El PP continúa siendo la fuerza más votada pero recibe un severo castigo en las urnas

AGENCIAS
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Los 'populares' se imponen en nueve de las 13 regiones, aunque no podrán gobernar solos

Las citas electorales, sean del tipo que sean, ofrecen siempre el mismo balance: nadie ha perdido y todos han ganado. Algo así ocurrió ayer con los comicios municipales y autonómicos. Según los resultados generales, el PP ganó las elecciones locales (con el 27,03 por ciento de los votos, lo que le da 22.739 concejales) por un ajustado resultado sobre el PSOE, al que aventajó en dos puntos. Así, los socialistas alcanzaron el 25,04 por ciento de los sufragios y 20.816 ediles. Como Podemos no concurrió en ningún Ayuntamiento con sus siglas, Ciudadanos se situaría como la tercera fuerza en el conjunto del país, con el 6,55 por ciento, lo que supone 1.527 concejales, mientras que detrás aparecería Izquierda Unida, con el 4,73 por ciento, pero más ediles (2.216 escaños).

Comparado con los comicios de 2011, los populares, que ganaron en 37 capitales de provincia, aunque sin ninguna mayoría absoluta, perdieron más de 10 puntos porcentuales y alrededor de 4.000 concejales. No obstante, en aquella ocasión, la formación conservadora marcó su récord histórico con 8,5 millones de sufragios. También cayeron los socialistas, que se quedaron a 2,5 puntos porcentuales de su anterior resultado y a más de un millar de ediles que hace cuatro años. Así, que el PSOE no fue capaz de aprovecharse del derrumbe del partido de Gobierno.

Sin embargo, en las autonomías, y de ahí la doble lectura de ganadores y perdedores, los populares se dieron un fuerte batacazo, puesto que lograron revalidar ninguna de sus mayorías absolutas, y solo podrá seguir gobernando en Castilla y León, Murcia y La Rioja, donde rozaron la ansiada cifra de la mitad más uno de los diputados, algo que conseguirán si pacta con Ciudadanos.

El único dato positivo para Génova es que fueron el partido más votado en nueve de las 13 comunidades llamadas a las urnas. Solo Extremadura y Asturias, donde vencieron los socialistas, y Navarra y Canarias, donde ganaron los nacionalistas, no se decantaron mayoritariamente por el partido conservador. Eso sí, ninguna autonomía podrá ser gobernada por una sola formación. Y es que, precisamente, ésa fue la gran noticia de la jornada: la fragmentación del voto. Una característica que obligará a los partidos tradicionales a pactar con las fuerzas emergentes. Es decir, algo parecido a lo que ocurrió en Andalucía, que fue el aviso evidente de que el bipartidismo parece estar escribiendo sus últimos días en España.

Barcelona ejemplificó el terremoto político: la nueva candidatura Barcelona en Comú, encabezada por Ada Colau y apadrinada por Podemos, fue la primera fuerza en la capital catalana con 11 concejales de los 41 del Consistorio, seguida de cerca por CiU con 10 y por otros cinco partidos más.

Mientras, el PP sufrió duros golpes en dos de sus graneros de votos municipales: Madrid y Valencia, donde se dejó 16 y 27 puntos, respectivamente. En la capital de España, donde gobierna con mayoría absoluta desde 1991, Esperanza Aguirre superó en solo un concejal a Manuela Carmena (Ahora Madrid, ligada a Podemos), y esta última podrá gobernar si la apoya el PSOE. La cuarta fuerza es Ciudadanos, que no da la mayoría absoluta ni a una ni a otra candidata. En cuanto a esa Comunidad, la popular Cristina Cifuentes ganó con un 32 por ciento de los votos y 47 diputados. Le siguió Ángel Gabilondo (PSOE), con 37 escaños; Podemos con 27 asientos en el hemiciclo; y Ciudadanos, con 17. El pacto de los socialistas y la formación de Pablo Iglesias se quedaría a un diputado de la mayoría absoluta, que está en 65 parlamentarios.

Mientras, en Valencia, el descalabro del PP se refleja en los 20 puntos que ha perdido en cuatro años y en que puede perder las tres capitales si se alían el PSPV, Compromís y las nuevas formaciones ligadas al partido de Pablo Iglesias. Así, en Valencia, el feudo de Rita Barberá, el PP pasa de 20 a 10 concejales, aunque sigue ganando. Pero, un pacto de las fuerzas de la oposición arrebataría el poder a la actual alcaldesa.

Baja la participación. En cuanto a la participación fue del 64,66 por ciento, una cifra ligeramente inferior a la registrada en las elecciones anteriores, en las que se cifró en el 66,16. En total, votaron más de 22 millones de personas y más de 12 se abstuvieron para elegir a 67.611 concejales en toda España. Los votos en blanco supusieron, además, el 1,66 por ciento, lo que se sitúa como la segunda cifra más alta en unos comicios locales.