Alertan de la precariedad de las compañías de danza

Ical
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Las subvenciones públicas se han reducido en un 47% desde 2013 y solo el 17% de los ingresos proceden de ayudas

La Federación Estatal de Compañías y Empresas de Danza (FECED) alerta del aumento de la precariedad, la inestabilidad y la auto explotación que sufren las compañías independientes, según los resultados de 2017 del estudio que el Observatorio de Creación Independiente (OCI) realiza desde 2009 sobre la situación del sector y que permite evaluar el impacto de la crisis en este colectivo desde el inicio de la crisis.

La FECED presentó en la mañana de hoy los resultados de la investigación en el marco de la feria nacional de las artes escénicas Mercartes 2018, que celebra su séptima edición hasta el viernes en Valladolid. La directora del Observatorio, Fátima Anllo, fue la encargada de dar a conocer las conclusiones del estudio, donde han participado 33 compañías pertenecientes a las asociaciones integradas en este momento en FECED: la Asociación de Compañías de Danza ‘Emprendo Danza’; la Asociación Andaluza de Profesionales de la Danza (PAD) y la Asociación de Artistas del Movimiento de Canarias ‘Pie de Base’.

El diagnóstico de situación de las compañías independientes de danza correspondiente a 2017, junto con la evaluación global de los últimos 5 años (2013-2017), realizados por el Observatorio de Creación Independiente (OCI) para la FECED, “evidencia el panorama desolador al que tiene que hacer frente este colectivo”, ha asegurado Fátima Anllo.

Uno de los fenómenos más alarmantes surgido en los últimos años es la disolución de la constitución jurídica de las Compañías en tanto que organizaciones formalmente registradas. Así, vemos como compañías con largas trayectorias y de reconocido prestigio que habían venido desarrollando su actividad como sociedades limitadas, cooperativas, u otras formas organizativas, pasan a funcionar sin forma jurídica propia. Ceden por lo tanto su gestión y operativa a empresas de distribución y/o producción de artes escénicas que a partir de dicho momento contratará al personal artístico y técnico de forma eventual los días en que haya función y se ocuparán de la tramitación de subvenciones y resto de procesos administrativos.

Si en 2013 esta circunstancia alcanzaba al 33 por ciento de las compañías, en 2017 ya son el 35,5 por ciento las compañías sin configuración legal y cuyo funcionamiento está transferido a gestoras externas.

La disponibilidad de instalaciones estables y acondicionadas con el equipamiento necesario, esenciales para la producción y el ensayo de espectáculos de danza de calidad empeora en 2017. El 42 por ciento de las compañías no disponen de espacios estables de ensayo. Ello pone de manifiesto la presente dificultad de acceso a infraestructuras acondicionadas para la danza en España.

El número total de trabajadores por compañías aumenta ligeramente con respecto a 2013 (de 9,6 a 10,3 trabajadores por compañía) pero este incremento se acompaña de una enorme fragmentación y precariedad de los trabajos realizados. Hay mayor número de trabajadores, pero estos trabajan menos días. Los días contratados por trabajador se han reducido de 92 en 2013 hasta los 60 en 2017, una caída del 35 por ciento.

Simultáneamente, aumenta la inestabilidad de la contratación. Se reducen los contratos fijos (-6,4 por ciento) y los eventuales (-35,4 por ciento). Al mismo tiempo, se mantiene la proporción de contratación de autónomos y se registra hasta un 8 por ciento de colaboraciones sin retribución económica, mediante colaboración de voluntarios y becarios sin retribución.

En 2017, al contrario de lo que suele sostenerse sobre las fuentes de financiación de la danza independiente, a la que se acusa de subsistir prácticamente gracias a la percepción de ayudas y subvenciones, las compañías obtuvieron por sus propios medios el 82,1 por ciento de sus ingresos. El 80,4 por ciento gracias a la venta de sus productos y servicios y el 1,7 por ciento por patrocinios y aportaciones de terceros. Tan solo el 17,9 por ciento de sus ingresos proceden de subvenciones (el 8,7 por ciento proceden del Estado, el 7,3 por ciento de las comunidades autónomas, el 0,8 por ciento de diputaciones y el 1,1 por ciento de ayuntamientos).

Los ingresos anuales por compañía en 2017 (69.471 euros por compañía) confirman la falta de recuperación en un entorno dramático en el que desde 2009 las compañías han perdido el 81 por ciento de sus ingresos totales (en 2009 las compañías tenían unos ingresos medios de 364.663 euros por compañía).

Las ayudas y subvenciones, por el contrario, han decrecido de forma constante a lo largo de todo el periodo desde el comienzo de la crisis. La reducción global ha sido del 74,5 por ciento desde 2009 y del 47,5 por ciento desde 2013. Pero han sido las aportaciones de las comunidades autónomas las que se han visto afectadas en mayor medida, con una disminución del 81 por ciento desde 2009 y del 38 por ciento desde 2005.

Frente a este “contexto desolador”, la forma con la que las compañías han hecho frente a una contracción tan drástica de sus ingresos no ha sido disminuir su actividad, sino mantenerla. Si los ingresos se han reducido en un 80 por ciento, su actividad lo ha hecho tan solo un 3,7 por ciento desde 2009, llegando a aumentar un 4,2 por ciento en el último lustro.

En 2017 el salario medio por día trabajado en las compañías de danza independiente se situó en los 58,8 euros, pero debido a los pocos días de contratación anual por trabajador (60 días/año) el salario total anual ascendió a 3.520 euros anuales, lo que representa tan solo el 35,5 por ciento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) fijado para ese año.