La pérdida de la mayoría absoluta del PP facilita un tripartito de izquierdas

Juanjo Fernández
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La victoria más triste del PP. León de la Riva gana las elecciones pero pierde la mayoría absoluta. Puente podría ser alcalde. El PSOE buscará un pacto con VTLP y Sí se Puede para su investidura

juanjo fernández / valladolid
El titular de la entrevista a Óscar Puente que publicó El Día de Valladolid el pasado jueves dejaba claras sus intenciones en caso de tener que llegar a un pacto para ser alcalde: «No veo descabellado un tripartito». Su primer tuit de anoche tras ya saber que su rival político durante los últimos ocho años no repetía mayoría absoluta despejaba cualquier mínima duda: «La izquierda tiene la responsabilidad y la oportunidad de cambiar esta ciudad. Y no la va a desaprovechar». El candidato del PSOE puede arrebatar la Alcaldía de Valladolid, bastión del PP y feudo de Javier León de la Riva durante casi 20 años, si logra el apoyo de Valladolid Toma la Palabra y Sí se Puede. Con Manuel Saravia, el líder de la formación de la que tira Izquierda Unida, es conocido el buen rollo que mantienen. En esa misma entrevista piropeó a «Manolo» por su tesón y trabajo de estos cuatro años. También fue cariñoso con Charo Chávez, la líder de la candidatura bajo el paraguas de Podemos. Mucho más que con Jesús Presencio, de Ciudadanos, con el que no tiene ‘feeling’ y no parece que vaya a necesitar sus dos concejales. 
La alianza que puede dar el bastón de mando a Óscar Puente  parece fácil antes de sentarse en una mesa de negociación. PSOE, VTLP y Sí se Puede suman los 15 concejales necesarios. 
 
La caída de Javier León
El PP de Javier León de la Riva ganó ayer las elecciones municipales en Valladolid, pero una victoria así es una derrota. A eso sabe que de los 17 ediles con los que trabajó el mandato pasado se pase a los 12 que tendrá durante los próximos cuatro años. Los datos son tozudos: León de la Riva ha obtenido sus peores resultados, se ha dejado más de 25.000 votos por el camino que emprendió en 2011, cuando consiguió su techo electoral. El destrozo de ayer huele a triste final de una excelente trayectoria electoral. Y a voto de castigo, pero no sé puede definir quien carga más parte de culpa, si él o el partido. Su bagaje político siempre ha estado marcado por su personalidad y por las polémicas que siempre le han acompañado. El juicio por desobediencia del que aún espera ha revoloteado durante toda la campaña. Ayer sus gestos y palabras daban por hecho ese «gobierno de perdedores», como definió al posible tripartito de izquierdas.   
Tras siete victorias consecutivas en las urnas y cinco mandatos en el despacho principal de la Casa Consistorial las urnas le dejan ahora sin posibilidad de formar gobierno, tal y como le pasó en su primera cita electoral en el lejano 1991. Aquella vez Tomás Rodríguez Bolaños mantuvo la Alcaldía con el apoyo de IU. Demasiadas coincidencias. 
Ahora, los peores resultados de la historia del PSOE en Valladolid, con poco más de 38.500 votos, casi la mitad de los obtenidos hace ocho años, pueden conducirle a la Alcaldía. Si lo del PP es una victoria de que sabe a derrota lo de los socialistas es la caída más dulce.
 
Aguanta el bipartidismo
El bipartidismo aguana pero se resiente. La suma de PP y PSOE se deja 18,38 puntos porcentuales. Del 77% del electorado que aglutinaron hace cuatro años pasamos a un exiguo 59% para dos partidos acostumbrados a tener pocos compañeros de viaje. A partir de hoy habrá que hacer hueco en el Ayuntamiento a otras dos formaciones. Lo del reparto de despachos será otra batalla. Si a IU ya se le quedaba pequeño el que tenían asignado para sus tres ediles, hay que colocar otra silla para Rosalba Fonteriz. Pocos hacen gracias ahora de la sopa de siglas que se aglutinan en Valladolid Toma la Palabra. Lo de Manuel Saravia han logrado mejorar los datos de IU, que desde el año 1995 no obtenía más de 20.000 votos. Ayer fueron 22.259. 
La marca blanca de Podemos en Valladolid también se hace con un sitio en el inmueble del número 1 de la Plaza Mayor. Sí se puede  accede a la política local con tres concejales que desde anoche se dejan querer. Porque Charo Chávez y sus compañeros tienen claro que pondrán condiciones a Óscar Puente, pero también que lo más probable es que acaben apoyando su investidura, aunque públicamente aún no lo reconozcan.
El que finalmente tiene pinta de quedarse fuera de juego es Jesús Presencio. Pocas posibilidades tienen Ciudadanos y sus dos ediles de ser el timón de la política vallisoletana que pronosticaban las encuestas y el propio Albert Rivera. El escenario que han dibujado las urnas no le han reservado tampoco la llave de ninguna gobernabilidad.