Gran tarde de toros con 'El Juli' y José Garrido a hombros

Manuel Illana
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Para nada importó la larga duración del festejo, es más si hubiera sido más largo nada ni nadie se hubieran molestado. Cuando una tarde de feria saltan al ruedo seis ejemplares como los que ayer pisaron el ruedo del coso del Paseo de Zorrilla los espectadores manifiestan de muy distintas maneras su gozo y disfrute aplaudiendo con fuerza y sinceridad casi todo lo que en la plaza sucede. Tardes como la vivida ayer en Valladolid hacen falta muchas y más en estos momentos por los que atraviesa la Fiesta.

Decir pronto que los toros lidiados fueron los anunciados de El Pilar, ganadería salmantina que en estos momentos goza de buen prestigio como lo demuestra el hecho de ser una de las preferidas por las figuras del toreo. Ayer tuvimos la suerte y fortuna de ver el buen juego que los toros dieron prácticamente toda la tarde.

Feliz reencuentro de El Juli con esta plaza y fricción que tanto le ha echado de menos en los últimos años. El Juli viene a esta feria a triunfar con la verdad de su toreo, y ayer como tantas otras veces en temporadas anteriores lo consiguió. El Juli no puede olvidar que aquí en Valladolid fue su primera actuación de matador en plazas de segunda categoría después de su alternativa en suelo francés. A triunfar vino y lo consiguió cortando con fuerza las dos orejas del primer toro de su lote, en una faena que consiguió encendidos aplausos desde los lances capoteros hasta la estocada final. Sus primeras tandas con la mano derecha fueron el principio de lo que estaba por llegar. Toreó muy de verdad y con la entrega de siempre sobre las dos manos. Público expectante y aplaudiendo con fuerza, esos olés son de los que llegan de verdad. Preciosos adornos finales antes de de un espectacular volapié en la suerte natural. Por cierto al final de la faena sonó el pasodoble Roberto Domínguez que presenció el festejo desde un tendido de sombra. El triunfo de El Juli pudo ser todavía más redondo de no haber fallado a espadas en el segundo de su lote. Lo que son las cosas, la espada es uno de los fuertes del torero madrileño. Ayer falló a la hora de matar y la tarde no fue para El Juli lo redonda que tenía que haber sido y él quería.

José Mari Manzanares se quedó con las ganas de abrir también la Puerta Grande, no pudo ser porque en su primero tuvo que conformarse con saludar desde el tercio la fuerte y sincera ovación que le dedicó el respetable, después de una faena en los medios en la que la clase de su sentido toreo se manifestó en más de una ocasión. Muletazos los justos en tandas muy bien rematadas. Cortó con fuerza la oreja de su segundo después de una faena más que importante, toreando más despacio que la mar sobre todo con la mano derecha. Faena de gusto y sentimiento. Tardó en entrar a matar, el toro no se lo permitía, de pinchazo y casi entera. Sonó un aviso que no fue impedimento para cortar la oreja. Todos esperamos que esta tarde en su segundo paseíllo en la feria podamos ver a ese Manzanares que tantas tardes de gloria ha dejado en Valladolid.

Hacía su presentación en la plaza ese nuevo valor extremeño que es José Garrido. Sus ganas, deseos de triunfar haciendo las cosas con la verdad que imprime a sus actuaciones le dieron la oportunidad de que esta plaza le apunte entre uno de los más importantes nuevos valores. Tres largas cambiadas de rodillas fueron el saludo ante su primero brindado al público. Desde ese momento y hasta la soberbia estocada recetada al último de la tarde, todo su quehacer discurrió entre ovaciones. Valiente, entregado, haciendo las cosas por su sitio y muy torero. Este Garrido, José de nombre, apunta a esas metas tan difíciles de conseguir en este difícil mundo. Apunten su nombre y no lo olviden. Saludó desde el tercio en su primero y cortó con mucha fuerza las dos orejas del último. Mañana más, ¿será mejor? Si es parecida a la de ayer nos conformamos.