Argentina se encuentra en «estado de emergencia». Así lo declaró ayer el presidente del país, Mauricio Macri, quien, para paliar la crisis económica que afronta la nación sudamericana, puso en marcha una política de ajuste que comenzó con la reducción del número de ministerios «a menos de la mitad» y el anuncio de un incremento de los aranceles a la exportación.

«En estos meses, se han desatado todas las tormentas juntas», lamentó el jefe del Ejecutivo, quien, no obstante, señaló que «no por eso vamos a perder todas las esperanzas».

El mandatario reconoció que que Gobierno ha sufrido una crisis de desconfianza y aspira a mejorar el rescate financiero que le otrogó hace pocos meses el Fondo Monetario Internacional (FMI), a pesar de que el peso lleva semanas depreciándose, lo que ha llevado al Ministerio de Economía a elevar un 60 por ciento los tipos de interés.

Así, detalló que se van a elevar los aranceles a las exportaciones, el «sector que tiene mayor capacidad para contribuir» a las finanzas nacionales tras la depreciación de la moneda. «Sabemos que es un impuesto malo, malísimo, pero es una emergencia y necesitamos su aporte», justificó.

Este impuesto será «transitorio», se aplicará en 2019 y 2020 y será de cuatro pesos por dolar exportado en actividades primarias y servicios y de tres para el resto.

Además, anunció una reducción drástica de su Gobierno, que de 22 miembros pasa a tener menos de la mitad, en un gesto de austeridad por la gravedad del momento, que a su juicio exige «compactar» su equipo más directo «para dar la respuesta más focalizada en la agenda que viene».

También admitió que, con la devaluación de la moneda nacional, «la pobreza va a crecer», por lo que adelantó que se realizará «un refuerzo» en las asignaciones sociales para los últimos dos meses del año y otras medidas que traten de paliar el impacto en los sectores más vulnerables.