La situación en el este de Ucrania, donde la violencia se recrudece por días entre las tropas nacionales y los separatistas prorrusos, preocupa seriamente a la comunidad internacional. Y, por eso, la OTAN anunció ayer que aumentará su presencia militar en la parte oriental de Europa, a modo de respuesta a la crisis que se vive en la exrepública soviética.
Así, el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, indicó que se enviará más material naval y aéreo y también soldados a varios de los países miembros del este continental para subrayar la garantía de seguridad que representa la organización. «De ser necesario, seguirán en las próximas semanas y meses otras medidas», añadió al respecto.
«Tendremos más aviones en el aire, más barcos en el agua y estaremos en un estado mayor de alerta en tierra», insistió.
Rasmussen destacó que se toman dichas acciones porque «son necesarias para garantizar la defensa colectiva y la disuasión», pero que, pese a ello, se espera que las conversaciones de hoy en Ginebra entre las partes «allanen el camino para una solución pacífica y política a la crisis».
Mientras, en Ucrania, la operación antiterrorista lanzada desde el Gobierno tuvo un giro inesperado, ya que al menos seis vehículos blindados de transporte de personal del Ejército desplegados en Slaviansk pasaron a manos de los activistas prorrusos, tal y como confirmó el Ministerio de Defensa de Kiev.
«Una columna ha sido bloqueada por una multitud de ciudadanos locales en Kramatorsk acompañados por miembros de los grupos terroristas rusos», explicó el departamento en un comunicado. «Como consecuencia del bloqueo, los extremistas se han incautado de sus equipos», añadió, antes de admitir que los vehículos se encuentran ahora en Slaviansk, escoltados por «personas con uniforme que no tienen relación con las Fuerzas Armadas del Kremlin».
Sin embargo, varios testigos, entre ellos periodistas internacionales, informaron de que los militares que habían llegado por la mañana a Slaviansk con los seis blindados y con la bandera de Rusia ondeando en uno de ellos son miembros del Ejército ucraniano, que han decidido desertar, cambiarse de bando y aliarse con los separatistas.
«Les encontramos en una plaza cerca de la estación. Un grupo de mujeres se rindió ante ellos y nosotros empezamos a gritarles que somos ciudadanos pacíficos que solo luchan por sus derechos y que no hay terroristas aquí», explicó un vecino de la zona. «No nos van a disparar», aseguró con tranquilidad.
Sin embargo, entre la población de esa ciudad reina el miedo y pocos se atreven a salir a la calle. La universidad, por ejemplo, permanece cerrada.
Mientras tanto, en Donetsk, hombres enmascarados tomaron sin violencia el concejo municipal, mientras en otras ciudades se formaron milicias civiles que anunciaron que apoyarán al Gobierno prooccidental de Kiev frente a los independentistas.
Por su lado, el primer ministro interino, Arseni Yatseniuk, volvió a lanzar duras acusaciones contra Rusia. «Además de petróleo y gas, Moscú también exporta terror a Ucrania», denunció el premier, que exigió al Kremlin que rechace las actividades de los separatistas de «actos terroristas». «Rusia debe reconocer como tal esas actividades en público y, después, retirar a sus grupos de sabotaje y espionaje», agregó.