La 'fábrica' de Huerta del Rey

Manuel Belver
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La gran mayoría de los mejores jugadores españoles se han creado y criado deportivamente al amparo del BM Valladolid

Raúl González. - Foto: El Día

Raúl González, Pisonero, Juancho Pérez, Iñaki Malumbres, Iker Romero, Albert Rocas, David Davis, Chema Rodríguez, Roberto García Parrondo, Raúl Entrerríos, José Manuel Sierra, Óscar Perales, Fernando Hernández, José Ángel Delgado Ávila, Eduardo Gurbindo, Rubén Garabaya, Carlos Prieto, Mariano Ortega... Huerta del Rey ha visto pasar por su pista y por su Balonmano Valladolid a los mejores jugadores españoles de los últimos tiempos. Algunos aún en fase de crecimiento, otros ya casi consolidados, la mayoría perfeccionados.

Desde junio de 1991, fecha en la que se creó este Club Balonmano Valladolid, el equipo pucelano  ha disputado 671 partidos la Liga en Asobal, ganando 363, empatando 63 y perdiendo 245, convirtiéndose en el tercero mejor de España tras Barcelona y Ademar. Al amparo de sus cifras, de la magia del vetusto pabellón, del buen hacer de Juan Carlos Pastor fueron moldeándose estrellas de un deporte que en Valladolid -como lo fue en Ciudad Real, Pamplona, Santander, Eibar, Algeciras, Antequera...- lo fue todo.

El Balonmano Valladolid siempre ‘tiró’ de producto nacional. De hecho era muy raro ver a extranjeros en sus filas. Janos Szathmari y Zoran Tomic fueron de los primeros. Bozovic y Corzo, los últimos. Pero durante muchas temporadas ni un solo nombre foráneo aparecía en sus filas. Con Julio Fis volvieron a aparecer. Tras él llegó Dusko Milinovic y Eric Gull. Y luego Alen Muratovic, Rui Silva, Zikica Milosavlejic, Gregor Lorger, Nenad Bilbija, Havard Tvedten, Guillaume Joli, Tomas Svensson... muchos de ellos internacionales, algunos estrellas mediáticas, como Joli y Svensson.

El mejor balonmano se saboreaba en Valladolid. Era normal ver goleadas, el conjunto local era favorito en más del 80% de sus partidos en casa y sabía que podía quitarles la Liga a los favoritos, como Barcelona o Ciudad Real.

La diáspora de grandes nombres comenzó hace un par de años. Había que cambiar el chip aunque costaba. Los fichajes ya no eran pagando cláusulas sino buscando futuro. El balonmano español estaba inmerso en una crisis galopante, con cierre de clubes. Y el extranjero era el destino de los mejores representantes de este deporte, incluidos entrenadores como Juan Carlos Pastor.

El sufrimiento era palpable. El Balonmano Valladolid coqueteó con el descenso la temporada pasada y se dio de bruces con él en esta, en el estreno de un joven aunque preparado Nacho González.

La historia reciente la tenemos todos en la cabeza. No se olvida. Y menos ese 11 de junio de 2014, el día del adiós de un histórico.