Investigadores de la UVa consiguen identificar a las personas solo por sus movimientos

Óscar Fraile
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Cuatro profesores desarrollan un sistema con siete sensores que se colocan por el cuerpo para recoger datos que luego se procesan

Cuatro investigadores de la Universidad de Valladolid (UVa), tres del Departamento de Informática y uno del de Física Aplicada, han desarrollado una herramienta para identificar a las personas en función de sus movimientos. Se trata de un aparato equipado con siete sensores que se pueden intercambiar y son capaces de almacenar datos relacionados con la temperatura, la inercia y los movimientos, entre otras cosas.


De este modo, los sensores se pueden colocar en partes estratégicas del cuerpo, como las muñecas, las rodillas, la cadera, etcétera, para recoger toda esa información y crear un corpus (conjunto de datos) con el que trabajar. «Si lo hacemos con cien personas de diferente edad, sexo, constitución física, etcétera, podremos desarrollar todos los escenarios posibles», asegura Jesús Vegas, uno de los investigadores implicados en el proyecto.


La herramienta consta, básicamente, de tres partes con una terminología no apta para los menos avezados en electrónica e informática. Aparte de los citados sensores, el sistema está equipado con un Arduino, que es una plataforma de hardware libre basada en una placa con diferentes componentes que el usuario puede incorporar. El tercer elemento básico es una Raspberry Pi, otra pequeña placa que es un ordenador en sí. Aparte de la recogida de datos, este equipamiento permite comunicarse con otro ordenador para introducir los parámetros y datos vía web.


Pero todo esto no tendría sentido si no hubiese una meta a la que llegar. Una aplicación práctica. Los patrones de comportamiento permiten identificar a las personas; y sus variaciones, avisar de problemas. «Por ejemplo, si alguien tiene dolores o fiebre, va a modificar su forma de moverse, y nosotros podemos tener un sistema que monitorice cómo anda y determinar qué pasa», añade el profesor Vegas.


Según él, el sistema también tiene recorrido en la asistencia a personas mayores. «Si detectamos que un anciano que vive solo se levanta un día un poco más tarde de lo habitual, eso puede significar que está un poco más cansada, pero también que está enfermo, si observamos que hay una pauta que se repite», explica. Vegas tiene experiencia en este campo, puesto que ya participó en el desarrollo de una aplicación móvil que, mediante la tecnología GPS, permitía detectar cuándo una persona salía de un «circuito de confianza» previamente establecido. Muy importante, por ejemplo, para las personas que padecen Alzheimer.


Otra aplicación tiene que ver con lo que se denomina ‘entornos smart’. Una persona podría identificarse ante un edificio sin tener que teclear un código. «Una puerta puede detectar a una persona por el teléfono que lleve en el bolsillo y por el modo que tiene de andar cuando se acerca, y abrirse o no», dice Vegas, quien añade que «no es un sistema de máxima seguridad, sino de un control de acceso normal».

Evidentemente, todo esto es posible gracias a la miniaturización y universalización de la tecnología. Hoy casi todo el mundo lleva un ordenador en el bolsillo con su teléfono móvil y se ha avanzado en los dispositivos wareables, es decir, los que van incorporados en la ropa y los complementos.


Este Grupo de Investigación en Computación Pervasiva (Percomp) está formado por Jesús Vegas, Carmen Hernández y César Llamas (los tres del Departamento de Informática) y Manuel González (del Departamento de Física Aplicada). Todos llevan más de un año trabajando en un proyecto que, según Vegas, es propio de un doctorando, pero, ante la falta de recursos, estos profesores lo hacen en sus ratos libre. Y poniendo dinero de su bolsillo. De momento, unos 500 euros en total.


Una de las ventajas de la herramienta que están desarrollando a base de hardware y software libre es su bajo coste, que ronda los 200 euros, mucho menos que otros aparatos específicos para las aplicaciones antes comentadas.