El Papa, pacificador valiente

AGENCIAS
-

El Pontífice llega a la República Centroafricana, una visita considerada de alto riesgo por la volátil situación del territorio, marcada por el enfrentamiento entre cristianos y musulmanes

 
El Papa Francisco llegó ayer a la capital de República Centroafricana, Bangui, para iniciar la última etapa de la que ha sido su primera gira africana, en la que se considera una visita de alto riesgo por la volátil situación del país. De hecho, se trata del primer viaje del Santo Padre a una zona de combate marcada por el enfrentamiento entre cristianos y musulmanes, a los que mandó un mensaje de reconciliación y pidió «una gran paz», tras visitar un campo de refugiados desplazados por el conflicto interreligioso que azota a la antigua colonia francesa. 
«La paz sin amor, sin amistad, sin tolerancia, sin perdón, no es posible. Cada uno de nosotros debe hacer algo. Yo les deseo, a ustedes y a todos los centroafricanos, la armonía, una gran paz entre ustedes», señaló el Pontífice a los inmigrantes, que lo recibieron cantando y con carteles en los que se leía amor y alegría. Todos ellos viven a las afueras de la ciudad, en unas instalaciones que albergan a más de 7.000 personas. 
En su primer acto público, el Santo Padre habló en presencia de la presidenta interina, Cathérine Samba-Panza, y otros dignatarios, a los que llamó a la cohesión nacional. «La unidad se ha de vivir y construir teniendo en cuenta la maravillosa diversidad del mundo circundante, evitando la tentación de tener miedo de los demás, del que no nos es familiar, del que no pertenece a nuestro grupo étnico, a nuestras opciones políticas o a nuestra religión», señaló. «La unidad en la diversidad es un desafío constante», añadió al tiempo que se describía como un «peregrino de la paz». Además, Jorge Mario Bergoglio prometió que la Iglesia trabajará por la reconciliación en la República Centroafricana. 
 
Demonios. Por su parte, Samba-Panza consideró que la visita es «una bendición del cielo» que ayudará a derrotar «a los demonios de la división y la autodestrucción». 
«El Santo Padre no ha venido para los católicos, sino para todos los centroafricanos. Es una buena señal de reconciliación», aseveró Adji Tchakpabrede, un representante de la comunidad islámica. 
Según la ONU, la República Centroafricana es el tercer país más pobre del mundo. Desde 2013, se encuentra sumido en un conflicto entre milicias musulmanas y cristianas, después de que los rebeldes musulmanes Seleka destituyeran al presidente Francois Bozize. Miles de personas han muerto y un cuarto de los cinco millones de habitantes de esta nación han tenido que abandonar sus hogares a causa de la violencia. 
La visita es la más complicada de la gira papal, pues hay temor de que los extremistas intenten usar la presencia del Pontífice para generar más violencia. Pero Francisco no mostró temor y se trasladó en su habitual Papamóvil abierto, pese a que las autoridades le habían alertado de que no podrían garantizar su seguridad. 
Durante este viaje, las Fuerzas de Seguridad locales estarán apoyadas por 10.000 cascos azules de la ONU y tropas francesas. 
Bangui es la última escala del viaje africano del Santo Padre, que finaliza hoy. Antes visitó Kenia y Uganda en su undécima salida al extranjero desde su elección en marzo de 2013.