La Junta permitirá los conciertos en los bares de copas desde enero

M. Rodríguez
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Se atiende así la petición del Ayuntamiento de Valladolid para que se modificara la Ley de Espectáculos Públicos que limitaba expresamente las actuaciones a las salas de conciertos

Los conciertos volverán a los bares de Valladolid. La Junta ya avanzó en febrero, tras una petición formal del Ayuntamiento, su buena predisposición para modificar la Ley de Espectáculos de Castilla y León para que los bares catalogados como especiales, los de copas, pudieran acoger conciertos. Un cambio que se conoció ayer, tras la reunión del Consejo de Gobierno, y que cierra la polémica que se vivió en la capital tras la suspensión de varios espectáculos en distintos locales.


Hasta ahora la normativa regional fijaba que en los «establecimientos e instalaciones permanentes, dedicados principalmente al servicio de bebidas al público para su consumo en el interior, que disponen de ambientación musical, en ningún caso podrán realizarse actuaciones en directo». Desde enero, según figura en el anteproyecto de Ley de Medidas Tributarias y de Financiación de las Entidades Locales, se suprime esta prohibición expresa. «Se recoge la sensibilidad del sector en Valladolid y se elimina esta limitación», según Fernando Salguero, director de la Agencia de Protección Civil.


La normativa actual limitaba la programación de conciertos a las salas de fiestas, y los monólogos a los café-teatro y los café-cantante, que entre otras condiciones deben contar con un escenario y camerinos. El resto de los bares debían pedir licencia para cualquier actuación en directo, un permiso que debía tramitarse con la «suficiente antelación» para que se pudiera realizar la «labor inspectora» y autorizar o no el evento.


Unas restricciones que propiciaron que, en enero y febrero de 2013, la Policía Municipal inspeccionara varios establecimientos como El Beluga, El Café Teatro, la sala Bitácora o el Tío Molonio, y suspendiera las actuaciones en directo. Según las denuncias los propietarios podian incurrir en una infracción calificada como muy grave, que podía conllevar multas de entre 30.001 euros y 600.000 euros; además de la suspensión o prohibición de la actividad por un tiempo máximo de tres años; la clausura del establecimiento por el mismo tiempo; la imposibilidad de organización de espectáculos públicos y actividades recreativas del mismo tipo también por un máximo de tres años o la incautación de los instrumentos, efectos o animales utilizados.


Esto motivo un aluvión de quejas por parte de los hosteleros y la creación de una plataforma por el arte en vivo en Valladolid, sorprendidos porque se actuara contra una «práctica habitual». Los representantes de estos colectivos se reunieron con la concejala de Cultura, Mercedes Cantalapiedra, que se comprometió a intermediar con la Junta porque el Consistorio no tiene competencias en esta materia.


Desde el Ayuntamiento se pidió que se abriera la mano y se permitiera que estos bares pudieran acoger conciertos de pequeño formato, siempre que cumplieran con los mínimos exigidos en materia de insonorización para evitar molestias a los vecinos. Una propuesta que se complementó con una instrucción municipal que avalaba la programación de espectáculos de microteatro  y monólogos, siempre que no se cobrara entrada y no se sobrepasase el aforo permitido en cada local.


«Desde el 1 de enero se podrá programar conciertos, siempre que los recintos no modifiquen las medidas de seguridad. Y cada Ayuntamiento debe posibilitar que se lleven a la práctica», anuncia Salguero. Una noticia que Mercedes Cantalapiedra acogió ayer con satisfacción. «Hay que recordar nuestra sensibilidad, y que el Ayuntamiento y la Junta hemos actuado siempre de acuerdo a la ley. Es una muy buena noticia para el mundo de la música», comenta la edil. Eso sí, Cantalapiedra criticó a los que «quisieron incendiar a los colectivos sociales con esta polémica».