La casa de sus sueños... con contenedores de barco

R. GRIS
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Una pareja de vallisoletanos edificará su casa de 115 metros cuadrados en Aldeamayor con contenedores de 4.000 kilogramos cada uno

Hace algo más de un año compraron una parcela de terreno «a buen precio» en la urbanización El Soto con la intención de hacerse una casa de verano. La pareja de vallisoletanos formada por Ángel Aguado y Henar de Benito querían tener un refugio en un pueblo vallisoletano donde pasar los meses de verano y se decantaron por Aldeamayor, pero lo hicieron con una idea muy especial ya en la cabeza. Una idea que les convertirá en los primeros en tener una casa levantada a base de contenedores de barco. Sí, como lo oyen, vagones de barco de metal que conformarán las paredes, los techos y el suelo de su futuro hogar.  

Ángel y Henar tuvieron la idea de edificar su futuro hogar de metal. Son cuatro contenedores de 4.000 kilogramos cada uno, que les llegaron procedentes de Valencia la pasada semana. Ángel tiene un puesto de trabajo donde realiza montajes industriales y antes de comprar la parcela ya había tenido la idea, se había documentado en internet y había comprobado que está forma de edificación estaba extendida en los países centroeuropeos. Pero, sobre todo, había podido certificar que era viable y, además, mucho más económico.

La compra de los vagones es fácil, pero hay que tener cuidado porque los precios fluctúan mucho y no hay que tener prisa a la hora de  comprarlos. «Estos vienen directamente del puerto de Valencia». Los contenedores fueron trasladados la semana pasada en camiones hasta la misma parcela de la urbanización El Soto, en Aldeamayor de San Martín, donde servirán para levantar su futura vivienda.

«La idea que teníamos era hacer una casa de verano y no queríamos gastar más dinero del necesario». De esta forma, se pusieron manos a la obra y encargaron el proyecto técnico a un arquitecto y acudieron, por supuesto, hasta el Ayuntamiento para conseguir las pertinentes licencias para comenzar las obras. «Las licencias nos han tardado tres meses, es lo que más tiempo nos ha quitado, pero ya lo tenemos todo».

La parcela tiene unos 600 metros cuadrados y en ella han planeado levantar una vivienda de 115 metros, que tenga tres habitaciones, dos baños, un almacén y un salón-comedor con cocina incorporada de 56 metros. Y todo ello levantado con los vagones de barco, que formarán todas las paredes exteriores. Los vagones estarán apoyadas sobre una cimentación perimetral de toda la casa.

Ángel y Henar tienen la fortuna de que varios miembros de sus familias están íntimamente ligados al sector de la construcción y serán ellos mismos los que comiencen los trabajos. «Solo voy a contactar con profesionales para el tema del aislamiento porque la chapa es fría en invierno y calurosa en verano y eso tiene que quedar perfecto. Es aislamiento es fundamental», destaca Ángel, quien se apoyará tanto en su padre como en su suegro para realizar muchas de la tareas. «Entre todos, podemos hacer las labores de fontanería, electricidad...».

Ángel y Henar calculan que para el próximo verano ya podrán estar instalados en su nuevo hogar (actualmente viven en el barrio de Las Delicias), aunque reconocen que lo harán poco a poco, sin prisa. «Este tipo de vivienda puede estar terminada en unos tres meses, pero nosotros no tenemos tanta prisa».

El motivo principal de que esta joven pareja se haya decantado por estos materiales para la construcción de su casa, además de los conocimientos que poseen en la materia, es el económico. Creen que el coste total de la vivienda, exceptuando la parcela será de unos 60.000 euros, mientras que en el caso de que se hubieran optado por la edificación tradicional el dinero que deberían haber destinado se habría disparado hasta los 120.000 euros. «Nosotros nos vamos a ahorrar un dinero porque muchas cosas las vamos a hacer nosotros, pero lo normal es que salga por algo más de 80.000 euros».

Mismo resultado. Este abaratamiento del coste final de la casa, no tiene nada que ver con la calidad. La vivienda tendrá una apariencia completamente similar a  cualquier otra, pero un coste notablemente inferior. Una vez que esté terminada, Ángel y Henar se convertirán en la primera pareja de toda la provincia vallisoletana en vivir en una casa fabricada a base de contenedores marítimos. «No hay ninguna en Valladolid, sí me han comentado algo en León, pero no aquí». Seguro que el esfuerzo y, sobre todo, la originalidad, merecerán la pena.