El Ayuntamiento rechaza acoger la Nochevieja Universitaria de Salamanca por ser «un macrobotellón»

Óscar Fraile
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La asociación de hosteleros también desconfía de un formato que ya rechazó hace tres años, cuando se lo propuso «una marca potente»

La Nochevieja Universitaria congrega a unas 50.000 personas. - Foto: David Arranz

«Ni lo hemos contemplado». Así de tajante se mostró ayer la concejala de Turismo, Mercedes Cantalapiedra, sobre la posibilidad de que Valladolid acoja la Nochevieja Universitaria que se viene celebrando en Salamanca desde hace diez años (a excepción de 2009). Algunos hosteleros de la capital han mantenido conversaciones con los organizadores después de que estos mostraran públicamente su deseo de cambiar de sede si no se solucionaban ciertos conflictos con el Ayuntamiento de Salamanca y con parte de los hosteleros de esa ciudad.


Aunque aún no se han producido contactos con el Ayuntamiento ni con la asociación de hosteleros, no parece que estos dos organismos estén muy dispuestos. Al menos en el formato actual. Aunque no cierra las puertas a escuchar cualquier propuesta, Cantalapiedra deja claro que el Ayuntamiento considera esta fiesta «un macrobotellón autorizado». No obstante, en el caso de que se produzca la propuesta, tendrá muy en cuenta lo que piense la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería (Apeh).


Y no parece que los hosteleros estén por la labor. Julián Gómez, responsable de la sección de bares musicales, aclara que, como empresarios, también están dispuestos a escuchar cualquier propuesta, pero ve «muy complicado» que pueda cristalizar. De hecho, hace tres años ya dijeron que no a una propuesta muy similar. «Nos la hizo una marca de bebidas muy potente, pero las condiciones eran inviables», recuerda. Gómez desconfía de la rentabilidad que puede tener una celebración de este tipo, pese a que en Salamanca congrega a cerca de 50.000 personas.

Por su parte, la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Valladolid (ARVA) también se mostró contraria a que esa fiesta se traslade a Valladolid. «El evento es una fiesta de estudiantes, y dicho así suena muy bien, pero lo que vemos después es que se convierte en un macrobotellón», asegura el presidente, Julián Rodríguez. Según él, es muy difícil «poner puertas al campo» cuando se junta tanta gente joven, respecto a la posibilidad de restringir el consumo de alcohol. «¿Quién nos dice que no puede haber intoxicaciones etílicas? Controlarlo es una utopía», resume. Rodríguez dice que «no tiene sentido que se potencia el consumo desmesurado de alcohol».