empresa

Óscar Fraile
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La IV edición del Premio Creación de Empresas congregó en su fase final a cuatro emprendedores que demostraron que la imaginación es una de las mejores armas para combatir la crisis económica

Cines Mantería. - Foto: El Día

Decía el poeta francés Teófilo Gautier que «en la lucha contra la realidad, el hombre solo tiene un arma: la imaginación». Una máxima que es más aplicable que nunca en los tiempos que corren, sobre todo en el mundo empresarial. La clave es dar con la idea, desarrollarla con imaginación e ingenio y trabajar, trabajar muy duro. Ideas que surgen en muchos casos en las aulas universitarias, tal y como quedó demostrado la semana pasada en la presentación de proyectos finalistas de la IV edición del Premio de Creación de Empresas, organizado por la Asociación Certamen Empresario del Año.
Fueron cuatro los que llegaron hasta la fase final, pero solo uno el que se llevó el gato al agua. El proyecto Abroad Connection Club, impulsado Ángela Hernández y la colombiana Sussy de la Portilla, contó con el favor del jurado. Se trata de una iniciativa que pretende facilitar la integración de los inmigrantes, en especial de los estudiantes Erasmus. Así, la empresa busca ofrecer información general de la ciudad que pueda ser de interés y otra más personalizada que solicite cualquier extranjero. Este proyecto empresarial nace de la experiencia personal de De la Portilla después de haber vivido en nueve países. «Cuando llegaba a uno nuevo siempre pensaba que sería genial que en un mismo sitio me pudieran dar toda la información», señala. Las ganadoras del certamen, que se celebró en la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales, se llevaron 900 euros y el compromiso del pago de 8.000 euros en facturas una vez que se inicie el proyecto. Además, podrán estar durante un año en el Vivero de Empresas de la Cámara de Comercio, que colaboró en el premio, al igual que el Ayuntamiento de Valladolid, la Confederación Vallisoletana de Empresarios, Caja España-Caja Duero y El Norte de Castilla.


La idea que quedó en segunda posición fue la de Raquel San José González, por La librería de mi barrio. Un proyecto tan maduro que, de hecho, ya es una realidad desde hace poco más de un mes en el barrio de Villa del Prado. San José se llevó 300 euros y la posibilidad de participar en un curso de creación de empresas. En tercera posición quedó uno de los proyectos más curiosos... y ambiciosos. Fernando Valencia quiere convertir los antiguos cines Mantería, que cerraron al público el pasado 8 de febrero después de 79 años de proyecciones, en una macro discoteca al más puro estilo Ibiza.
La última idea es la de Jacobo Linares, basada en el e-commerce y centrada en la venta de accesorios de smartphones y tablets.

Guía para inmigrantes

Ángela Hernández y Sussy de la Portilla han ideado una empresa capaz de ofrecer información personalizada a los extranjeros que llegan a ValladolidÁngela Hernández y Sussy de la Portilla han ideado una empresa capaz de ofrecer información personalizada a los extranjeros que llegan a Valladolid

La colombiana Sussy de la Portilla ha vivido en nueve países diferentes y conoce mejor que nadie lo difícil que es integrarse en una nueva ciudad cuando todo es una novedad. Sin embargo, esta dilatada experiencia le ha servido para poner en marcha, junto a Ángela Hernández, un proyecto empresarial bajo el nombre Abroad Connection Club. ¿En qué se basa? Se trata de recopilar toda la información de utilidad para los extranjeros, y especialmente para los estudiantes Erasmus. Es decir, horarios de autobuses, museos, recomendaciones sobre las mejores zonas de ocio, precios de alquileres de viviendas, información sanitaria, etcétera. Pero este proyecto quiere ir un poco más allá. Lo que pretende es ofrecer un servicio de ayuda a la carta, de modo que, cuando algún miembro del club lo requiera, pueda ofrecer información personalizada. «Si a alguien le gusta ir a pescar, le informaremos sobre los mejores sitios, las licencias que necesita y todo lo demás», explica De la Portilla. Evidentemente, hay que sacar una rentabilidad económica a todas estas ideas. Por eso, las dos impulsoras de esta empresa, que calculan que tienen unos 3.000 clientes potenciales, ofrecerán la entrada al club con una cuota de 50 euros más otra de diez mensuales. Según De la Portilla, «la inversión inicial rondará los 6.000 euros, unos gastos que, en su mayor parte, irán dedicados a la creación de la página web que contenga toda la información y al alquiler de la oficina». Unos gastos que podrían reducirse si se tiene en cuenta que, por el hecho de haber ganado el certamen, tienen derecho a utilizar durante un año las instalaciones del Vivero de Empresas de la Cámara de Comercio de Valladolid. Una de las estrategias a seguir por estas dos emprendedoras será contar con toda la ayuda que se le pueda prestar desde las instituciones, tanto a nivel de subvenciones, como de la información que puedan recopilar. Además, hay que tener en cuenta que el club a De la Portilla y Hernández quieren crear será un punto de encuentro para la población extranjera. De hecho, está previsto que se organicen fiestas con este objetivo. Otros de los valores añadidos de Abroad Connection Club será la bolsa de empleo, los encuentros entre socios para fomentar el aprendizaje de idiomas y la asesoría sobre temas académicos.

La librería de mi barrio

Raquel San José trabajó durante once años en la empresa Zarzuela. Como tantos otros españoles, la crisis trajo el despido, y el despido despertó la imaginación para iniciar un proyecto llamado La librería de mi barrio. Con el dinero de la indemnización más la capitalización del paro, San José ha logrado abrir un negocio muy particular, que le ha valido el segundo puesto en el Premio Creación de Empresas. No se trata de una tienda habitual. De hecho, en unos 70 metros cuadrados ha logrado distribuir la librería, centrada en obras infantiles, lectura de adultos y libros de texto, además de un pequeño quiosco, una zona infantil que cuenta con juegos didácticos y servicio de fotocopias al que podrá sacar mucho partido si se tiene en cuenta que en ese mismo barrio está previsto en el futuro la apertura de la nueva sede de Hacienda y el Campus de la Justicia. Pero, sin duda, el aspecto más innovador de este negocio es su «Plan Renove». Una idea que consiste en que los clientes que acaben un libro pueden volver a dejarlo en la tienda para ponerlo a la venta a un precio de segunda mano que ellos mismos marcan. Si aparece alguien y decide comprar ese libro a ese precio, el cliente que antes lo ha dejado en depósito tendrá un vale de descuento por ese valor para comprar un nuevo libro en la tienda. «Nosotros le mandamos un mensaje para que sepa que su libro se ha vendido», explica San José. Si no se vende, el libro se devuelve. Según ella, esta opción también es muy importante para el caso de los libros de texto que en muchas ocasiones se quedan sin utilizar. «Es una forma de competir con una gran superficie que tenemos cerca, como Carrefour, donde ofrecen descuentos del 25 por ciento a los que nosotros no podemos llegar». De momento, el negocio lleva un mes abierto, un periodo de tiempo aún insuficiente para darse a conocer a toda la ciudad. Es cuestión de tiempo, y San José maneja datos. En julio de 2011 la población de Villa del Prado era de 4.360 personas y las previsiones para los próximos años es que se superen los 7.500 vecinos. Los cálculos de esta emprendedora dicen que el primer año tendrá que invertir casi 30.000 euros, sobre todo en mobiliario, existencias y maquinaria. Unos gastos que se reducirán ostensiblemente en los siguiente ejercicios, donde prevé que lleguen los beneficios.

Fachada de 'La librería de mi barrio'.Fachada de 'La librería de mi barrio'. - Foto: El Día

Una discoteca en los cines Mantería

La ubicación es perfecta, en pleno centro de Valladolid; y la idea, novedosa. Fernando Valencia quiere convertir los antiguos cines Mantería, que cerraron el pasado 8 de febrero, en una macro discoteca al más puro estilo de las que hay en Ibiza. De hecho, este emprendedor cuenta con una dilatada experiencia en el mundo del ocio nocturno que incluye trabajos en las salas de fiesta de esta isla y en otras de la ciudad, como Asklepios. «Este proyecto no trata sobre una discoteca habitual», asegura. Según él, el modelo de negocio en este tipo de locales está agotado, por eso apuesta por una propuesta que «despierte las emociones de la gente». Y ahí nace el nombre: Emotions. Valencia quiere incluir performances, acróbatas, bailarinas bajo un cuidado espectáculo de luz y sonido. En la parte de arriba del local este empresario pretende abrir una sala de proyecciones y conferencias que puedan utilizar las empresas de la ciudad. En la presentación que Valencia hizo al jurado del Premio Creación de Empresas se detalló el plan financiero. Las obras de acondicionamiento para convertir el cine en una sala de fiesta, es decir, para la retirada de las butacas y la instalación del suelo, rondarían los 8.000 euros, según los presupuestos que aportó el empresario. Los equipamientos de luz y sonido ascenderían a unos 53.000 euros. Después habría que añadir el gasto de personal y el alquiler de local, que asciende a 2.500 euros mensuales. Posteriormente, y siempre según los cálculos del empresario, la discoteca Emotions prevé facturar 3.000 euros para cada día de apertura. El precio de las entradas sería de ocho euros anticipada y diez en taquilla. Las copas, a siete euros. Hay que tener en cuenta que el negocio no se basaría exclusivamente en la sala de fiesta y la de proyecciones. También dispondría de un pub after-work para «tomar algo después del trabajo». El proyecto cuenta con el apoyo de algunos de los más prestigiosos DJ del país, que comprometieron en un vídeo su presencia en una hipotética inauguración. Valencia quiere organizar las fiestas en función de los días de la semana: uno dedicado a los estudiantes Erasmus, otro día dedicado a grupos locales, otro a monólogos. Incluso otra, sin alcohol. para los más jóvenes.

Accesorios para smartphones

Geezky todavía no ha nacido como empresa, pero ya es una marca sobre la que Jacobo Linares y Víctor Ocáriz quieren construir un sólido proyecto basado en el e-commerce. La idea se basa en la compra de accesorios para teléfonos móviles de última generación y tablets a mayoristas, fundamentalmente asiáticos, para después venderlos a través de una plataforma digital. Uno de los puntos fuertes de esta empresa, según sus creadores, será la amplia variedad de su catálogo y su profunda especialización en estos productos, que «cada vez son más demandado por la sociedad». La personalización también es otra de las apuestas de Linares y Ocáriz para dar la vuelta a la situación actual en la que hay «muchos perfiles diferentes de usuarios y un solo smartphone». Además, aseguran que se trata de unos productos en los que el margen de beneficio es muy amplio, siempre que se elijan bien a los mayoristas. Y cuando hablan de una alta rentabilidad se están refiriendo a márgenes de hasta el mil por ciento. Por ejemplo, estos dos emprendedores sostienen que una funda básica para el Iphone se puede adquirir a los mayoristas por 50 centavos de dólar, mientras que en el mercado se vende por unos seis dólares. En el caso de las de más calidad, es decir, las de piel, ellos podrían comprarlas por unos tres dólares para después venderlas en el mercado por entre 40 y 50. Ambos sostienen que estos márgenes son tan amplios que incluso pueden aportar beneficios después de afrontar otros gastos, como los de logística o alquiler del local. Y es que está empresa, a pesar de basarse en la venta a través de internet, también contaría con una tienda física. «Es una forma de dar más confianza a los clientes, que saben que pueden ir a reclamar a algún sitio si lo necesitan», asegura Linares. Otra de las características de la compañía será su presencia en las redes sociales, una herramienta que también quieren utilizar como servicio de atención al cliente. Respecto a la inversión inicial, calculan que, en el menor de los casos, oscilaría entre los 10.000 y 15.000 euros y en el mayor, se iría hasta los 30.000. La mayor parte de ese dinero, evidentemente, se destinaría en un principio a cubrir los costes de la creación de una infraestructura on line adecuada. Como quiera que los accesorios que pretenden vender son tan variados, Linares y Ocáriz aseguran que su catálogo superaría los 10.000 productos. Y ahí está otro de sus fuertes para hacer frente a gigantes como Amazon: su nivel de especialización. Su objetivo es que todo el que piense en comprar un accesorio, piense en Geezky.