Joaquín Díaz repasa la 'Historia de la moda en las colecciones de grabados españoles'

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La Sala de Exposiciones del Teatro Calderón acoge la muestra hasta el 26 de agosto

Joaquín Díaz repasa la ‘Historia de la moda en las colecciones de grabados españoles’

El etnógrafo zamorano Joaquín Díaz ha reunido medio centenar de grabados pertenecientes a los fondos de la Fundación que lleva su nombre y a coleccionistas privados para describir la ‘Historia de la moda en las colecciones de grabados españoles’. Ése es el título de la muestra que  abrió sus puertas en la Sala de Exposiciones del Teatro Calderón, donde podrá contemplarse hasta el próximo 26 de agosto el “reflejo social” de los usos y costumbres de la sociedad española a lo largo de los últimos siglos.

Según subrayó Díaz, el origen etimológico de la palabra moda alude a “la forma de ser, comportarse y vestir”, conceptos que con el paso del tiempo han quedado reducidos a esa última acepción, al reducirlo a la indumentaria y los complementos. “Los grabadores, que no siempre eran españoles, eran notarios de lo que veían, pero estaban condicionados por su editor o por su propio carácter de artista”, explicó el comisario de la muestra recalcando que “no siempre lo que veían se correspondía con la realidad”. En ese sentido, el zamorano ha encontrado en su labor de investigación reproducciones que estaban basadas en imágenes que no pertenecían a la misma época en que se realizó el grabado (“por la premura de las fechas de entregas no siempre se apoyaban en modelos del natural”, detalla).

La exposición propone un recorrido cronológico por la historia de la moda, desde finales del siglo XVI (con la reproducción de mapa y atlas geográficos que incluían entre sus páginas a personas ataviadas con trajes de la época) hasta 1939. Los grabados se completan con varios trajes (desde un vestido de novia realizado en París con tela marroquí para un matrimonio zamorano, hasta una capa con capillo o diversas camisas), además de ejemplares de libros originales o facsímiles, y paneles informativos sobre los usos y costumbres de cada época, que prestan especial atención a aspectos como las tradiciones del vestir en el medio rural (donde, en palabras de Díaz, las modas eran mucho más duraderas), el costumbrismo del siglo XIX o las vestimentas en ámbitos religiosos.

La muestra recoge ejemplos de las quince mejores colecciones de grabados de trajes realizados en España desde el siglo XVIII, e incluye auténticas “joyas de la corona” como un trabajo del pintor e ilustrador francés Pharamond Blanchard en el cual el artista incluye la anotación “Maja, este traje empieza a perderse” (algo que para Díaz demuestra que los grabadores no sólo eran testigos de las nuevas modas, sino de aquello que dejaba de serlo), y un libro inédito plegado en forma de Leporello (con las páginas en zigzag) que perteneció al Conde de Revedín, que recoge cincuenta litografías ejecutadas por Víctor Adam.

Imitación, curiosidad y belleza

Entre otros aspectos, Díaz estaba interesado en mostrar a través de la selección realizada para la exposición tanto la artesanía en la confección como el proceso imparable por el cual la industria textil fue asfixiando el trabajo manual. Además, entre las piezas se cuelan obras como una litografía realizada por Daniel Perea, uno de los grandes dibujantes del mundo del toreo en el siglo XIX, ya que “en las plazas de toros era donde más se podían ver los diferentes tipos de sombreros que se utilizaban en cada época”, en palabras del comisario.

“Es una pena no poder organizar con más frecuencia exposiciones como ésta, porque en la Fundación de forma permanente sólo mostramos un centenar de los 2.000 grabados que forman parte de nuestros fondos, y se trata de piezas que dicen mucho de la evolución social desde muchas perspectivas”, recalcó.

En la muestra, aparecen obras ambientas en provincias como Valladolid, Burgos, Segovia o Zamora, que reflejan las indumentarias de numerosas clases sociales (desde las más bajas hasta la vida en la Corte), de gremios como los peluqueros y los herreros. Ropajes bien diferentes en función de cada momento histórico que, para Díaz, están “muy condicionados por la imitación, la curiosidad y la belleza”.