La selección española puso ayer pie y medio en los octavos de final del Mundial tras una sufrida victoria ante Irán que, tal y como se esperaba, planteó un partido ‘ultradefensivo’ que causó muchísimos problemas a la Roja, incapaz de superar la muralla del rival. Además, las pérdidas de balón de los hombres de Hierro a punto estuvieron de causar un disgusto en los minutos finales. A pesar de acabar el choque pidiendo la hora, la campeona del mundo sumó tres puntos vitales gracias a un gol de rebote de Diego Costa, con lo que comparte el liderato del Grupo B con Portugal, que horas antes había ganado su duelo ante Marruecos. Precisamente, España se jugará el próximo lunes el primer puesto en el encuentro ante la escuadra aluita, que ya está eliminada del torneo.

Desde el inicio, Irán hizo casi a la perfección lo que mejor sabe hacer: defender sin fisuras, perfectamente organizada, con una telaraña muy compleja de quebrar, lo intentasen los españoles cómo lo intentasen. Así, durante la primera mitad, nada le funcionó a una Roja que tuvo la posesión de manera tan abrumadora como infructuosa. Una y otra vez, se estrelló contra el sistema planteado por Queiroz.